Si ganaba, el Sevilla se ponía cuarto. Así de importante era el partido. Al final, los tres puntos se quedaron en San Mamés y el Athletic Club sentenció su presencia en la próxima edición de la Champions de manera oficiosa. La clave del juego residió en el gol (olímpico) tempranero de Susaeta y su efecto sobre el doble pivote de Emery. Los planes recíprocos siguieron siendo los originales, los vascos proponían y los andaluces reaccionaban, pero Iborra y Carriço, que salieron pensando en replegar, empezaron a dudar entre ir o fijar.
Como el Sevilla sabe que Federico Fazio por el aire domina hasta en San Mamés, estrechó su centro del campo y regaló las bandas a los leones, si bien Valverde, que estaba avisado, actuó y pidió a los suyos que se esforzasen en crear ventajas interiores. Ocurrió que el Athletic se equivocó en su salida y se puso una traba gratuita. Unai, inmerso en una semifinal europea, reservó a Rakitic y dispuso un 4-4-2 que regalaba a su fiel anfitrión toda la iniciación, e Iturraspe se metía entre centrales para generar la superioridad numérica cuando, la verdad, no hacía falta, porque la intensidad de Bacca y Gameiro en la presión era ínfima. Bajar a Iturraspe bajó al Athletic y le restó profundidad por dentro. Genialidades salteadas de Ander y Muniain paliaban el déficit.
Iturraspe terminó entendiendo el partido y dominándolo sin dudas.
El rol de Diogo fue extrañoLos valientes rojiblancos ganaron continuidad primero por el fallo ajeno antes introducido y luego, en el segundo tiempo, por iniciativa propia. Lo del Sevilla fue que Iborra y Carriço comenzaron a presionar pero ellos solos. Querían adelantar líneas porque iban perdiendo pero nadie les seguía. Como su físico no es el de M´Bia (rotación) y Mikel Rico hacía de escudo humano para Iturraspe, el bueno de Ander contactó con su tocayo y con Iker más de seguido y pusieron la pizarra inclinada hacia Beto, como el campo. Conforme fue entendiendo la situación, el propio Itu tomó consciencia de lo importante que era que él tirase para arriba, sembró dudas, lució repertorio y llegó hasta el 3-0. Iturraspe juega fino.
Jairo Sampeiro volvió a evidenciar que siempre es un peligro.
Cuando el mediocentro asiste, Herrera destaca, y eso deslumbra. Para compensar, Emery puso a Rakitic, que incluso sin jugar en su posición ideal (enganche) dejó su sello en San Mamés. Se habla mucho del croata y tampoco es cuestión de gastar balas por un rato; conste simplemente que este futbolista ha trascendido, es superior y se nota pronto y mucho. Menos enjundia acapara de momento Jairo, y se entiende por su juventud. Desde luego, se entiende mejor que su falta de minutos, pues se hace difícil ver al cántabro sobre el césped sin que exprese nada distinto. Lleva el peligro y la determinación en sus botas. En cualquiera de los casos, lo que tenía que pasar ya había pasado antes. Susaeta, Muniain y Ander golearon y acercaron al club adonde no pudo colarse ni en el primer año de Bielsa aunque fútbol le sobraba. Jugar en la UEFA Champions League son palabras mayores.
Anderson 28 abril, 2014
No se puede ir a San Mamés pensando en otro partido por importante que este sea. Y no se puede por lo que vimos ayer, el Athletic despachó a un Sevilla que iba como un tiro como despachó a equipos menores a lo largo y ancho de esta temporada. Aunque desde el mismo Ecos, en los comentarios de los artículoas, se ha ido apostando por la Real e incluso por el Sevilla a la hora de hablar de la cuarta plaza creo que este, para mí infravalorado, Athletic Club se lleva merecidamente la palma. Es el mejor cuarto posible y lo ha demostrado durante prácticamente todo el año, superando una racha de lesiones bastante jodida. Sólo queda el remate final.