Una de las películas que comenzó a establecer las primeras pautas en el lenguaje y montaje cinematográfico data de 1915, cuando D.W. Griffiths rodó la cinta que titula este texto. Casi cien años después, el fútbol ha nacido para una Costa Rica que ayer ganó con todo merecimiento a Italia, toda una tetracampeona del mundo. Una Costa Rica que está clasificada para octavos de final de la Copa del Mundo en un grupo que junta siete cetros mundialistas. San José, la capital, salió entera a la calle para vivir un hito; para relatar el jubilo que solamente esta competición puede ofrecer. Pero como en este espacio miramos al campo para explicar lo que genera en ámbitos más globales, debemos decir que todo está justificado. Jorge Luis Pinto ha armado un equipo que no puedes creer. A Italia la dominó en cada metro y en cada segundo; con un abanico táctico y estratégico del que deja huella.
Es difícil alcanzar el grado de minuciosidad que presentan los centroamericanos bajo el concepto de selección; esa capacidad de cada jugador para desarrollar una misión a escala de lo que el bloque propone requiere tiempo y reconocimiento del día a día de un club. De arriba a abajo, desde las entrañas hasta la piel, el fútbol costarricense se define alterno pero automático, como si jugara un solo futbolista.
Costa Rica jugó mejor porque hizo peor a Italia en todo momento
En la previa, Joel Campbell hizo reflexionar a Cesare Prandelli, que borró a Paletta del centro de la zaga, situó a Chiellini para atender al delantero tico y colocó a Abate en el lateral diestro, con Darmian en la izquierda. Verratti dio paso en el ‘XI’ a Motta, lo que parecía un movimiento añadido para reforzar la zona de Campbell y Bryan Ruiz… pero no. El mediocentro del PSG jugó en el costado diestro, así que Pirlo usaría los pulmones y las piernas de Marchisio para trotar en fase defensiva.
Con la pelota, Italia se hizo corta y estrecha, sin encontrar apenas el sector zurdo ni incorporar a unos laterales cuyo bloque bajo y precavido parecíanSí, un Giancarlo anuló a Italia responder a que Andrea fuera volante diestro. Costa Rica no pudo correr pero sí tocar la pelota e interrumpir las progresiones de una azzurra que una vez más dependió en exceso de la mano de Pirlo, esta vez como lanzador hacia Balotelli. Los americanos jugaban con el bloque muy adelantado. No sólo la línea defensiva, como después comprobaríamos, sino el bloque, juntando a cinco y seis hombres en la salida transalpina. Y Jorge Luis Pinto dominaba la situación. Un gol de Ruiz al filo del descanso desequilibró el encuentro.
La labor de Pinto se rubricó con la segunda parte. Exhibición tica
En la reanudación, Prandelli cambió la horizontalidad por un intento de dar profundidad desde la individualidad. Cassano, Insigne y Cerci escalonaron las novedades de Cesare, quien volvió a salir perdedor con los ajustes de Pinto. El mister pareció tener controlados todos los posibles movimientos europeos, con diferentes respuestas defensivas. Aquí está la base argumental que Costa Rica propone y que merece todos los elogios. Pinto ha armado un colectivo que desactiva y protagoniza movimientos desde la retaguardia. Una fase defensiva protagonista y ambiciosa, con la idea permanente de forzar pérdidas y tener superioridad numérica sobre los receptores, anticipando las preguntas del rival.
Dando una gran utilidad a una línea de 5 que sumaba piezas liberadas para igualar numéricamente allí donde sus medios eran sólo dos –Tejeda y Borges-, Italia nunca pudo profundizar ni girar a los ticos, que defendían a buena altura y de cara, saliendo con Campbell en 1 vs 2 al contragolpe. Con pelota, Bolaños y Ruiz tejían jugadas de enorme nivel, por calidad y premeditación. De nuevo, trabajo y equilibrio en el despliegue ofensivo. Atrás fueron Giancarlo González y Junior Diaz quienes tenían la libertad de vigilar las recepciones de Cassano y Cerci para que su desborde fuera anulado. Un movimiento agresivo de un timing espectacular y que volvía a formar línea con enorme sincronización. Todo sin perder altura y sin dar espacio para el poseedor de la pelota. La verdad es que fueron 45 minutos de una calidad defensiva sensacional. Costa Rica no sufrió nada en su nacimiento como nación futbolística.
Manu 21 junio, 2014
Creo que si en algo coincidimos casi todos terminada la primera ronda de partidos, es que a todos nos gustó Italia, ¿no? Y llegan estos costarricenses, con una seguridad en lo que hacen gigante y nos remecen todo. Qué pasada.
E Italia ahora se juega su clasificación con Uruguay, que debe ser el equipo al que menos te quieres enfrentar en este tipo de situaciones.
¿Puede la Copa del Mundo durar para siempre, por favor?