El año de la Liga número 10 fue aquél en el que Simeone y Diego Costa se fundieron y crearon un monstruo que fue un ataque entero. No puede concebirse el éxito colectivo sin loar a su gran estrella porque en la autosuficiencia de este animal se basó la idea común. Es decir, el hecho de que Costa fuese capaz de sacar al equipo desde atrás por si mismo, de lanzar contragolpes sin ayuda y de, en definitiva, poder marcar gol atacando solo dio margen a su entrenador para diseñar un sistema de juego en el que jamás se asumió un riesgo innecesario. Un conjunto tiende a desnudarse o a partirse cuando va hacia arriba con demasiados, y la bestia hispano-brasileña erradicó la necesidad de hacerlo. No fue que Koke o Arda nunca pisaran el área rival, sino que jamás la pisaron imprudentemente porque no les hacía falta para ilusionarse con ganar. Costa facilitó pensar y actuar de forma ultra conservadora; permitió jugar con ese plus de cautela que repele el error en el deporte donde más se falla. Por eso el gol rojiblanco alcanzó un peso, un valor, que no se veía desde el Inter de la Triple Corona. Por Diego, el Atlético de Madrid pudo ser el equipo que menos ventajas regaló a sus contrarios. Y, por Costa, casi nunca se quedó sin marcar su golito. Ante su inevitable pérdida, el vigente campeón de España se ha rehecho como los clubes serios: no ha buscado al jugador más parecido de los disponibles, sino al que en su opinión era el mejor, Mario Mandzukic. Con el croata en punta, sin duda deberá descolgar más piezas para crear peligro, lo que le costará debilitar un poco su retaguardia y sufrir más ocasiones de las que Courtois afrontó durante el curso pasado; pero también hay una cara «A»: Mandzukic no ha llegado sin amigos. Se le ha provisto de una colección de atacantes a su medida que, potencialmente, mejora el juego estático de la temporada anterior. Ahora le toca a Simeone demostrar que también sabe marcar la diferencia diseñando sistemas ofensivos. Contará con Alessio Cerci, un italiano con licencia para driblar.
Lo que Giampiero Ventura, técnico del Torino, le pedía a Cerci eran, básicamente, jugadas individuales.
El Torino de A. Cerci era un equipo de repliegue y contraataque los 90 minPara profundizar en Cerci lo primero es presentar al Torino FC de Giampiero Ventura, un conjunto que, como tantos otros de la Serie A, se posicionaba sobre un 5-3-2 y cuya marca de estilo era radicalmente defensiva. Rehuía de la posesión de la pelota cada vez que dependía de su decisión (promedió un 39%), replegaba hasta su propia frontal y buscaba salir al contraataque con su rápida dupla de delanteros. Ésta estaba conformada por Ciro Immobile y por el propio Alessio, que ahora nos ocupa. Para terminar de definir su contexto, conste en acta que Ciro es un ariete bastante incompleto cuyos únicos movimientos notables se dan hacia el espacio, y que con el balón controlado apenas destaca por su conducción rectilínea -sin obstáculos a regatear- y por su fuerte disparo a portería. O sea, ni es un «9» capaz de apoyar al centro del campo ni posee recursos asociativos para combinar con su pareja. En tan reduccionista marco ofensivo, valorar la capacidad global de Cerci se hace muy difícil. Por ejemplo no se le ha visto ningún tipo de juego entre líneas y por consiguiente tampoco se le ha testado talento para ver y trazar un último pase como los de Arda Turan o Koke, pero, ¿los darían éstos en el Torino 2013? Del mismo palo, como pasador en general sus registros fueron bastante pobres, completaba 20 tristes pases por tarde, pero es que el Torino en total no llegaba a los 350. Así pues, se insiste y se pide comprensión: sería prematuro afirmar que Cerci no domina determinadas acciones porque su equipo no colaboraba demasiado en que su crack las realizase. Parece más prudente esgrimir que, de momento, no podemos concluir que sí tenga esos recursos. También que no tiene la calidad extra para mostrarlos sin viento a favor. Ahí sí llegamos. Ni estamos ante un Iniesta recibiendo entre líneas ni ante un Özil sirviendo goles.
