8 de marzo de 2005. Los hinchas que llenan el Stade Gerland acaban de ver cómo su equipo, el Olympique de Lyon, ha destrozado al Werder Bremen. La victoria por 7-2, unida al 0-3 de la ida, deja como resultado un 10-2 global que es la comidilla del continente. En Lyon hay un ghetto que asusta. Y no solo por sus goles.
Gramo a gramo, músculo a músculo, es difícil recordar algo parecido. Aquel Lyon multicampeón reunió en sus filas a prodigios físicos del calibre de Michael Essien, Mahamadou Diarra, Eric Abidal o Florent Malouda. Todos de raza negra, todos dominadores del mismo lenguaje futbolístico. Los penaltis apartaron de la semifinal de la Champions a un conjunto que comenzaba a tener difícil retener a sus figuras.
Essien con 22 añitos era algo irrechazable para José Mourinho
22 añitos y la carrocería intacta. Michael Essien vino a este mundo para ser entrenado por José Mourinho. Era una unión perfecta, el eslabón que el técnico luso andaba necesitando. Essien y Claude. El muro de MouMeses antes, en su duelo ante el Barcelona de Rijkaard, a Mou le había faltado esa pieza extra que cerrase líneas junto a Makelele y luego saliera a la contra. El rubio Gudjohnsen solo cumplía con lo segundo. Los blues eliminaron al Barça pero durante un rato grande habían estado a merced de la clase culé. Ante el gran rival había que solidificar el muro. Para ello llegó Essien. Sin embargo, una mala patada le privaría de participar en la revancha de 2006 ante los azulgranas. Fue la noche de Messi, que castigó sin remedio el perfil de Del Horno y Guddy. Michael se había perdido el único partido que no podía perderse, aquel para el que fue fichado.
Makelele-Essien-Lampard; un triángulo histórico para el Chelsea
Pero Essien no era solo correr. No era un Gattuso. Essien tenía mucho fútbol. Tenía talento y conocía el juego. Por eso sus entrenadores nunca dudaron en colocarlo en distintas posiciones. Por ejemplo, en el lateral derecho. Ahí resolvió una durísima batalla en Mestalla ante el Valencia y ahí afrontaría el partido más importante de su carrera: la final de la Copa de Europa de 2008. Delante, el Manchester United y Cristiano Ronaldo.
Sobre el césped del Luzhniki, Essien vivió 45 minutos de pesadilla. Cristiano le había masacrado con todo tipo de fintas, desmarques y remates. Había hecho de él el peor futbolista sobre el campo. Pero Michael era de piel dura, no caía tan fácil. Tras el descanso, Essien comenzó a subir al ataque, liberándose del yugo de CR7. Michael había resistido ante el que para muchos era el crack del momento. Cinco años y muchas lesiones después, al ghanés le tocó lidiar con otro genio desatado: Andrés Iniesta. Fue superado, no cabía otra, pero su equipo, el Real Madrid, no dobló la rodilla. Essien no te fallaba.
Su polivalencia era una muestra de su talento como futbolista
La prueba definitiva de la categoría de Essien como jugador llegó en la 2009-2010. Carlo Ancelotti aterrizó en Londres con su librillo tranquilo y puso al Chelsea a pasarse la pelota. Para Essien esto no fue un problema, y eso que Carletto lo situó en muchas ocasiones ni más ni menos que como mediocentro único. El Chelsea hizo doblete jugando un fútbol de calidad en el que Michael fue relevante. A febrero de 2014 parece imposible que Essien repita hazañas como centrocampista pero su nuevo club, el AC Milan, le necesita en la medular. Seguro que algo les termina aportando, aunque no imaginemos cómo.
javi15195 14 febrero, 2014
Esa última frase es la clave ^^ Como he leído por Twitter con frecuencia, muchos temen un doble pivote con De Jong-Essien, y a mi no me desagrada en absoluto. Muchos futboleros (espero que vosotros no) infravaloran el trabajo del holandés con balón. Dirige muy bien al equipo desde la base, bastante bien. No es un Alonso ni un Verratti ni mucho menos, pero al chico no le tiemblan las piernas cuando debe ser el hombre que coja las riendas para que su equipo salga con limpieza y lleve el balón a la zona fuerte de este Milan de Seedorf: los mediapuntas. Además de eso, con el africano fortaleces una transición ataque-defensa totalmente rota, en la que defienden 6 y uno de ellos es Montolivo (habrá que ver quien acompaña a De Jong excluyendo a Michael: Poli, Monto, Saponara incluso…), por lo que te aseguras una faceta del juego en la que el equipo rossonero sufre de lo lindo. Mediáticamente no es lo que se esperaban los hinchas en este mercado invernal, pero desde luego que "Miki" viene a aportar cosas. Seguro.