Cristiano Ronaldo se ha recuperado. Si rendirá o no al 100% se descubrirá a lo largo de esta noche, pero no habrá que esperar hasta tan tarde para concluir que el Real Madrid cambiará por completo su disposición táctica. Benzema, Bale y el «7» serán fijos porque son los tres mejores, ninguno de ellos corre para atrás y tal condición anulará de raíz la variante del 4-4-2 defensivo que Ancelotti usó en su súper dominada Final de la Copa del Rey. En algún momento, de manera testimonial y a vista cenital, Bale podría bajar y simular dicho dibujo, si bien a efectos prácticos se sabe que no será algo consistente porque su capacidad de sacrificio no sobresale. Más bien al contrario. Recapitulando, Guardiola va a encontrarse enfrente un 4-3-3 de los de toda la vida salvo sorpresa mayúscula. Y en él, el interior izquierdo será o Isco o Ángel Di María. En principio todo apunta al loco más superdotado. Como también presuponemos (¿serán muchas las presunciones?) que el Bayern Múnich poseerá el balón, hemos centrado el segundo estudio de Ecológica en el efecto defensivo de Di María sobre el 4-3-3 de Ancelotti y sobre los diversos planes de Pep.
«El Fideo» no es un centrocampista puro, sino un extremo que gracias a su compromiso sin el balón y a su sobrenatural resistencia física ha permitido a su entrenador ponerlo como interior y parchear así el sistema. Dicho de otro modo, Di María no se comporta como un medio corriente, no piensa igual y actúa distinto, lo cual tiene ventajas y también inconvenientes. En esencia, él va a por la pelota. Es tan simple como eso. Como si la pelota fuese un quesito y él un ratón con hambre. Ni sabe ni quiere mantener su posición, jamás prioriza la protección de un espacio sobre la opción de un robo, y a partir de ahí se construyen sus sumas y sus restas. Por un lado, sus embestidas precipitan la reacción inmediata de un contrario, suponen una prueba de ritmo y técnica que no supera cualquiera. Regatear a Di María o completar un pase mientras él presiona resulta difícil. Ahora bien, ¿y si el adversario está lo suficientemente dotado como para aprobar ese examen? Entonces, un hueco que el Madrid debería tener ocupado ha sido regalado y ello conllevará una serie de reajustes en Coentrao, Ramos, Xabi Alonso, Modric y cía que debilitará el entramado defensivo merengue. Con un centrocampista de verdad, incluyendo al ligero Isco, el Real prioriza espacio sobre robo y, aunque tarda más en robar, dificulta el ataque del contrario, porque delante hay un bloque estructurado. Con Di María todo es mucho más directo para las dos partes. De por sí, ni mejor ni peor. Depende del rival.
Con Di María en la izquierda el Madrid bloquea esa zona, pero libera más centros desde el otro costado
Di María como interior izquierdo precipita en su zona el juego rival con efectos disparesEstadísticamente, las magnitudes influenciadas por la presencia o la ausencia de Di María en el triángulo medular son todas. Todas. No hay ni una que no se vea salpicada por el sudor de Ángel. El rival asiste, regatea, la pierde y fuerza más faltas en la zona derecha de su ataque cuando el rosarino la defiende. Lo de las asistencias es asombroso, pues con él el Real recibe desde ahí el 40% de las mismas y, sin él, el porcentaje baja al 25%. Y es lógico. La asistencia es una acción clara del fútbol, labrada desde una superioridad posicional asentada, y eso es lo que se consigue cuando se supera la embestida de Di María. ¿Las otras opciones? Pues están dichas: o se pierde el balón o se provoca una falta. Esos son los números que aumentan con el «22» de interior izquierdo. Los que decrecen son, por así decirlo, los relacionados con la impaciencia, porque Di María no da tiempo a que ésta surja. Hablamos de los centros y los errores no forzados, justo las acciones que se precipitan cuando uno no encuentra espacios. Si se piensa, se capta. ¿Qué hace un rival cuando no mueve la pelota sin ventajas durante 30 segundos? O chuta tras acción individual (luego vamos a ello), o cuelga un centro o la pierde solo. Como Di María no permite posesiones largas, esas magnitudes menguan considerablemente… en su parcela. Con Ángel, el sector derecho rival acapara el 28,6% de los centros; sin Ángel, ¡el 44,7%! Con Ángel, la jugada es directa y el rival va hacia dentro; sin Ángel, la jugada es indirecta y el rival va hacia fuera.
