A los diez segundos ya pudo caer el primer gol. Sevilla y Betis no son capaces de darse una tregua en el cara a cara. No lo consienten sus aficiones, que hacen del derbi un partido de semanas de duración. Cada duelo entre ambos arranca de igual modo: un ritmo infernal que lleva la pelota de un lado a otro del campo sin que haya táctica capaz de frenar eso. Ahí solo los que combinan velocidad mental y técnica pueden dejarse ver. Fue el caso de Bacca y Rakitic, que no marcaron, y Baptistao en el Betis, que sí lo hizo. Para disfrute del espectador, tras la tempestad inicial no llegó la calma.
El Betis esta vez sí respondió al reto físico que propone el Sevilla
Hay que dejar claro que un Sevilla-Betis también es especial en el análisis. Cada ataque –sin exagerar– se afronta con la intensidad y la tensión de una situación límite. El mejor ejemplo lo tuvimos en los últimos cinco minutos de la primera mitad, jugados como si de una final de Copa se tratase. Estos encuentros los gana el que conjuga mejor el acierto, la suerte y la tranquilidad. Y ese fue el Betis.
Calderón aparcó su 5-2-3 para dar pie a un 4-4-2 mucho más valiente en todos los aspectos. El Betis buscó incomodar la salida de balón del Sevilla casi desde primera hora, con un ojo siempre sobre Cristóforo, que apenasLo de Adán en la 1ª parte fue muy emocionante hizo nada. Rakitic bajaba a recibir pero esta vez no encontraba al Reyes de los derbis. Primero, porque allí estaba N’Diaye, al que glosaremos más adelante. Y después, porque en efecto el Sevilla quiso atacar la conocida debilidad bética en las bandas. Debilidad que, por cierto, fue subsanada en gran medida gracias al derroche de solidaridad defensiva de los extremos, Juanfran y Cedrick. Tanto Vitolo como José Antonio tuvieron un rol muy exterior en la primera parte. Generaron espacio a Bacca y se juntaron con los laterales. La producción ofensiva fue notable pero bajo palos estuvo un brutal Adán en su noche más gloriosa como profesional.
El Sevilla falló lo mucho que generó en los primeros 45 minutos
Si Adán mantenía vivo al Betis atrás, arriba la esperanza la ponía Leo Baptistao. El delantero cedido por el Atlético fue tremendamente superior a un Iborra al que siempre pillaba la espalda. Recibía ligeramente escorado a la izquierda y desde ahí se lanzaba a la contra con su conducción kakiana. En un partido lleno de transiciones, el brasileño fue la ilusión permanente de los suyos, sin olvidar a un Juanfran brillante y profundo en la derecha. Se echó de menos a Castro, que dejó claro en estas acciones que ya no tiene 26 años.
Tras el descanso, el choque adquirió la poquita lógica que le cabía. Emery recurrió a los dos delanteros y a su plan habitual para ataques estáticos: laterales muy metidos en campo contrario, Rakitic en el doble pivote y un extremoEl Sevilla FC no supo atacar en estático nunca (casi siempre Reyes) suelto entre líneas mientras el otro se queda fijo por fuera. Si normalmente el Sevilla tiene muchísimos problemas para atacar en posicional, con un 0-1 en Europa ante el máximo rival la precipitación ya fue total. El Betis replegó con inteligencia y aunque recibió ocasiones, ya no tuvo nada que ver con lo de los 45 minutos iniciales. Calderón, viendo que Castro no estaba, adelantó al brutal Baptistao e introdujo a un Salva Sevilla que iba a gozar de espacios sí o sí.
Gabi Calderón supo leer muy bien lo que necesitaba su equipo
Para intentar derribar el muro, Unai tiró de Marin, reuniendo sobre el césped toda la calidad de la que disponía. Reyes y el propio Marin actuaron por dentro todo el rato, buscando añadir claridad a los ataques. La verdad, no funcionó, en parte porque ayer Alfred N’Diaye estuvo sobre el campo y se exhibió. No le costará imaginar al lector qué tipo de proezas realizó el francés de origen senegalés. Basta decir que lo cortó todo. Llegó a todas las coberturas. Te tapaba una contra en la izquierda y al minuto estaba en la derecha. Las batallas entre los vecinos de Sevilla se caracterizan por una intensidad salvaje los 90 minutos, algo más allá del fútbol. El Sevilla había arrasado al Betis en las últimas confrontaciones desde una superioridad física que anoche no se dio, entre otras cosas, porque estaba N’Diaye. Él fue la diferencia con otros derbis. Él fue la estrella.
@DavidLeonRon 14 marzo, 2014
Tengo que decirlo: adoro los derbis sevillanos. Cuando ambos equipos pueden afrontar el partido sin demasiado miedo (sé que el Betis está como está pero venía de sumar puntos en Liga y Europa "aisla") es un espectáculo genial.
Es que lo piensas y la calidad del partido ya casi que da igual. Se va a jugar con tanta intensidad que habrá cosas con las que disfrutar.