De todas las selecciones que veremos en Brasil la de Paulo Bento es una de las que menos ha cambiado desde su última gran competición. Y eso, en principio, no es bueno. Portugal sigue siendo un equipo apegado a un 4-3-3 inflexible que cobra mayor sentido con metros por delante y ofrece respuestas muy pobres cuando maneja más balón. La historia es vieja y ya la conocemos: el equipo luso lanza bien pero crea poco y lento, un primer problema que se encabalga con la rigidez de la línea de ataque, poco permeable a los movimientos de Cristiano Ronaldo. En la prueba ante Grecia la estrella no pisó el césped y a falta de sus diagonales el equipo de Paulo Bento exploró nuevos territorios. Con cautela y sin mucho éxito, no vaya a ser. Pero algo dejó.
Una Portugal sin Cristiano Ronaldo expuso nuevos argumentos.
De entrada, Portugal se olvidó por un rato del 4-3-3 para disponer una doble punta bien compenetrada: Éder es potente e impaciente, una punta de lanza alimentada por el juego cabal de Hélder Postiga, el delantero de la convocatoria lusa que mejor se relaciona con el juego. Contra los griegos, mientras el punta del Braga buscaba un pedacito de la agitación que el Cristiano Ronaldo más oscuro asegura al combinado portugués, Hélder Postiga mostró su cara más dinámica bajando al apoyo, girándose con el balón y acercándose a los costados. Y lo hizo muy bien. En el pasado su sociedad con Cristiano Ronaldo no fue demasiado productiva pero hoy el nueve favorito de Paulo Bento es un futbolista con mayor sabiduría fuera del área al que cuesta menos relacionar con las diagonales del siete blanco… siempre que el sistema se lo permita.
En esta ocasión la presencia de Éder liberó al delantero de la Lazio de la responsabilidad rematadora que tan bien ha administrado durante la clasificiación mundialista, algo que no ocurriría con Cristiano Ronaldo sobre el campo. Paulo Bento tiene las ideas claras: siempre mantiene un rematador fijo en el área rival. Y el futbolista del Real Madrid no es esa figura sino el que choca con ella, un conflicto difícil de resolver si no es que el fútbol se abre camino sobre el césped dando lugar, entre el extremo izquierdo y el delantero centro titulares, a una sinergia superior a la que contempló la pasada Eurocopa.
Una de las mejores noticias fue la actuación de William Carvalho.
En cualquier caso el bagaje efectivo del experimento fue pobre. Ante una Grecia que puso poco orden y menos tensión en su repliegue la doble punta portuguesa sólo sorprendió un rato. Éder pronto se vio atado y a falta de una mayor autosuficiencia de Hélder Postiga entre líneas Portugal se encomendó a lo de siempre: algo de pausa en los recortes de Nani y juego exterior. Mucho juego exterior y muy pocas ideas fuera del centro y remate, hasta el punto que la mejor noticia de la pesada dirección de Miguel Veloso fue la descarga de pequeñas responsabilidades en William Carvalho. El joven mediocentro del Sporting CP no es un organizador pero tiene recursos y en el espacio corto se maneja muy suelto. Aporta algo más de ritmo con balón y su tremendo despliegue permite escalonarse mejor a sus compañeros. Otro pequeño deje de fluidez en un equipo que suena muy rígido.
javimgol 1 junio, 2014
A William Carvalho no le he visto nunca, pero en el Alvalade hablan maravillas. A ver qué tal Mundial hace.