Así son el 90% de los partidos de los equipos candidatos a los grandes títulos. Pistas que evidencian un patrón de conducta, como un serial killer en la gran pantalla. Sólo así se explica que el Atlético de Madrid neutralice a todos sus rivales incluso a diferentes grados de producción ofensiva. El Getafe de Contra logró encadenarse a los rojiblancos, como una sombra que buscaba el emparejamiento, la anticipación y la superioridad defensiva para desestabilizar los principios de juego de los hombres del Cholo. Pero como tantas otras veces, al Atlético le dio prácticamente igual.
El plan defensivo de los de Contra, bien ideado y ejecutado
Y así se disputaron los primeros 40 minutos. Con mucha pelota descontrolada, ritmo de partido interrumpido, disputas individuales y ajustes colectivos de la defensa azulona. A través de movimientos agresivos en la anticipación de sus centrales y destacando en laContra redujo al Atlético en primera parte vigilancia del sector zurdo visitante, Contra negaba la profundidad a los rojiblancos en el último tercio. Filipe no podía incorporarse, el hombre extra que cae a esa zona para crear superioridad numérica era bien tapado por la basculación local y el pase atrás era una opción constante y forzada. En el lado opuesto, el insistente trabajo de Diego Castro, dejaba a Juanfran sin socios y en desventaja. Al Getafe solamente le faltó contragolpe, algo que no era una opción. Cosmin lo reflejaba en sala de prensa: “Si no nos acercamos a portería, difícil poder ganar”.
En esas, el Atlético activó su modo más paciente: centros al área desde la zona más despejada. Éste es otro proceder que todos los mortales entienden como desesperado, porque no es un desborde hacia línea de fondo, sino centros al área a 40 metros de puerta. Así, Raúl García la cargaba junto a los puntas, y Koke, esta vez como tercer centrocampista, se sumaba a la línea de medios que acudían al rechazo o al posible balance frente a una transición getafense. El control era de Simeone. El Atlético, siempre, y a base de mayores niveles de confianza, concentración y búsqueda, acecha el error rival. Si no llega, espera una progresión puntual o el eterno balón parado.
El Getafe se quedó sin transición y Godín penalizó el error
Los de Contra habían perdido el sendero de la esperanza. Su ofensiva, basada en el golpeo de Pedro León y en lo que pudieran producir Lafita o Ciprian, no era ni muchos menos suficiente. El gol de Godín, adelantando a los suyos, no es más que uno de los muchos glosarios de una idea. Parece simple y azarosa, pero tanto tiempo después se define como lógica, reflexionada y metódica. Es una pista definitiva, que diagnostica un estado futbolístico crónico. Simeone no mira el reloj. Está convencido de que va a ocurrir lo que tantas veces ha ocurrido… porque se ha preparado para eso.
Abel Rojas 14 abril, 2014
Desde Bilbao, siempre se tiene la sensación de que el Atlético de Madrid va a ganar todos sus partidos. ¿Creéis que es por su fútbol o porque su resultadismo nos condiciona?
Pregunto porque tengo dudas. En los directos, que para mí es lo más importante en este caso, lo veo controlado. "El rival no crea y ya fallará". En los diferidos, sin embargo, me suelo quedar con un "Uf, qué raspadito. Un golpe de mala suerte y KO".