Pepe aterrizó en nuestra liga con un cartel inquisitivo bajo el brazo: “30 millones de euros”. Ese fue el coste del traspaso de un central en su mayoría anónimo para el gran público. Para colmo, sus inicios no fueron buenos. El Real Madrid caía en la Supercopa de España por 3-6 ante el Sevilla, con Pepe viendo la primera tarjeta roja con la camiseta blanca. Sobrevolaba la desconfianza pero como pasa siempre con los cracks, tarde o temprano aflora la calidad que llevan dentro. Pepe puso fin a las dudas un 23 de diciembre, ante el más adecuado de los rivales.
En el Camp Nou, frente al Barcelona e imponiéndose al gran Samuel Eto’o, Pepe dejó una actuación para el recuerdo. 90 minutos de un nivel defensivo que todavía nadie podía imaginar. Una exhibición, vaya. Todo cambió para el luso aquella noche. Ahí tomamos conciencia del poderío de un central capaz de hacer lo que ningún otro, aun a riesgo de cometer imprudencias que con frecuencia sucedían. No era perfecto pero sí impactante. Era determinante.
Pepe llegó casi de incógnito. Pocos conocían su auténtico nivel
A la Euro 2008 de ese verano, Kepler acudía como una pequeña estrella en ciernes. Portugal ya disfrutaba del mejor Cristiano Ronaldo hasta la fecha y de repente había encontrado en Pepe a otra figura de la que agarrarse. Encima en el debut ante Turquía, el zaguero anotó un golazo que demostraba que estábamos ante un futbolista distinto. Sin embargo, los portugueses terminaron cayendo en cuartos ante Alemania y la euforia se vio una vez más aplazada en el país vecino.
Pasaron un par de años y pocas cosas cambiaron en Pepe. Ante nuestros ojos seguían dándose los mismos prodigios defensivos y también los conocidos errores por exceso de ímpetu. La temporada 2009-2010 iba a ser difícil para el jugador. Una grave lesión le tendría seis meses de baja, dejando como objetivo único llegar en buena forma a la inminente Copa del Mundo. Pepe pudo recuperarse a tiempo y formar parte del once portugués en Sudáfrica, esta vez como pivote, posición en la que lo usaría Carlos Queiroz durante todo el torneo. Su rendimento, como el de los suyos, correcto y punto.
Su Mundial como centrocampista, discreto. Cumplió y nada más
Mourinho lo creó y Portugal lo aprovechó. 2012 iba a ver al Pepe más descomunal. Inmerso en un frenético Real Madrid, y haciendo pareja con Sergio Ramos, el defensa de origen brasileño ofreció su caraLa Euro 2012 de Pepe, enorme más espectacular. A sus 29 años, la plenitud llamaba a su puerta, algo que a Paulo Bento y su Portugal le sentaba como anillo al dedo. La Eurocopa 2012 del cuadro portugués fue la de un Cristiano tardón pero decisivo y la de un Pepe que comandó la resistencia lusa. Los de Bento eran un conjunto de repliegue, contra y poca posesión. Les atacaban mucho y sus defensas se veían en la obligación de actuar constantemente; justo lo que Pepe (y solo Pepe) era capaz de tolerar. Su partido ante España en semifinales fue magnífico. Portugal se quedó a unos penaltis de la final, y pocos la merecieron más que la bestia de Maceió.
Sobrepasar la treintena y ser entrenado por Carlo Ancelotti han conducido a Pepe al último paso de su evolución como futbolista. El estilo lento y analítico del Real ha tocado a un central que intercambió décimas de velocidad por segundos de reflexión. Pepe es mejor que nunca y eso para Portugal es motivo de ilusión. Si llega bien en lo físico, no habrá muchos “secundarios” tan valiosos en este Mundial.
El cautivo 10 junio, 2014
Se esta diciendo mucho que este es el mejor año de Pepe y cierto que es mas fiable y seguro, especialmente dentro del área donde siempre nos dejaba una cantada importante, pero menos dominante que el del 2012. Es que no recuerdo un central jugar con unos latifundios detrás y dominar el partido de aquella manera. Y Pepe (y Ramos) eran un arma necesaria para construir la maquina ofensiva de Mou en 2012.