El Málaga de Javi Gracia se convirtió en el primer equipo en restar puntos al Barça gracias a un buen plan y, sobre todo, a una ejecución notable del mismo. La idea ya la presentó Mendilibar el pasado domingo a pesar del 0-5 que terminó sufriendo: regalar las bandas, estrechar el sistema y adelantar líneas parece rebajar algún punto el ritmo del ataque culé, que es su mayor aval y para lo que Luis Enrique ha diseñado este sistema, digamos, beta.
Camacho jugó un gran partidoGracia metió a sus once hombres en su propia mitad pero moderadamente lejos de Kameni. Es decir, el Málaga esperaba en su campo pero dentro de éste no regalaba un metro. Se ordenó sobre un 4-4-1-1 que tendió a ser asimétrico porque el Barça usaba cada flanco de manera distinta. El hombre clave de su izquierda fue Alba, así que Castillejo y Darder, volante y pivote derechos, jugaron abiertos; en el otro lado, el jefe era Messi, que se mueve en posiciones mucho más interiores, y eso cerró tanto a Juanpi como a Camacho. La actitud de los cuatro medios de Gracia era tensa y propietaria. No se contentaban con evitar el paso del Barça, sino que si un culé se acercaba a ellos, trataban de expulsarlo. Un buen día de Iniesta o Messi en el regate hubiera diluido este plan malaguista, era el antídoto, pero no se dio.
El Barça no pudo chutar entre palos. Leo solo lo intentó dos veces.
El principal problema que tenía el Barça era que cada vez que Leo recibía la pelota, encontraba de siete a ocho defensores entre él y el arco, y como ni Rakitic ni Iniesta juegan entre líneas en este sistema de Luis Enrique, la inferioridad numérica de Neymar y Pedro por dentro hacía difícil que éstos recibieran. Así pues, todo intento de ataque se producía por fuera, lo cual es mala noticia. Por un lado, porque eso obliga a Alba, uno de los culés menos dotados, a realizar el toque decisivo; por el otro, porque es muy difícil que este Barça afronte un centro con ventaja táctica en el área, ya que sus interiores nunca entran al remate directo. Harto de esta situación condenada al 0-0 si no mediaba una genialidad impropia de lo que se veía, Messi cambió sus movimientos e hizo más de «falso 9″. Al perder Camacho y Juanpi la referencia fija que era el argentino delante de ellos, el Málaga se desestabilizó algo. La movilidad vertical de Leo dio paso a los mejores minutos del Barça. Tampoco es que fueran demasiado productivos. El rédito fue una ocasión y porque precisamente en esa jugada Messi sí logró eliminar dos rivales regateando. Sería la única.
Nordin Amrabat, que jugó de «9», fue el crack del segundo periodo.
El segundo tiempo, sin desnivelarse en demasía, se tiñó más de blanquiazul. El Málaga había tenido ventaja individual con Amrabat desde el minuto 1; indistintamente, el marroquí sometía a cualquiera de los defensas de Luis Enrique en manos a manos. Más a Bartra, a quien ni Alba ni Iniesta protegían y para el que el fornido trasero del punta fue una señal de STOP. Si Gracia le acercaba amigos, iban a crear ocasiones. Y así fue. Amrabat abandonó sus quehaceres en defensa, ganó frescura y compañía. Este guion se remarcaría luego con los cambios, pues sobre todo Luis Alberto tuvo buen impacto, y justo cuando el Málaga parecía tan valiente que estaba dejando la puerta abierta para un posible contraataque culé, Neymar, gris, salió del campo y el Barça se quedó con Messi como único crack capaz de crear algo en transición. Rakitic volvía a estar demasiado abierto para ello e Iniesta, que sí gozó de alguna ventaja jugosa, no supo aprovecharse. Leo tiró de épica e intentó el par de trucos que suele guardarse para el final, pero el Málaga lo controló perfectamente y el resultado final fue de empate a cero.
Peter Sword 25 septiembre, 2014
Gran análisis (como siempre).
Personalmente, el sistema del Barca no me convence como sistema "abre-latas" (sí me convence en otros escenarios). Creo que lo de ayer le va a pasar más veces y va a depender de alguna genialidad que abra el marcador y, por tanto, al equipo contrario. Lo bueno es que el Barca tiene un montón de genios, así que ganará muchos partidos.
Me pasaba algo parecido al Madrid del año pasado. No terminaba de convencerme su sistema para equipos encerrados, pero al final la calidad de sus jugadores marcaba la diferencia. Este año, con las rotaciones posicionales del tridente ofensivo creo que sí se ha hecho un avance en este sentido. ¿No creéis que el Barca, para este tipo de encuentros, necesita algo así?