La última vez que Francia entusiasmó con su fútbol y Benzema apuntó a posible estrella de un gran torneo, Francia jugó fatal y Benzema se despidió con cero goles en cuatro noches. Desde la retirada de Zidane, Les Bleus han carecido de lógica, y el problema raíz ha sido su polémico vestuario. Todo lo que allá creciese estaba en jaque por la inestabilidad humana de sus jugadores, y Laurent Blanc lo sufrió de pleno en aquella Euro 2012. Hoy parece haber más paz, pero el gen raro sigue ahí, así que nunca se sabe. En cualquier caso, no por temor a que explote otra vez y dé al traste con la labor de Deschamps debemos dejar de decir que Francia ofreció muy buena imagen contra la Holanda de Van Gaal. Como en la vuelta de la repesca ante Ucrania.
Mangala encaja bien con VaraneHasta el día de la gran remontada Francia había venido usando el 4-2-3-1 como dibujo base, pero entonces pasó a un 4-3-3 y, al parecer, la idea es mantenerlo. Con respecto a dicha fecha, los cambios contra Holanda fueron Mangala por Sakho y Griezmann por Ribéry, que todavía no se ha recuperado de su última dolencia. Es decir, Deschamps dio continuidad a las tres noticias de la celebrada revolución: la serenidad de Varane atrás, el triángulo Cabaye-Pogba-Matuidi en el medio y un Benzema con galones en la punta. Al ser Van Persie el «9» tulipán, que hoy es más un delantero boya que otra cosa, Mangala sobresalió más que el central del Real, pero los otros puntales sí destacaron de nuevo.
Defensivamente, Matuidi y Pogba son una pareja ultra dominante.
Matuidi y Pogba van a condicionar a todos sus contrarios en todos los partidos que disputen en Brasil. No existe la manera de que no pase tal cosa. Considerando que la pereza de Touré Yaya anula algunas, o muchas, de sus teóricas virtudes, Paul y Blaise poseen los dos físicos más dominantes de las medulares europeas, y podría decirse que a cierta distancia del tercero. La rapidez, la potencia, la fuerza y el salto de estas dos bestias no tienen paragón, incluso cuesta encontrarles el uso práctico óptimo porque la zona de influencia típica de un interior de élite es, de verdad, ridícula para ellos. Insuficiente, de hecho. Tienden a la desconcentración más molesta si no se les asignan trabajos extras.
Según se vio contra Holanda, la idea de Deschamps es que su trío de delanteros no haga ningún esfuerzo defensivo, que trabaje en ataque incluso cuando Francia no tenga la pelota. Para Van Gaal, los hombres claves de la iniciación son los laterales (Van der Wiel y Blind) y el doble pivote (Jordy Clasie y Strootman), y los cuatro fueron responsabilidad exclusiva de Pogba y Matuidi. Y perdieron. Por mucho. Cuatro veces chutaron los naranjas. Con tipos que crean tales ventajas futbolísticas en tales desventajas numéricas… Francia aspira a defender muy bien.
Hasta Matuidi, que creando es nulo, tocó más balón que Pogba.
Sin embargo, no todo fue positivo para Les Bleus. Sus contras eran fulgurantes porque el robo se producía arriba y, al haber dos extremos fijando en banda, Benzema tenía mucho espacio en el centro para hacer y deshacer, pero a la hora de elaborar en estático, Deschamps se encontró con un problema que ya sufre la Juventus: Pogba participa demasiado poco. Es difícil entenderlo. La calidad técnica de Pogba está fuera de toda duda, el balón no le molesta, resulta muy, muy decisivo cuando contacta con él –surrealistamente decisivo, a lo Touré Yaya-, pero se perfila muy mal sin él y le cuesta mucho recibir. Y como el aporte ofensivo de Matuidi se reduce a la llegada, entre el iniciador Cabaye y los puntas existe una desconexión que espesa bastante el ataque francés. Francia necesita una explosión de Pogba para ser un equipo completo, y a menos de 100 días del Mundial, no tiene pinta de que vaya a llegar a tiempo.
Precisamente de ese déficit surge la decisión más difícil que deberá tomar Deschamps: Griezmann o Valbuena (para que entre Ribéry). Valbuena es quien con su movilidad entre líneas alivia que Pogba se ausente tanto del juego. Ofrece a Cabaye la opción de avanzar, de darle un pase vertical que meta a Francia en el tercio ofensivo. Por otro lado, Griezmann, que sin hacer nada del otro mundo fue muy útil, es uno de esos jugadores que, automáticamente, hacen de Benzema una estrella sin defectos. Antoine es agresividad y gol desde la banda, un tipo que, sin balón, traza algunos movimientos propios de Cristiano. Karim ahora mismo, como dice Deschamps, brilla de un modo muy especial. Contra Holanda se exhibió otra vez. Es su momento. Sus gestos, sus celebraciones, su hambre… nunca se le ha visto así. Pero se sabe que, por si acaso, un equipo debe poseer otra fuente de gol y peligro para ser fiable, pues a Benzema nunca se le cae el fútbol pero sí ese aura de determinación absoluta. Seguramente, Deschamps no decida hasta julio. Dependerá de cómo lleguen a Brasil Karim y Paul.
César 7 marzo, 2014
¿Quién es más importante para Francia, Benzema o Ribéry?