El Ludogorets es un equipo con energía y cierta capacidad de contraataque que está en la Champions porque lo merece, pero jugaba contra el Madrid y eso es decir mucho. En un día de cero intensidad ofensiva y gran dejadez en defensa, típico de los viajes otoñales a países exóticos descubiertos por el Proyecto Platini, el Real creó ocasiones para golear porque ese es su mínimo.
Varane volvió a sobresalirDesde que Ancelotti medio-recuperase a sus centrales para la causa, su grupo emite más o menos las mismas vibraciones que el año pasado a partir de enero. Resulta algo discontinuo y adolece de algún desequilibrio táctico, lo que a veces le hace lucir como un equipo menos bueno de lo que debería ser, pero a efectos prácticos es muy duro. Mucho. Su orden no es perfecto pero les ordena -nadie va por su cuenta-, y casi todas sus demarcaciones están ocupadas por tipos que están entre los (muy) mejores de Europa. Ayer no dio más que eso. Y ganó bien.
Ramos, Marcelo, Modric y Bale jugaron a medio gas… o menos.
Yendo a lo concreto, la dificultad que le planteó el Ludogorets fueron las llegadas por banda izquierda del español Abalo y el desdoble de Espinho, el interior zurdo, ambos aprovechando que Modric parecía ausente y que Bale, que jugó como volante derecho, corre poco cuando se trata de bajar. Como los ataques búlgaros siempre eran a la contra y Gareth no suele retornar, que Ancelotti optase por un 4-4-2 en lugar de por un 4-3-3 no supuso mucha ayuda para Arbeloa, aunque Álvaro cuajase una buena actuación. Él y Varane fueron dos de las fortalezas, en sus casos en defensa, cubriendo a los dos ex-Spurs. En lo referente a la creación, Isco, que está que vuela, tomó el mando. Con Chicharito de «9», el intercambio de posiciones arriba es menor y peor, e Isco encuentra menos paredes para combinar, así que tiró de acciones más personales y verticales para marcar la diferencia. Regate y asistencia, sobre todo. No es que no articulase la posesión, que es algo que ya parece ser responsabilidad suya hasta cuando juega Toni Kroos; estuvo omnipresente como siempre, pero sus pases en la sala de máquinas no creaban tantas ventajas como en otros partidos porque el dinamismo colectivo no le seguía. Benzema, que entró en el 67, sí agilizó la delantera. Y metió el gol de la victoria. Lo de Karim, sus goles, la Liga y la Champions es de Expediente X.
Abel Rojas 2 octubre, 2014
Me gustó en la Europa League del año pasado y me ha gustado este en Champions, aunque más en Anfield que ayer. Creo, creo, que el Ludo no se irá sin puntuar de la competición.