Contraatacando se siente más cómodo desmarcándose y finalizando que conduciendo y pasando.
Lo que el Torino FC sí le permitió exhibir y él exhibió fueron aspectos relacionados con las jugadas de naturaleza individual. El Calcio es un poco así, hay muchos equipos que liberan de trabajos defensivos a sus estrellas y luego les piden que resuelvan de manera personal. Cerci respondía a la demanda con volumen (13 goles + 10 asistencias) y variabilidad. Empezando por las situaciones de contraataque, que eran las más habituales, cabe destacar que se ofrecía más desmarcándose al espacio que dirigiendo la conducción o ejerciendo de lanzador, aunque es más o menos capaz de las dos cosas. En lo referido al desmarque a la espalda de la defensa, mejora cuanto más largos sean los recorridos, porque es en las grandes distancias donde desenrolla sus piernas y saca metros a sus marcas. Dicho esto, y reiterando su eficiencia, al nivel de velocidad y lectura de un Griezmann, por mencionar a uno de sus nuevos compañeros, no llega en este menester. Ante el portero, por cierto, sí se presenta como un definidor muy por encima de la media. Alterna pases a la red perfectamente tocados con regates al cancerbero muy sobrados. Siendo su pareja teórica Mario Mandzukic, que es excelente como hombre boya y habilitando con peinadas o descargas a los velocistas de la segunda línea, este perfil de Cerci se atisba muy complementario. Si deparamos más en su faceta como conductor, hay que concretar que ésta solo se da cuando Alessio recibe cerca de la banda derecha, que es su zona favorita -en realidad es mucho más extremo que segundo punta-. Arrancando desde ahí es capaz de tirar la diagonal con un notable dominio del balón y aunque, como apuntamos, no se prodiga en las asistencias por dentro sí que suele tener bastante atino para atraer rivales hacia él y encontrar con su dulce zurda a quien entra solo por la banda izquierda. Por descontado, también puede finalizar él mismo haciendo la típica jugada de Robben. No obstante, enfatizamos, su gran aportación en esta fase del juego durante su estancia en Turín fue la ruptura a la espalda de la zaga. O sea, una de las acciones que mejor completan el fútbol de Mandzukic.
En ataque estático, Cerci destaca por su uno contra uno, tanto en diagonal como hacia la línea de fondo.
El pase de la muerte es una jugada muy común en el juego de CerciY arribamos a lo bueno. Donde Cerci debe suponer un añadido determinante para el Atlético de Madrid es en el ataque posicional. De la mano del italiano, Simeone recupera aquel rol que perdió cuando a Adrián se le acabó la magia y que Villa solo pudo rellenar a cuentagotas a causa de su edad: el crack con capacidad para generar fútbol de cara a portería. Griezmann, hasta que el proceso de adaptación al Calderón le ha frenado circunstancialmente, mejoraba a pasos agigantados también en esta faceta, pero no es un especialista, y Alessio sí lo es, aunque no se asemeje a ninguno de los ex-asturianos del Atleti. Cerci responde con más simpleza que ellos pero con tanta o más efectividad. Su repertorio multiplica su valía en zonas exteriores, sobre todo en su amada banda derecha, desde donde mezcla la mencionada diagonal de Robben -sin la calidad del tulipán pero a un nivel muy competitivo- con la salida hacia fuera para ganar línea de fondo y centrar. Esta jugada en particular está llamada a derribar muros en la Liga BBVA. Cerci carece de la explosividad de Juanfran y tampoco atesora la perfecta técnica de Arda Turan, pero su particular regate triunfa con frecuencia. Su lenguaje corporal, sin ser para nada idéntico, se da un aire al del también ex-colchonero Solari, en el sentido de que su centro de gravedad es alto, sus piernas demasiado largas para un driblador y su éxito, así como su estética, notable. Cerci será el pase de la muerte en un equipo cuyo delantero centro necesita alimentarse del mismo. Es único en la plantilla.
