Tres victorias en tres temporadas. El análisis y el resultado de cada visita del Manchester City al barrio de al lado se ha convertido en una tendencia desigual, aunque puntualmente agudizada en esta última visita: un 0-3 pulcro, tranquilo y despojado de cualquier heroicidad. Superior. No hubo demasiada extrañeza ni estupor (lo hubo, pero no demasiado, recálquese), por más que los primeros 20 minutos resultaran suspirados por el espectador. Podía pasar y pasó. Como ante el Liverpool.
Del 1′ al 20′, acoso skyblueVer esos primeros 20 minutos en diferido sorprende aún más. Al primer minuto de juego el City atacó en asedio, situación de juego que el fútbol comprende bajo parámetros de inferioridad numérica, último minuto o configuración puntual. O amplia diferencia futblística. Y fue gol. De Dzeko. Todo el Manchester City situado a 60 metros de Hart; nueve jugadores del United dentro del área. A partir de ahí, una fase defensiva local sin plan, pues configurado para tener el cuero, no había posibilidad individual de robar la pelota. ¿En qué momento podían interceptar? Los red devils tuvieron que acumularse, quedar a merced del soberbio momento actual de David Silva y despejar un centro para poder contragolpear. Welbeck, Mata, Cleverley o Fellaini salían a marcar al poseedor pero no era posible trabajar en igualdad para sacar la línea defensiva hacia adelante.
La entrada de Kagawa buscó invertir el ritmo y la posesión
Con balón, nervios, pérdidas, sin plan concebido y fragilidad colectiva. Aún así, como la Premier League aguarda esa virtud del espectáculo y defecto del juego consistente en la falta de control, el United salió. Sin garantías, pero salió. Tuvo situaciones de tres contra tres, si bien Hart no tuvo que intervenir, con Rooney y Welbeck dentro del área. A decir verdad se notó la ausencia de van Persie, no ya por su propia calidad individual sino porque hubo opciones de igualar un partido sin demasiado merecimiento. Podría haber metido a la grada en el partido y darse una oportunidad de estimular sus constantes. Dicho esto, los de Moyes sobrevivieron y fueron templando las incursiones de Navas y la insistencia de Silva, pero el contexto seguía ahí. Y en la reanudación un nuevo golpe dejó al United más aturdido aún.
La entrada de Kagawa por Cleverley buscó arrebatar la posesión donde la táctica y la calidad defensiva no podía. El japonés intentó ser un socio para Rooney y Mata, con Fellaini abajo, junto a Carrick. Pero el segundo gol citizen deshizo la posible igualdad. Simplemente los de Old Trafford no están. No forman ni conforman; no alcanzaron puntos o juego sobre los que procurarse victorias de supervivencia y paradójicamente su gente lo ha sufrido, siendo el equipo que más puntos ha obtenido fuera de casa.
javi15195 26 marzo, 2014
Yo creo que si el City se lo hubiera propuesto, le habría hecho mucho más daño al United. Con esa configuración defensiva extraña (llegué a ver a Ferdinand saliendo 15 metros de su zona para vigilar de cerca a Dzeko), los de Pellegrini podrían haberse dado un festín entre líneas. Luego el partido de los red devils es… Solo Rooney transmite algo de amor propio, los demás aún no saben dónde juegan, o al menos no tienen la mentalidad de ello. Año de transición largo y difícil, y puede no ser el único.