Una de las circunstancias que más estimulan del actual momento del Madrid radica en que su juego no está siendo en absoluto producto de la inspiración de sus hombres más mágicos. A excepción de Marcelo y Benzema, que sí están on-fire, ninguno de los otros parece atravesar ese momento celestial que se atisba insuperable y a la vez insostenible. De manera aislada, Modric tiene Granada, James el Clásico e Isco lo de Anfield, por ejemplo, pero por lo general, cuando estos jugadores intentan hacer algo imposible, su porcentaje de éxito no está siendo alto. El Real se basa en su equilibrio colectivo, en cuánto lo disfrutan y en que sus cracks, cuando están secos, siguen comprendiendo bien cómo funciona este deporte.
El once del Liverpool no era nada malo, pero saltó sin confianza.
Varane y Ramos, muy sobradosAyer, al contrario que en Inglaterra, el Liverpool no hizo mucho por ganar. Brendan Rodgers rotó e, ignorando a Kolo y Borini, expuso un once bastante sugerente, pero a sus pupilos se les notó la poca confianza y rindieron por debajo de su potencial. Hasta que el Madrid aminoró la marcha, se mostraron asustadizos y, en casos como los de Can o Markovic, que eran los molones, incluso paralizados. Contra un rival tan apagado, el Madrid tiró de rutina y volvió a demostrar que sus circuitos están más que lubricados. Kroos siempre dispuso de líneas de pase abiertas y generó fluidez, con Modric de abrillantador y, paralelamente, basurero. Abrillantador porque, cuando recibía con calidad, aceleraba y creaba jugada de gol; y basurero porque era en quien acababan las jugadas mejor defendidas por los reds. Protegía el balón, eliminaba la presión y se seguía jugando. Dicho esto, como se apuntó, Marcelo y Benzema fueron las estrellas. Sobre todo el francés, que volvió a esgrimir un repertorio sin análisis. Como lo que se acaba de explicar de Modric, pero más bonito, mucho más arriba y, por lo tanto, incluso muchísimo más productivo. Además, como era martes, por supuesto marcó gol.
Isco y Cristiano Ronaldo, sin puntería pero dominantes.
Pero quizá el tema más interesante del partido giró alrededor de Isco y Cristiano. Con James, fueron los menos entonados del Bernabéu. Lo del colombiano fue por incomparecencia, como en Granada, se le vio aislado; lo de Isco y Ronaldo, porque casi cada vez que intentaron lo desequilibrante, fuera pase, centro, regate o chut, fallaron. Pero el Real jugó un primer tiempo notable, entre otras cosas, por ellos. De hecho, lo del español, por instantes, fue tremendo. Quizá harto de hacerle las coberturas a Marcelo -al brasileño se le da la mano y te arranca el brazo-, tomó más iniciativa a la hora de moverse y ocupó mucho más espacio del habitual. Si normalmente es el punto de referencia en el carril izquierdo, en esta ocasión flotó por todo el campo, sirviendo de apoyo para todos y acrecentando las posibilidades de juego. Como su passing-game es ideal hasta cuando su varita no chispea, su actividad solo daba saldo positivo. Además, se le percibía mejoría recibiendo de espaldas. Suele tener el fallo de querer girar siempre (lo cual le lleva a perderla), y anoche, si recibía de espaldas, descargaba de primeras, se reposicionaba para crear una línea de pase diagonal y mejoraba la continuidad. En cuanto a Ronaldo, más allá de su cuota de disparos, que en un mundo robótico sería exagerada pero en el de los humanos no porque él la necesita, se limitó a jugó perfectamente, como hace en nueve de cada 10 partidos. Incluso haciendo constar que la segunda parte del Madrid careció de intensidad y que por lo tanto fue discreta, solo la inspiración Mignolet (!) permitió a Gerrard, Coutinho y Sterling saltar al campo con el marcador vivo.
arkhadi 5 noviembre, 2014
Yo también noté a Isco abarcando más terreno, incluso alguna vez recibiendo en derecha cuando hasta ahora como había leido por aquí su patrón de movimiento vertical era amplio pero en horizontal solía mantenerse en el margen izquierdo. Fue una circunstancia que me llamo la atención en el partido por ser poco habitual en él.