El Brasil-Camerún de ayer tenía aroma a goleada porque se enfrentaban uno de los colectivos más potentes del mundial contra el conjunto que peor había jugado hasta la fecha. El 4-1 no era inesperado, entonces, pero si lo fue el cómo transcurrió el partido. A pesar del amplio margen del marcador, Brasil sufrió ante los africanos y quedaron desnudas todas sus deficiencias. El estado de forma de varios de los titulares no es el mismo de hace un año, cuando ganaron la Copa de Confederaciones, y el sistema en el que juegan es distinto, quizá causa del declive de algunos y/o incluso acentuación del mismo. En 2013 descubrimos a una Brasil que adoraba a Neymar, pero que se entregaba a Marcelo. La Brasil de hoy no se engaña y todo lo que intenta es para que Neymar marque diferencias, y vaya si lo hace, aunque su equipo transmita cada vez menos.
En un primer momento pareció que Scolari volvía al sistema premundial, con Hulk en banda derecha, Oscar en el centro y Neymar en laOscar y Neymar, pura movilidad izquierda. En la práctica esto no fue así: Hulk fijaba su posición en banda derecha, pero en la zona izquierda todo era movimiento. El puesto de extremo izquierdo se lo alternaban Marcelo, Oscar y Neymar. El ’10’ brasileño tenía libertad absoluta para moverse entre líneas y carriles como quisiese y la zona izquierda quedaba incluso deshabitada por momentos, con los tres futbolistas más creativos del equipo jugando por dentro. El esquema fue un punto medio entre el equipo de Marcelo y el de los dos partidos anteriores y se notó: el ataque brasileño estuvo totalmente volcado a ese costado y tanto Alves como Hulk tuvieron poca presencia. Oscar bajaba a recibir a zona de mediocentros y Neymar ejercía de ‘ponta de lança’, sin incidencia en el inicio de la jugada. La decisión que estuvo destinada a liberar al jugador del Barcelona de todo lo que no fuera crear jugadas de gol, volvió a alejarlo de Marcelo. La conexión entre ambos fue escasa, aunque en una de las pocas veces que se encontraron produjo un gol en el peor momento del equipo.
Atacar peor también le está quitando a Brasil calidad defensiva.
Camerún volvió a mostrar su apático y desordenado fútbol, pero contó con suficiente acierto técnico y poderío físico para marcar diferencias contra la débil transición defensiva de Brasil. Los ataques africanos fueron contenidos por la pareja de centrales de la ‘canarinha’ hasta que, casi que por insistencia, aprovecharon un lapsus de concentración de toda la zaga para empatar el partido. La solidez sempiterna de la Brasil de Scolari estuvo ausente: los dos pivotes tenían tendencia a volar, pero no garantizaban un ataque de calidad. Los sudamericanos perdían la pelota y eran presas fáciles de las contras que filtraba Camerún. Si Brasil no logra hilvanar ataques colectivos pétreos y contundentes, pierde capacidad de reacción defensiva y el pasillo interior es una avenida con un par de obstáculos individuales sorteables incluso por colectivos poco preparados.
Neymar JR encadenó sus minutos más divertidos y dominantes.
La única noticia positiva del encuentro fue que Neymar jugó su mejor partido del torneo. El ‘menino’ de vila Belmiro dio un espectáculo técnico-creativo sin par. Su repertorio de gestos técnicos no tiene parangón y su imaginación desborda sistemas defensivos. Tomaba la pelota y emulaba a un adolescente paulista en Suecia tirando sombreros contra defensores que no veían el esférico; movimientos de cintura que hipnotizaban al Mané Garrincha, como si el homenajeado hubiese revivido, y dejaban regados defensores en el camino; paredes, taconazos, regates… todo. Neymar se apoderó del partido en todos sus niveles, incitando incluso un toque de agresividad camerunesa que rozó lo antideportivo, y logrando que todas las cámaras se situaran en él. Su fútbol de fantasía animada contagia y hace creer a un equipo que sabe que no parece estar lleno de confianza. La falta de referentes históricos ha sido paliada por la presencia de un niño récord que juega con ginga y magia. En las calles, la gente sólo se emociona cuando el balón ronda a la estrella nacional y él responde. Brasil sólo necesita afinar el ecosistema: tiene al hasta hoy mejor futbolista del torneo.
Kokonut 24 junio, 2014
Sobre lo de mejor futbolista del torneo, pienso que Robben ha sido más determinante y el mejor en lo que va de mundial. Y sobre todo, porque ha enfrentado a rivales más linajudos defensivamente hablando.
Neymar naufragó frente al único rival que defendió medianamente bien.