Brasil 2014 ha sido una de las Copas del Mundo más esperadas de la historia. Tenía muchos alicientes, tanto actuales como históricos, que debían hacer del mes de competición un recuerdo imborrable para el aficionado al fútbol. Y, en cierta medida, con sus más y sus menos, así ha sido. Fue el Mundial de la igualdad, de las prórrogas, de las remontadas, del regreso de las defensas de cinco, de la evolución en la portería, del colapso de los equipos de posesión, del 7-1 de Alemania a Brasil, del fracaso de la Italia del toque… Y mucho más. De todo esto, a modo de resumen y última página de este Mundial, charlamos con Chema R. Bravo, quien contextualizó todo lo sucedido desde una perspectiva histórica.
– Así como balance general, Chema, ¿qué te ha parecido el Mundial? Sobre todo en contraposición con las Copas del Mundo más recientes. Se tiene a Sudáfrica 2010, por ejemplo, como una de las menos entretenidas a nivel de espectáculo, así que supongo que por ahí el contraste es bastante obvio…
En efecto. Desde mi punto de vista, que yo haya vivido, ha sido el mejor Mundial en términos globales. Sí que es cierto que ha habido dos partes muy diferenciadas: una primera fase de grupos de mucho nivel y, luego, una segunda con los cruces en los cuales, como es natural, se extremaron las precauciones, se minimizaron riesgos, los partidos fueron igualados y todo ello, claro, empobrece un poco la vistosidad o la posible espectacularidad. Si hacemos un balance en retrospectiva, podríamos decir que los grupos los dominaron los futbolistas más de ataque, más creativos, más franquicia digamos, pero en los cruces, donde bajaron los registros como decimos, han sido los futbolistas posicionales, de alto nivel táctico y con buenos conceptos defensivos. Es como si hubiéramos tenido dos mundiales muy diferenciados. Así que, resumiendo un poco, podríamos darle un sobresaliente a la primera fase y un notable a los cruces, lo que nos dejaría un notable alto general que, incluso, podría rozar el sobresaliente según diversos aspectos. Sobre todo porque, aunque en la fase final no se han visto partidos tan espectaculares, los octavos y los cuartos de final fueron de una igualdad extrema.
– De hecho, Chema, este Mundial ha igualado el récord de prórrogas de Italia 90 con 8 en 16 partidos. Un dato que, unido al tema de que las grandes goleadas se dieron entre superpotencias, habla de la igualdad que hemos vivido durante un mes de competición.
Es que el nivel competitivo ha sido muy alto. El nivel de juego, digamos, en pureza técnica, en deslumbramiento creativo o en jugadores desequilibrantes no ha sido así, pero la igualdad competitiva a mí me ha parecido alucinante. Hay partidos que no han sido muy brillantes, pero en términos de emoción han sido brutales. Por ejemplo, el Estados Unidos – Bélgica me pareció un partido tremendo. El México – Holanda más de lo mismo. Y los dos partidos con prórroga de Costa Rica, que son para guardar y que permanecerán en la retina de todos los aficionados que han disfrutado de este Mundial. Estos partidos tuvieron un ritmo diferente a los de los grupos, donde vimos muchos goles, muchas sorpresas, muchas remontadas, grandes desenlaces y, además, mucha diversidad táctica, pero también fueron muy emocionantes.
– Sobre el tema de la diversidad táctica que has comentado, me parece muy interesante como las selecciones con menos posibilidades no sólo lo han hecho muy bien, sino que lo han logrado con diferentes ideas. Selecciones como Costa Rica, Argelia, Australia o, incluso Irán no se parecen demasiado. Del repliegue iraní a la defensa adelantada tica hay un mundo, por no hablar del juego alegre de los socceros…
Creo que es el Mundial que confirma la globalidad competitiva. Ha ocurrido que, históricamente, hemos tenido el dominio de Europa y de dos o tres selecciones sudamericanas. En los últimos 20 o 25 años veíamos que esto iba cambiando, que irrumpía África o incluso Asia, que Australia en la época de Guus Hiddink parecía pedir un hueco, que Estados Unidos iba creciendo, que México siempre estaba ahí… Pero esta vez, en este Mundial de Brasil, todo esto se ha uniformado mucho más. No podemos hablar de una Europa en decadencia, porque a fin de cuentas ha ganado el Mundial y ha tenido una gran selección como Holanda, pero sí que hemos tenido síntomas claros de que el planeta se está igualando y, sobre todo, las confederaciones.
