Durante la mayor parte del encuentro, el Almería jugó mejor que el Barcelona. Sin relativizar, sin pasar por el filtro de la diferencia presupuestaria o la expectativa previa. Los chicos de Francisco atacaron con cierta continuidad y apenas sufrieron en defensa. Lo hicieron siguiendo un plan que no pareció nada brillante, ni en su concepción ni en su aplicación, pero que, al menos, era un plan.
Al Almería se le vio muy cómodoSu posición de partida se asemejaba a un 4-3-3 con Verza de pivote, Thomas y Azeez de interiores, Soriano de «falso 9″ y Thievy y Zongo como balas. Al ser cuatro de estos seis unas bestias físicas llenas de ímpetu y vacías de poso táctico, el dibujo perdía rápidamente su orden original y pasaba a ser una masa amorfa pero espesa que se situaba entre Leo Messi y el portero Rubén. Con esto y sin asumir riesgos en la salida desde atrás, el Almería en defensa iba sobrado. Algún follón armó Leo, pero aislado.
Soriano, Thievy y Zongo jugaron a placer, y respondieron.
A la hora de atacar, los andaluces fueron muy directos. Pese a que la transición defensiva del Barça invita a contraatacar por raso y mucho, el Almería no confiaba en la técnica de su medular. Se la saltaba y buscaba por alto a Soriano, que dominó en la tarea tanto a Busquets como a Mascherano. Solo Bartra le aguantó el tipo en esas acciones. Contra quienes no lo hizo fue contra Zongo y Thievy, que jugaron a placer. No vamos a reincidir en las importantes limitaciones defensivas de hombres como Marc o Sergio porque es una constante en todos los partidos del Barça que además se prolongará sin remedio a menos que Piqué recupere la forma y la titularidad. Ningún futbolista de Luis Enrique es capaz de crearle una ventaja defensiva a un compañero porque ninguno tiene una calidad posicional acorde al listón que se le presupone a un club como este. Mascherano, por su velocidad, hace de salvavidas, pero, como central, tampoco dispone del nivel táctico suficiente para dar coherencia a una retaguardia. Este hecho tiene la gravedad que tiene, y es mucha. En Primera División, hay que irse al Córdoba o al Rayo Vallecano para encontrarse un sistema defensivo que no sea mejor que el del FC Barcelona de hoy. Zongo o Thievy no se verán en otra igual.
El centro del campo del Barça volvió a carecer de importancia.
En lo referido a las posesiones del Barça, el análisis se complica. Hubo situaciones de partido que no pudieron ser producto de la mente de un técnico, y no queda otra que suponer que se debieron a la confusión que en estos momentos asola al grupo. Un ejemplo fue ver a Busquets entre Mascherano y Bartra en la salida desde atrás cuando el Almería estaba presionándola con uno o ninguno. Se provocaba una situación de 3×1 o una de 3×0 en la que, para colmo, ninguno de los implicados se prestaba para ordenar nada. La aplicación del concepto, fuera éste el que fuese, era tan mala que no fue posible averiguar de qué concepto se trataba. Intentarlo entraría dentro de una elucubración poco rigurosa. El remedio fue el de siempre, Messi, que estaba vez no solo ocupó posición de interior derecho, sino que, durante bastantes minutos, llegó a recibir en la zona de un lateral, por detrás del propio Busquets. El choque de Leo fue tosco, feo, plano, poco brillante. Pero a su vez, soberbio y dominante. Hizo por sí mismo el trabajo que le corresponde a un equipo entero: llevar el balón hasta arriba y, encima, desequilibrar. En este sentido, el Barcelona recordó mucho a la Sub-21 de Celades. Y cuando Suárez, que fue suplente, calentó motores, allá por la mitad de la segunda mitad, Messi encontró un aliado dentro del área que le permitió la remontada. A esas alturas, ya sin Soriano ni Thievy, y con sus suplentes superados por Mascherano, el Almería no sudo responder. 1-2 y parón internacional. Más no podía pedir Luis Enrique.
BdeB 9 noviembre, 2014
Es asombroso, después del partido contra el Ajax todos mis amigos aficionados al FCB y yo pensábamos que no se podía jugar peor y Luis Enrique ayer nos regalo otra "maravilla" táctica. Creo que a día de hoy no hay ningún equipo de primera división de las grandes ligas peor trabajado tácticamente.