¿Y qué ocurre si el contrincante va directo hacia dentro? Que el Madrid se ve obligado a tirar ayudas largas. Es evidente, si Ramos y Alonso detectan que a la espalda de Di María hay un peligro inminente, la reacción normal no es ignorarlo, sino jugar supeditado al mismo, y eso es lo que hacen. Puede decirse entonces que aunque Di María convierte en protagonista sólido e indiscutible al extremo derecho del contrario, entre Sergio y Xabi intentan pararlo en la medida de lo posible, tienden a cerrarse sobre él, y donde más se siente es en el descenso de lo relacionado con la finalización. Con Di María, el sector derecho rival acapara el 13,5% de los tiros a puerta y el 20% de los goles; sin él, el 25% de los tiros a puerta y el ¡50%! de los goles. La causa queda perfectamente reflejada en el hecho de que Xabi Alonso aumente su participación en los tackles, las intercepciones (del 7,1% sin Ángel al 15,7% con él) y faltas. Como no podría ser de otro modo, esta fijación del mediocentro con su perfil izquierdo se nota para mal en el resto de zonas del campo. Con Modric o Isco a su lado, su labor posicional es más equitativa. Hacemos énfasis en algo crucial: decimos equitativa; ni mejor ni peor. Como apuntamos antes, lo de mejor o peor depende de las cualidades del otro.
Vayamos al gran beneficiado por los impulsos de Di María, que es, con diferencia, el delantero centro del rival. Como el rosarino supone un desequilibrio táctico a poco que no se impone en sus duelos individuales, el contrario gana margen de maniobra. Que el Madrid vaya a contrapié le facilita la circulación y encontrar jugadores, sobre todo, en el centro y en la izquierda de su ataque (derecha blanca). Y como adelantamos, el ariete es el bendecido. Es chocante, realmente abusivo, el aumento de su implicación en el juego con respecto a cuando Di María no es el interior izquierdo. Con él, el «9» la toca, chuta, chuta a puerta, marca, asiste, regatea y recibe más faltas que sin él en la posición tratada. Su principal proveedor, por cierto, suele ser su sector izquierdo. Tanto el lateral como el extremo.
Con Modric o Isco donde Di María, el Madrid mantiene más su estructura y es bastante más poderoso por dentro, quedando el delantero centro de enfrente reducido a las difíciles e irregulares labores de área. Todo lo desglosado hasta el momento fortalece, porque va unido a, que con la energía del rosarino condicionando el centro del campo del Real, sus adversarios sumen menos toques, menos pases, menos acierto en los mismos (del 78% al 74%), menos tiros y menos errores no forzados. Y más pérdidas y más centros al área. Con Di María, el encuentro, en general, es más descontrolado, lo cual suele ser una noticia positiva para el equipo más dotado. Y el Real Madrid es física y técnicamente muy superior a la mayoría de sus competidores. Ahora bien, contra los mejores, contra los candidatos a la Champions League, Ancelotti debe tomar una decisión. A tenor de los datos tratados y de la formación del Bayern Múnich, el tema queda claro: con Di María, el Madrid favorecería que Robben fuese el motor del ataque bávaro. Sin Di María, favorecería que Ribéry y Mandzukic se erigieran como los hombres claves. Así sería salvo que Pep dijese lo contrario.