Digamos que, a lo largo de la historia, la jerarquía en el fútbol de selecciones podía dibujarse en forma de pirámide, ¿no? Teníamos dos o tres selecciones históricas (Brasil, Alemania e Italia) que suman más de la mitad de los mundiales, luego estaba el segundo nivel, el tercer nivel… y así bajando en una estructura piramidal cada vez juntando a más equipos. Ahora yo creo que esa figura la representa mejor una campana. Hay más en la cúspide, donde ya puedes meter a otros países como España, el siguiente nivel también se ha ampliado y, lo que era la parte de abajo, las selecciones más modestas, han ido subiendo escalafones. Yo creo que esta lectura es una de las lecciones que deja Brasil 2014, aunque haya que ver si se sostiene en el tiempo. Pero bueno, es que hay países como Estados Unidos que han demostrado una madurez brutal en el juego. Hay un salto de calidad global.
– Entrando ya en lo meramente táctico, diría que un aspecto que sí ha sido común es cómo la tendencia de la posesión ha tenido una respuesta bastante clara… pese al triunfo de Alemania. Primero, porque los equipos que querían y, sobre todo, necesitaban tener el balón se contaban con los dedos de una mano. Y, segundo, porque la mayoría de equipos han demostrado estar muy cómodos sin la posesión. Hay un dato que para mí no es nada circunstancial y es que, de los cinco equipos que más pases han intentado por noventa minutos, sólo Alemania pasó la fase de grupos.
Si Sudáfrica fue la consolidación de un modelo de juego basado en la posesión, culminado con el triunfo de España, la cuál aglutinaba mucho control del juego a través cuidar y proteger el balón, en este Mundial creo que se ha consolidado la corriente alternativa que, quizás, a nivel de clubes representan José Mourinho o Jürgen Klopp. Se ha visto como los modelos de posesión han expresado síntomas claros de agotamiento.
– Es que antes decías que en la primera fase habían brillado los delanteros, representados un poco por Messi, y en los cruces los futbolistas con más rigor táctico, a su vez simbolizados en la figura de Mascherano, pero en ningún momento hemos visto ataques colectivos que hayan brillado con luz propia. Al principio, porque los equipos demostraron ese agotamiento dependiendo mucho de sus estrellas y, al final, porque el torneo volteó su inercia hacia correr menos riesgos.
Tienes razón. Salvo Alemania, ninguna selección ha tenido una continuidad creativa y atacante. Y ni siquiera Alemania la tuvo hasta que se reseteó. El paradigma de todo esto que comentas es Argentina. Es una selección que me ha parecido que ha ido de farol en todo el Mundial. Al menos, a mí me ha dejado esa sensación. Sabella tuvo tal obsesión por equilibrar el equipo desde el punto de vista defensivo, sabiendo el potencial que tenía arriba, que ha terminado por descompensarlo en favor de la defensa. Las virtudes de Argentina se han concentrado tanto atrás, que adelante jugadores como Messi han quedado desconectados en lo creativo. Pero bueno, Sabella ya dijo antes del Mundial que le valía ganar «medio gol a cero», que es una declaración de intenciones absolutamente «neobilardista». En general, incluso llegando a la final y habiendo conseguido armar un equipo muy reconocible con una identidad clara, creo que representa cómo a muchas selecciones les ha faltado cosas con balón.
– Si vamos más allá, hay otro aspecto muy llamativo: el regreso de las defensas con tres centrales. Cada una ha tenido una forma (Costa Rica, México, Holanda, Chile…), pero por lo general, como te he visto comentar en Twitter, ésta no era una medida defensiva, sino ofensiva. Y esto es muy interesante.
Totalmente. A mí me pareció demencial como la Holanda de Louis van Gaal fue capaz de achicar, jugando al fuera de juego, con una línea de cinco. Es complicadísimo. Yo recuerdo cómo Luis Aragonés decía que «achicar con una línea de cinco pertenecía al terreno de las quimeras». Y Holanda lo ha hecho perfectamente. Como dices, no interpreto las defensas de cinco como un recurso protector, sino como una solución para atacar modelos de posesión. Lo hemos visto con esta Holanda, con Chile o con Costa Rica, las cuales dosificaban la posesión, atraían a los rivales y reaccionaban atacando las espaldas del equipo atacante. Siempre, por reduccionismo, se suele pensar que las defensas de cinco son una medida defensiva, por simple acumulación de hombres, pero en este Mundial hemos visto que te permiten otras cosas. No son sólo números, sino también intenciones y actitudes.
