Pocos días después de la sonada goleada que le propinó el Bayern Munich a la Roma de Rudi Garcia, los de Guardiola debían visitar el Borussia Park para enfrentarse al segundo clasificado de la Bundesliga. El Borussia Mönchengladbach de Lucien Favre ha destacado esta temporada gracias a un bloque defensivo impenetrable. No han perdido ningún partido en lo que va del curso y venían de vencer 5-0 al Apollon en la Europa League. Puestas esas condiciones, el trámite del partido fue el esperado: el Bayern monopolizando el balón mientras el equipo local esperaba y trataba de lanzar contras. Lo sorpresivo fue el desarrollo del partido, favorable al equipo blanco.
El B. Mönchengladbach se ha destacado por su férrea defensa
El Bayern volvió a ser fiel a sí mismo y cambió nuevamente de cara a este partido. Guardiola no parece encontrar la tecla y su equipo muta semana a semana buscando el santo grial.Guardiola volvió a cambiar el sistema Esta vez, sin Robben, los bávaros saltaron al campo con un 4-4-2 en rombo con Alonso y Götze en el eje vertical y Lahm y Alaba a los lados. Arriba, Lewandowski hizo dupla con Müller entretanto las bandas eran ocupadas en su integridad por los laterales, Rafinha y Bernat, con alguna caída esporádica de los puntas. El inicio fue prometedor con Alaba como agitador desde su posición de interior izquierdo ayudando a superar líneas y a establecer a su equipo arriba. Los de Pep no creaban situaciones claras, pero sí dominaban el encuentro llevando el balón a las inmediaciones del área rival y recuperando el cuero muy rápido con una presión muy intensa. Sin embargo, con el pasar de los minutos se hizo notorio que se trataba de un control más efectista que efectivo. La doble línea de cuatro que plantaba el Gladbach nunca era superada y la única vía de profundidad bávaro era los pases largos sobre la banda de Alaba y Alonso para los delanteros. Ni Götze no lograba trazar una línea de pase diáfana por detrás de los mediocentros ni la circulación azulgrana lograba desordenar el impecable muro de los de Favre, que pasaron a dominar el encuentro.
Dicho dominio estaba basado en una defensa perfectamente ejecutada. El 4-4-2 lineal por el que apuesta el equipo del occidente germano se mueve como una única voluntad. Los once futbolistas actúan en coalición y con las líneas muy juntas, dificultando la recepción entre renglones de cualquiera de sus rivales. Salvo contados minutos al final de la primera parte, el Gladbach sólo hacia sombra a la salida del balón del Bayern, con uno de sus dos puntas yendo por el central que poseía el balón mientras el otro referenciaba a Xabi Alonso. Los extremos se igualaban con los laterales y la pareja de mediocentros, Kramer y Xhaka, se ponía a mitad de camino entre Götze y los interiores, prestos a presionar una vez el balón alcanzara la mitad del campo. Con movimientos de presión muy intensos y coordinados cerraban cualquier opción de pase por dentro, obligando a que el balón fuese a las bandas donde rápidamente ahogaban a unos nada autosuficientes Bernat y Rafinha. El líder era un Kramer imperial en las ayudas y vital para que una vez recuperaban el balón la presión del contrario no fuese exitosa. El Bayern perdió fuelle y calidad en la pérdida y ahí llegaron los contraataques orquestados por los extremos. Sólo la excelente actuación de Neuer evitó que el Gladbach se fuese por delante en el marcador.
El partido de Kramer fue buenísimo en defensa
La segunda parte una una continuación de la dinámica con la que terminó la primera. El Bayern incapaz de girar el paredón que puso su rival en la mitad del campo y con el Borussia filtrando ocasiones desde el contraataque. A los veinte minutos, Guardiola dio entrada a Ribery por Rafinha, pasando a jugar con una especie de 2-3-3-2 cuando tenían el balón, pues el mediocampo mantenía su forma y Bernat y el francés se sumaban como extremos, que se convertía en el 4-4-2 en rombo cuando no lo tenían con Ribery haciendo las veces de interior derecho. Ni con la entrada del galo lograron crear peligro y todos sus ataques terminaban con centros al área. La entrada de Pizarro fue la rendición de Pep a la superioridad de su rival, mas los centrales también estuvieron impolutos a la hora de despejar los envíos aéreos. Al final, los líderes de la Bundesliga terminaron el partido esperando por más tiempo, superados y salvados por la brillantez de su portero, incapaces de superar el muro de Kramer.
Titi 27 octubre, 2014
El verano que viene huele a que se ira a un grande