«No quiero que cambies ahora que estás aquí». Una de esas frases que un entrenador dice sin ser preguntado por ello. Una puntada con hilo. Nacidos para encontrarse, Jose Mourinho y Diego Costa inician una nueva etapa en el renovado Chelsea 2014/2015. Enérgico(s), inconformista(s) y competitivo(s), Costa llega para ser él mismo en un equipo que durante toda la temporada pasada pedía a gritos un referente así. Y no solamente por cómo juegan Chelsea y Diego y su evidente compatibilidad, sino por un tema de personalidades. El Chelsea necesitaba de su ‘9’ un carácter oportuno e idílico; un momento deportivo y personal concreto.
Mourinho lo ficha, entre otras cosas, por su momento personal
A principios del curso pasado, después de la Supercopa ante el Bayern, Mourinho decidió ceder a Lukaku por excesiva juventud, paraEl chelsea no tuvo delantero quedarse con Samuel Eto’o, Fernando Torres y Demba Ba, tres delanteros que representaban todo lo contrario. Por pura calidad en el caso del francés y cuestión de tiempo en el del camerunés y español, el Chelsea se quedó ciego de cara a puerta. Estos dos últimos, de mayor relieve y renombre, apenas representaron una amenaza real en los momentos más importantes. Incapaces de fabricarse jugadas de imponencia física cerca o lejos del marco rival, el Chelsea resultaba frustrante eligiera a quien eligiera. Una sensación de impotencia reflejada por el momento deportivo de ambos: sus mejores días fueron rojos y blaugranas. Ese estado de necesidad y voluntad que presenta Costa, en un punto físico y anímico plenos, es lo que marca la diferencia. El de Lagarto ha de jugar aún sus mejores partidos. Y lo hará en este Chelsea 2.0 con energía intacta.
Futbolísticamente pocos delanteros más apropiados para los pensamientos y gustos de su entrenador. De entrada, Diego Costa ha conseguido una notable regularidad tanto en juego como en cifras, fruto de una competitividad cercana a la de los mejores jugadores del mundo; faceta que está definiendo este siglo: ser bueno todos los días es lo que se le exige al crack de hoy. Si algo comparten el Atlético de Simeone y los equipos de Mourinho es que tienen por norma jugar fases de partido de ritmo muy alto, en otras muchas ceden la pelota y los metros, y cuando son ellos los que la tienen y el rival se pertrecha, intentan progresar por banda o generar situaciones en las que el rival se abra, con jugadas rápidas o sorpresivas que hagan aparecer espacios y 1×1. Ahí Costa es un modelo a seguir. Profundo, insistente y productivo a muchos metros de portería, algo que sus socios más bajitos agradecerán enormemente -Cesc será su Koke-. Costa da mucho más que quita.
La definición de Diego Costa es lo más irregular de su juego
Donde quizás quita con algo más de porcentaje de lo que da es en su relación con el balón cuando no tiene que correr o conducir, sino pasar y dialogar. Ahí no es ningún versado, y es algo que Simeone siempre logró enmascarar para que Diego Costa fuese él mismo. Su efectividad -definición- de cara a puerta en situaciones de 11 vs 11 es lo que presenta más margen de mejora. Apuntaremos la estadística cuando Stamford Bridge y rival pequeño lo hagan posible cada 15 días. No habrá dudas de los saques de esquina, faltas provocadas y disputas constantes que correrán de su cuenta. ¿Y fuera de casa? El motor de un aspirante. La hélice de la Premier.
BATA 30 julio, 2014
Mou se va a hacer una fiesta con Costa jejejeje.