– En este sentido, Chema, recuerdo tu artículo al principio del Mundial en el que comentabas cómo cada 20 años había ido evolucionando el fútbol. ¿Esta reinterpretación de las defensas de cinco puede ser parte de ese cambio? Aunque sea como aspecto simbólico o como aperitivo, vaya.
Puede ser, puede ser. Es muy pronto. Hay un aspecto que hay que matizar en este sentido, y es que los modelos cambian casi siempre con el respaldo de un triunfo. Si Holanda hubiera ganado el Mundial con cinco defensas, ahí tendríamos un patrón ganador sobre el que partir, ¿no? Pero al final no ha sido así. No sé qué pasará, puede ser lo que comentas tú, que las defensas de cinco puedan tener una nueva juventud. Estos análisis hay que hacerlos mirando hacia atrás en vez de hacia adelante. En cuatro años, antes de hablar del Mundial de Rusia, quizás observamos que ha cambiado esta tendencia. Pero bueno, en general creo que el caso de la Holanda de Louis van Gaal fue muy circunstancial. Fue más una respuesta a sus jugadores y a la dinámica de la competición que una libre elección. Con Chile y México sí que es cierto que, desde Bielsa y La Volpe más Márquez, están asumidos como parte de su identidad. Y con Costa Rica el caso sí que es más interesante, porque ha sido la gran sorpresa del Mundial y se ha ido del mismo sin perder teniendo, en teoría, muy poquito.
– No sé si podemos decir que el equipo de Jorge Luis Pinto ha sido la selección que más se ha parecido a un club en esta edición de la Copa del Mundo, que es un concepto del que hemos hablado mucho en 38 Ecos. No sólo superó las expectativas como pocos países lo han hecho en la historia, sino que lo hicieron con fundamento. Cada triunfo tiene su explicación futbolística.
Es que el tema de parecerse a un club es una ventaja obvia, ¿no? Antes del Mundial, por ejemplo, hablábamos de cómo Alemania era todo lo contrario, que tenía la selección pero no tenía el equipo. En el lado contrario ha estado Holanda, que ha sido otro equipo como Costa Rica, mostrándose muy repetitiva con los jugadores utilizados y teniendo muy clara la idea que desarrollaban. Centrándonos en el trabajo de Jorge Luis Pinto, diría que ha sido espectacular. Han demostrado cómo con una idea definida, un gran trabajo técnico y el buen hacer de sus futbolistas, todo es posible en un torneo corto. Desde el primer partido, con esa segunda parte ante Uruguay, se veían unos mecanismos, unas ayudas y unos sistemas de coberturas increíbles. Se notaba la mano del entrenador. Era pura artesanía. Y veías la respuesta de los jugadores, que habían asimilado perfectamente los conceptos de Pinto. Yo creo que la evolución del torneo les ha puesto en un lugar merecido. Llegaron a cuartos sin que nadie les regalara nada y, para mí, de hecho, han completado una de la proezas de la historia de los mundiales cargándose a Italia, Uruguay e Inglaterra en aquel grupo tan complicado.
– Tocando un aspecto más concreto, esta Copa del Mundo también ha sido la de los porteros. Keylor Navas, Guillermo Ochoa, Raïs M’Bolhi, Tim Howard… y Manuel Neuer. Hemos visto grandes actuaciones, pero es la figura de Neuer la que más invita a la reflexión. Su labor con balón y al espacio de la defensa hablan de cómo el portero ya no es un ente independiente del resto. Aunque sólo haya un gran ejemplo, el portero alemán parece representar otro paso en la evolución de este puesto.
A mí me hablabas antes de los legados tácticos que puede dejar este Mundial, y yo creo que éste es uno. Clarísimo. Esta tendencia ya venía, sobre todo, desde Pep Guardiola con Víctor Valdés. Porque ya no es sólo pedir jugar bien con el pie, es administrar los espacios e interpretar el juego como si fueses un líbero. En Brasil, con Neuer parece haber nacido la figura del portero-líbero. No sólo fue lo del día de Argelia, que fue alucinante, sino durante todos los cruces. En la misma final mostró dominar el juego desde la portería con y sin balón. Por primera vez, por propio derecho, podemos hablar de que un equipo tiene once jugadores de campo. Lo de Manuel Neuer ha sido una exhibición absoluta. Es increíble como ha dominado los últimos treinta metros de su equipo.
