Smalling y su propio equipo, y no necesariamente por este orden, volvieron a dejar serias dudas en otro domingo de liga inglesa. Traspasado el primer cuarto de campeonato, los problemas tácticos y el exiguo ritmo de puntos se van acercando entre sí, sin apenas despejar incógnitas y con la suerte de otro lado. Esta vez fue el Manchester City el que, con un nivel estándar de calidad individual e intensidad competitiva correcta, se llevó un derby flojo en sus primeros 38 minutos y desvirtuado hasta el final.
Rooney acompañó a Blind, perdiendo calidad cerca del área
Louis van Gaal, entre enésimos ensayos, suspiros y bajas por lesión y/o sanción, sigue apostando por Daley Blind en el pivote y Marouane Fellaini de interior diestro, con un Wayne Rooney que completó un centro del campo sin interacción, intensidad y fluidez. La conexión entre holandés e inglés buscaba un peldañoM. Fellaini, más que inadvertido en salida que el United perdía en 3/4, con un Fellaini que no tiene misión en el terreno, algo similar a lo que le está sucediendo al Fútbol Club Barcelona -Busquets/Blind, Fellaini/Rakitic, Rooney/Messi-. Aunque el City salió a buscar arriba a su rival, porque es lo que le pide el cuerpo a los equipos que enfrentan jugadores con tales carencias para elaborar, a los de Pellegrini les empezó a compensar replegar. La verdad es que les compensaba cualquier plan porque el United ahora mismo no lo tiene, pero por intensidad y estructura base, al City le valía esperar. Si un cambio de orientación de Rooney era bueno, Shaw fallaba en el control, si van Persie ganaba el juego directo, la acción no tenía continuidad. Colectivo sin brújula, jugadores sin confianza.
Otro tema es su línea defensiva, que desarbolada por ausencia de plan, es muy difícil que sobreviva por falta de calidad y perfiles especialistas. Un balón largo o despeje generaba descontrol, las bandas se desatendían y De Gea comenzaba a tener mucho trabajo. Ambas tarjetas amarillas vistas por Smalling son lo suficientemente significativas como para que la cuota de responsabilidad sólo sea individual, que en este caso lo fue en gran porcentaje. El City ya había tenido varias oportunidades, generadas por un Agüero que va sobrado, y un Milner que lució porque precisamente brilla en intensidad y energía, lo contrario que los de Louis. Tras la expulsión y ya en la segunda mitad, el City acumuló por lógica pelota e iniciativa. El gol parecía cuestión de tiempo. Obra del Kun. Cierto orgullo visitante provocó alguna parada de mérito de Hart, sin efecto en el marcador.
La zaga del ManU no parece tener demasiada solución
Esta vez fueron casi 40 minutos los que van Gaal deberá repasar, seguramente para corregirlo todo. No es fácil dilucidar los principios de juego del United, y los que quieren asomar lo hacen sin mimbres siquiera suficientes. Tiempo y gigante son dos términos que no se llevan demasiado bien, y si la ambición de van Gaal requiere del primero, los demás factores no están ayudando. Incluso el apodo, casi todo es débil en Old Trafford. Sin mucho a donde agarrarse es tiempo de elección: girar otra vez o seguir el rumbo elegido hasta divisar la tierra que el holandés tenga en mente.
Abel Rojas 3 noviembre, 2014
Más allá de lo de Smalling, que es el resumen individual de lo que es este Manchester United como colectividad por ahora -ojalá fiche un central en invierno-, a mí de verdad que lo que me parece desolador es el City. El City es un proyecto que en estos momentos debería gritar en cada partido que va a ganar la Copa de Europa, y es alucinante lo poco que transmite. Y eso que el Kun Agüero, como comenta Arroyo, sí está a esa altura.
Mientras está sano.