Defensivamente, Cerci sufriría si tuviera que jugar de mediocampistaToca preguntarse ahora cómo encaja este espécimen en el sistema del Atlético. Recapitulando, Cerci es un extremo moderno de los que prefieren jugar a pie cambiado que destaca por su habilidad para completar jugadas individuales y conseguir profundidad. Defensivamente viene de no hacer demasiado y en cuanto a ayudas para su centro del campo a la hora de organizar el juego tampoco hubo noticias. Visto así, como interior en el 4-4-2 habitual supondría un cambio drástico. No se parece a lo que suele ocupar esas demarcaciones. En principio parecería más probable verlo arriba con Mandzukic, adquiriendo el tic de cerrarse para defender –y contraatacar– y de abrirse hacia el costado durante los ataques estáticos. Haciendo un repaso de los posibles interiores derechos que podrían secundarle en su lado, quizá el más apropiado sería Raúl García. Por una parte, el doble factor aéreo que suponen Mario y Raúl daría a Cerci multitud de chances para correr tanto al espacio como contra un solo marcador, porque ya sabemos que cuando Mario y Raúl saltan no solo ganan, sino que dejan fuera de la jugada a quien salta con ellos. También hay que contrastar que el gran déficit del nuevo internacional, que es su irregular técnica, no mermaría a Cerci, pues no es un futbolista que necesite apoyarse en otros para avanzar. Del mismo modo, García cargaría el área más que otros para empujar los pases de la muerte de Alessio. Dicho esto, Arda es un as. En dos tardes inspiradas enamora al italiano y le presenta incluso una versión nueva y mejorada de si mismo. La táctica no es el centro del fútbol. El centro del fútbol es el futbolista y Arda es de los geniales.
En resumen, Cerci potencia la faceta donde más margen de mejora tiene el Atlético: el ataque estático.
En el párrafo de cierre debe incluirse una reflexión que puede dar juego a lo largo de la temporada. Si el Atlético de Madrid fuese un proyecto nuevo, un grupo de jugadores sin forma de equipo, la mayoría de nosotros apostaría a que el dibujo que terminaría sacando lo mejor de la plantilla sería el 4-3-3. Sabemos que no es un esquema prioritario para Simeone porque, a grandes rasgos y sin que se tome al pie de la letra, suele favorecer situaciones asociativas y dificultar las defensas estáticas en campo propio; pero nadie se atrevería a negar que un centro del campo con Tiago de mediocentro y Koke y Gabi de interiores y una delantera con, de izquierda a derecha, Griezmann, Mandzukic y Cerci suena de lo más estimulante. Esto, que es más una anécdota que una información práctica, conecta con lo que a fin de cuentas viene a ser este curso para el Cholo. Sin Diego Costa, para generar un caudal ofensivo acreedor de títulos deberá atacar con más piezas que el año pasado, asumiendo el precio defensivo que eso podría suponer; pero con Griezmann, Cerci, Jiménez y Mandzukic, sus posibilidades en fases de ataque organizado se han multiplicado. Diego Pablo Simeone ha demostrado liderazgo, reflejos y calidad para construir fuertes en defensa. Ahora y en principio, para mantener la competitividad que le dio la Liga BBVA, tendrá que demostrar lo único que le falta: talento para diseñar ataques estáticos fluidos. Hay quien dice que es lo más difícil, pero también es posible que fuese justo lo que necesitaba el Atlético de Madrid. 365 días más jugando al oscuro 1-0 podría haber causado agobio. Y los cambios refrescan.
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Referencias:
David De la Peña, de «Letras y Fútbol»
Sergio Santomé, de «Marcador Internacional»
Kundera 12 septiembre, 2014
Da la sensación de que el Atlético se ha hecho con un abanico de opciones ofensivas de muchísima calidad, pero que el plan perfecto del año pasado difícilmente sea repetible. Eso no significa que el Atlético dejará de ser el equipo que es, mas algo de movimiento hacia otro lado habrá. El año pasado la plantilla pareció incluso corta. Este año no tendrá esos problemas y, vaya, tiene mucho gol. Madzukic, Cerci, Antonia, Jiménez es mucho gol y de muchas formas. Habrá que reintentar rutinas y demás, pero creo que el Atlético va a volver a tener potencial para estar arriba toda la temporada. Y, bueno, en Champions ya sabemos que es una putada para cualquier cruzarse con ellos ^^.