Ha habido muy buenos porteros, como has comentado, en su labor tradicional de parar y defender, pero este Mundial, en este sentido, es un poco especial porque afianza el papel estratégico de los porteros. Y su uso. Porque me hablas de Neuer, pero también está «la solución Krul». El movimiento de van Gaal. Hay que ver si crea precedentes para el futuro, ¿no? Quién te dice que en la próxima Champions, en octavos, no veamos a un Mourinho guardándose un cambio para la tanda de penaltis. O a Pep. O a quien sea. Creo que esto del uso estratégico de los porteros, junto a la desaparición de los extremos, es uno de los aspectos que sí que pueden marcar tendencia de cara al futuro.
– Justamente te iba a hablar del tema de los jugadores de banda. Porque no es que ya no haya extremos, que ya sabemos que hace tiempo que se acabó lo del 4-4-2 noventero, sino que en este Mundial casi no ha habido jugadores partiendo desde fuera. Sean delanteros, interiores o lo que sean, vaya. Recordando el tema del 5-3-2 que hemos hablado antes, leía un análisis muy interesante que llamaba a interpretar los dibujos de forma horizontal y no vertical. En este caso, mirando cuántos jugadores ocupan cada carril, nos dábamos cuenta de cómo en muchos equipos cada carril lo ocupaba un sólo jugador, el lateral, y por dentro se acumulaban el resto de futbolistas.
Exacto. Fíjate, con los análisis horizontales de los sistemas tácticos que has comentado, te das cuenta de cómo se ha llegado al punto de que en Chile las bandas las ocupaban los dos delanteros (Vargas y Alexis). Tenían mucha libertad, pero partían desde fuera. Pero sí, lo que has comentado, los extremos han desaparecido. Los laterales se han estirado mucho más, tanto en los dibujos con cinco atrás como con cuatro, y algunos extremos tradicionales como Robben, al que hemos visto explotar a lo bestia con una continuidad nunca vista, han terminado jugando casi siempre por dentro. O Alexis Sánchez, que con libertad hemos visto que es mucho más que un extremo. Así que sí, creo que va a ser interesante observar cómo evoluciona esta posición. Cómo desaparece el mediocampista de banda o hacia donde va este rol, porque me llama bastante la atención cómo se ha interiorizado mucho el juego. Todo esto comenzó poniendo a los extremos a banda cambiada, pero no sabemos cómo acabará.
– Estamos hablando del Mundial de Brasil 2014 en clave trascendencia general, tanto a nivel competitivo como táctico, pero también me interesa hablar de cómo quedan cuatro escenarios bastantes concretos tras esta cita. Comenzamos con África, que me habías comentado que querías hablar de ella en esta charla y, personalmente, no sé por donde vas a lanzar los tiros. En mi opinión, sin que suene a tópico, creo que en esta Copa del Mundo hemos visto la mayoría de aspectos negativos y positivos que reúne el fútbol africano. Es cómo si no terminaran de dar el paso.
En el fútbol siempre ha faltado el tercer continente. O la tercera confederación, mejor dicho. Desde Italia 1990 parecía que África iba a ocupar ese lugar e, incluso, se anunciaba de que íbamos a tener un campeón del mundo africano más pronto que tarde. Y yo creo que ha pasado todo lo contrario. Pienso que el fútbol africano está perdiendo una fuerza tremenda. Para empezar, la que para mí ha sido la selección que más me ha entusiasmado, yo no la considero ni una selección africana. Es norteafricana, pero tenía a 15 futbolistas nacidos y criados en el fútbol francés. No es lo mismo. Territorialmente es africana, pero su espíritu es europeo. Continuando, es doloroso ver lo de Costa de Marfil, que ha desaprovechado una generación alucinante en términos individuales, o como Camerún tiene esa tendencia hacia la autodestrucción que parece no tener fin. Ghana pareció marcar otro patrón en Sudáfrica 2010 y ha competido bien en el grupo más complicado, pero ha terminado de forma parecida.