Lo más bonito de este análisis es que, precisamente, Guardiola maneja una variante habitual que potencia a Robben o al binomio Ribéry-Mandzukic según su elección. Así de precioso es el duelo. En concreto, la decisión vinculante es entre Müller y Götze para la mediapunta. Con Müller, Ribéry y Mandzukic son más protagonistas; con Götze, el fantástico holandés aumenta su peso en el juego. La estadística de regates y faltas provocadas lo representa con fidelidad: Frank con Götze, el 24,7% de los regates; Arjen, el 27,4%. Como vemos, hay igualdad. Con Müller no la hay: Ribéry completa el ¡37,9%! de los regates y Robben, el 21,1%. Y al subir Ribéry su cuota de responsabilidad, por supuesto Mandzukic hace lo propio (16,7% de los goles con Mario; 28,6% con Thömas). El motivo futbolístico radica en que con Müller el Bayern Múnich es un conjunto más estático y simétrico. Más espeso en lo asociativo, incluso. De ahí que sus jugadores busquen soluciones que abran el campo, un arte en el que Ribéry es superior a su compañero Robben. Con Götze, el Bayern se vuelve más creativo, potencia más el intercambio de posiciones y, en general, genera más inestabilidad táctica tanto en su propio sistema como en el del adversario. Y en el desorden y con espacio para la diagonal, el hombre más devastador de Pep Guardiola sin duda resulta Robben. Esta última deducción sobre el fútbol bávara se ve reforzada por dos datos interesantes: con Müller, el Bayern potencia los envíos directos (9,5 balones largos más por encuentro) y el trío ofensivo Ribéry, Robben y Mandzukic aglutina el 60,5% de los disparos a portería. Con Götze, el Bayern es más indirecto, llega arriba con pases más cortos y más gente y reparte más la tarta de chuts al arco (el porcentaje del tridente desciende hasta el 47,7%). Resumiendo en clave Real Madrid, ante Müller se toparía con un Bayern más directo y rocoso que, aun usando mucho a Robben, cargaría su juego sobre Ribéry (Mandzukic). Ante Götze, sin embargo, los de Guardiola podrían crear más espacios por dentro y reforzar un punto el protagonismo del holandés.
Para terminar este informe de Ecológica dejaremos una relación de datos muy contundente que Guardiola seguro que barajará y que consagra a Müller como una auténtica bomba de relojería cuando sale desde el banquillo, una verdadera máquina de producir. Atención a las diferencias: el alemán chuta cada 33 minutos cuando es titular; y cada 14 cuando es suplente. Chuta a puerta cada 75 minutos cuando es titular; y cada 34 cuando es suplente. Marca cada 155 minutos como titular; y cada 86 como suplente. Filtra un pase clave cada 42 minutos como titular; y cada 27 como suplente. Centra cada 33 minutos como titular; y cada 15 como suplente. Y encima de engrosar su aporte, su número de pérdidas y errores no forzados disminuye con nitidez. En principio, considerando los problemas del Real Madrid contra el juego directo y los centros laterales, todo apuntaría a que Guardiola basaría su plan sobre Ribéry y Mandzukic, pero para potenciarlos a tope perdería la espectacular carta de Müller como revulsivo. Sea como sea, lo que es seguro es que no habrá opción mala. Tanto Ancelotti como Guardiola disponen de variantes y soluciones para soñar y jugar.
Nota 1: Del Real Madrid se han tomado como muestra los partidos posteriores a la jornada 19 de la Liga BBVA. O sea, los encuentros en los que su entrenador dispuso el 4-3-3 actual.
Nota 2: Del Bayern Múnich se han tomado como muestra aquéllos choques en los que Ribéry, Robben y Mandzukic fueron titulares simultáneamente.
@danityla 23 abril, 2014
Clap, clap, clap.
Análisis puro, scouting profesional y nada de forofismos ni estupideces.
En este blog se está a otro nivel. Gozo con las previas de los grandes partidos gracias a vosotros.
Y aprendo miles.
La inestabilidad que genera DiMa ante un equipo Pep me parece una apuesta interesante, pero soy de los que cree que hoy Carlo sale con 4 en el medio y solo 2 arriba. O Bale o CR7 esperan en el banco.
La presencia de DiMa, Modric, Xabi e Isco ¿anularía las dos ventajas que proponéis para Pep en el análisis?