Aún así, me gustaría quedarme con un aspecto de Nigeria: el banquillo. Ahí está Stephen Keshi. Un africano entrenando a una selección africana que, diría que por primera vez, ha sido capaz de dotar a un combinado de identidad y competitividad. Ya lo vimos en la anterior Copa África, de hecho. No era un equipo de una gran vistosidad ni nivel técnico, pero era muy difícil hincarle el diente. Estaba muy bien ordenada en defensa, por ejemplo. Y me parece muy interesante este hecho. Hay que ver cómo evoluciona, pero es obvio que nadie mejor que un entrenador africano para comprender las circunstancias históricas, los contextos sociales actuales y los rasgos nacionales de cada país, para así actuar en consecuencia y potenciar lo eminentemente futbolístico. Por eso lo de Keshi me parece que merece mención. Quizás es el kilómetro cero.
– El siguiente escenario es el más obvio: Brasil. Estos días se ha conocido la dimisión de Luiz Felipe Scolari, pero vamos más allá. ¿En qué momento histórico se encuentra Brasil ahora mismo? En Ecos hemos hablado mucho de todo lo que pasó antes y lo que sucedió después del Maracanazo, y la sensación es que el fútbol brasileño necesita algo. No sé el qué, pero que sí necesita hacer cambios.
Personalmente, creo que es la peor Brasil de la historia. Lo que ha sucedido es peor que lo que sucedió en Maracaná en 1950. Entonces Brasil perdió un Mundial que pudo ganar, perdió una final, perdió un partido de fútbol, pero es que en esta Copa del Mundo se han dejado algo más. La sacudida histórica que esto puede presentar… es todavía pronto para medirla. A ver, Brasil cambió hace mucho tiempo. No cambia en Sarria, para mí, siempre sin ánimo de pontificar. Brasil descubre el mundo en Alemania 74 en los partidos ante Holanda y Polonia. Ahí descubre Europa, descubre cómo se juega con presión, cómo se juega a ritmos altos, cómo las posiciones comienzan a ser universales, cómo aparece la zona… Digamos que ahí Brasil comienza a cambiar. Porque Brasil, ante todo, siempre ha querido ganar. Eso es lo que aprendió del «Maracanazo». Y se demostró en los siguientes mundiales.
A partir del 74, cambia el perfil de los entrenadores totalmente. Sí que es cierto que apareció Telê Santana, pero fue un paréntesis dentro de una tendencia que luego se confirmó en Italia 90 con Lazaroni, que convirtió a la selección brasileña en un equipo especulativo y con líbero. Y así sucesivamente en los siguientes mundiales como con los cuatro centrocampistas en Estados Unidos 94. Todos los entrenadores han sido puro teóricos y preparadores físicos de formación. Así, Brasil fue cambiando. ¿Qué va a pasar ahora? Lo primero es que la indigestión va a durar un tiempo. La solución es cambiar de raíz los problemas formativos de Brasil. Hay un momento, que Tostao ha citado como clave más de una vez, en torno a 1994, en el que los ojeadores de categorías inferiores destierran al centrocampista técnico y creativo en favor de futbolistas más fuertes y con más rigor táctico. Creo que lo del 7-1 y el desenlace trágico que ha tenido Brasil en este Mundial, en cierta medida, es una consecuencia de todo esto. Tarde o temprano parecía que podía llegar.
– Otro fútbol con mucha miga es el italiano. Personalmente pienso que la Italia de Prandelli hizo una muy buena labor y que el Calcio se está renovando, quizás no en cuanto a estilo pero sí en cuanto a color e imagen, pero ahora han tenido un buen descalabro y es cuando se hace todavía más hincapié en que es un país con un estilo muy arraigado que no tiene que ver sólo con lo futbolístico, sino también con lo sociocultural e histórico. Ahora, sin Prandelli, el gran nombre que suena es Roberto Mancini, pero aunque no fuera él el elegido, todo lo que parece que puede suceder da la sensación de que deja estos años en una mera anécdota histórica dentro del contexto Italia.
De momento, ha quedado como eso desde luego. Ha quedado como un intento inconcreto de cambiar las cosas. Como bien has comentado, Prandelli impuso la semilla de una posible revolución, con todas las precauciones con las que hay que tomar esta palabra. Su primer partido en Mundial fue lo que fue, jugando de forma sensacional ante Inglaterra. Se intuía que Italia podía cambiar, pero yo creo que el propio Prandelli nunca ha estado muy convencido de lo que estaba haciendo. Ya antes de la Eurocopa de 2012 no lo estaba. Luego le salió bien, pero digamos que ha sido un poco víctima del país que entrena ante la resistencia al cambio que representa Italia, que es tremendo. Y, al final, el segundo partido ante Costa Rica, yo creo que colapsa a Prandelli y lo sume en una nube de dudas que le hace meterse en un callejón sin salida, lo que termina pagando ante Uruguay. Podríamos decir que ha sido un intento de cambiar las cosas, pero de una forma tan contenida que, dentro de un contexto tan particular y resistente, al final se ha terminado pillando los dedos.
– Todo lo contrario a Alemania. Y no creo que sea una mera cuestión de resultado. Decías cuando hablábamos de las defensas de cinco que la victoria siempre legitima en cierta medida los cambios, pero es que en el país teutón estos no han sido puntuales. Löw no ha sido Prandelli. No ha sido un protagonista aislado. Como comentaba en 38Ecos, para mí Löw sólo es la punta de un iceberg que nació hace ya varios años y que ha llevado a una transformación estructural del fútbol alemán. Un cambio en cierta parte de forma consecuente con el cambio que también dio el país, que ha ido desde el fútbol base al fútbol de clubes pasando por todas las etapas clave en la formación de un futbolista. Se puede decir que han ido todos a una, y que en Brasil han comenzado a recolectar los frutos.
Exacto. Alemania le ha dado continuidad a un cambio y, en el caso de la selección absoluta, ha sido Löw quien ha redondeado esa evolución como seleccionador. Y esta victoria es la consolidación. Podríamos decir que esta evolución arrancó en 2004, después del fracaso en la Eurocopa de Portugal. Alemania venía de tener varias selecciones mediocres. Técnicamente era un despropósito. No tenían ya ni ese gen alemán. En 2002 tuvieron el canto del cisne, pero Alemania decide cambiar. Y cambia todo. Centros formativos, estructuras de liga, los protagonistas, se crea una red de entrenadores de alto nivel… Alemania pega un volantazo tremendo y, por fin, ha tenido su premio con el campeonato del mundo.
Como has comentado, el cambio sociocultural que Alemania experimenta en los últimos tiempos ha cambiado todo y, al final, tenemos una Alemania con jugadores muy técnicos que han contribuido a crear un idioma futbolístico con esos rasgos. Siempre manteniendo los de competitividad extrema y de energía que han tenido históricamente, claro. Así se ha creado una mezcla, dando la nueva Alemania y un nuevo Campeonato del Mundo. Todo bajo Löw. Hace un mes estábamos hablando de que estaba totalmente atado de pies y manos, que no sabíamos por donde iba a salir, pero al final se ha ido adaptando a la dinámica del torneo de tal manera que, bueno, ha conseguido ganar cuando él decidió volver a ser Löw. Yo creo que él tenía idealizada una idea de juego, no sé si por efecto contagio de lo que estaba siendo el Bayern de Pep, pero hasta que no coge y retrocede a 2010, el equipo no dio buenas sensaciones. Y, a fin de cuentas, creo que ha terminado jugando como quería: con un nueve de verdad como Klose, que siempre ha potenciado a Thomas Müller.
Así se cierra el círculo. Y de forma brillante. Porque Alemania no sólo ha ganado el Mundial, sino que ha dejado la semifinal más tremenda, histórica y bestial que ha tenido una Copa del Mundo. El 1-7 a Brasil… es que… casi significa otra Copa del Mundo. Alemania se va de este mes con dos Mundiales. Ahora, cuando empiece el desfile del trofeo por Alemania, deberían llevar una foto del once que le metió siete a Brasil en su casa para colgarla encima de la Copa. Porque esto pesa casi tanto como la propia Copa del Mundo. Y todo comenzó, en realidad, hace diez años.
–
Referencias:
twitter.com/Chemaerrebravo
A. Rodriguez 16 julio, 2014
Entiendo que hayan pocos registros del "efecto Krul". Sobre todo a este nivel. Pero para mi no fue algo nuevo. El FC Nürnberg de Meier de la 2006- 2007 ganó la copa alemana cambiando al portero en 1 o 2 partidos antes de la final para los penales. En el último partido incluso se reservó el último cambio hasta un gol tardío en el tiempo extra.
El mérito de van Gaal es lanzarse ese cambio en cuartos de final de la copa del mundo. De esas locuras como meter a van Buyten por Luca Toni en los últimos 10 minutos y ganar el partido con gol del belga. Pero deben haber mas precedentes como el de Meier.