Aunque el empate a uno, por motivos diferentes, no contentó a ninguno, Valverde y Ancelotti durmieron anoche muy a gusto. La Catedral es un escenario que consagra argumentos, ambos tenían enfrente rivales de nivel y los dos constataron que sus equipos cada día están más cerca de ser aquéllos que ellos desean. El Athletic atacó a tope sin regalar contras infantiles ni perderle la cara al juego en esos momentos en los que, inevitablemente, necesita tomarse un respiro; mientras que el Real controló casi todo menos el azar incluso cuando su contrario, desatado, hiló una racha de fútbol de las que emocionan, a la velocidad y con la precisión de la plana mayor.
Laporte, clave para salirEl inicio fue blanco para sorpresa de los abonados. San Mamés está habituado a avasallar por pura intensidad en los arranques de los partidos y no fue así, quizá porque su equipo no se imaginó que el Madrid saliese a buscarle arriba presionando como hizo. No es su proceder desde que usa este sistema y ese factor sorpresa le dio una ventaja que, no obstante, no se tradujo en gol. Un par de pases errados por Xabi Alonso le cortaron las orejas al lobo y el Athletic calmó su salida: atrás tenía cuatro, porque sus laterales no subían hasta que la pelota estaba arriba, así que, si Laporte tenía paciencia para atraer a Jesé, Balenziaga se quedaría solo y batiría la presión. Esa conexión metió a los vascos en el campo del Madrid. Laporte marca la diferencia en estas situaciones.
Gurpegui estuvo épico en las anticipaciones ante CR y Benzema.
Al principio el Athletic apenas creó, pero aun así encontró sensaciones gracias a su presión. Su dibujo fue un 4-2-3-1 muy simétrico, lo cual emparejaba a Herrera con Alonso, a Mikel con Modric y a Iturraspe con Di María, y el ritmo de Ander era tan superior al de Xabi, que era quien iniciaba, que el Madrid tuvo que improvisar otra vía. Propuso el pase de Marcelo a Ronaldo, y ahí emergieron De Marcos y, sobre todo, un gran Gurpegui para negarle la luz a los blancos. Y tras muchos partidos sin arriesgar el balón, Pepe y Ramos se vieron forzados a salir en largo. Fue la segunda batalla ganada por el Athletic Club. Primera: Laporte en el primer pase. Segunda: Gurpegui en anticipación. Habría una tercera.
Iturraspe usó a CristianoMuniain, Ander y Aduriz la tocaban muy bien pero no producían nada. Entonces Iturraspe tomó el testigo y dedujo que, si se paraba con la pelota, Di María iría a por él, Cristiano no se movería y Marcelo se quedaría solo contra De Marcos y Susaeta. Parecía buen negocio, lo puso en marcha y dio pie a un dominio territorial de mérito mayúsculo. El partido se jugaba cerca del área del Madrid, Modric y Di María estaban muy atrás y los puntas blancos se quedaron aislados. Eso sí, ni siquiera con todo lo expuesto a favor logró crear ocasiones. Un Athletic Club perfecto de la A a la Z se quedó en tres tiros desviados, solo uno con peligro, y varios centros inocentes. El rédito, más que ofensivo, era defensivo. El Real no salía.
Con 11 contra 11, el segundo tiempo del Madrid fue muy bueno.
Tras el descanso, el partido cambió. Ancelotti mandó arriba a Marcelo, Carvajal, Modric y Di María, y Alonso encontró el espacio que no había tenido en la primera mitad. Con ese margen de maniobra encontró de seguido a Modric, Di María y Benzema entre líneas y el Athletic, asustado, dejó de presionar. En campo contrario el Madrid se sintió a gusto, como en las últimas semanas. No es una máquina ofensiva, no tiene mecanismos para avasallar como la obra de Valverde o el Barça de Martino, pero su balance es muy sólido: alguno de sus cracks, que son muchos, termina cogiendo la iniciativa y van goteando ocasiones, sin asumir riesgos que puedan costarle contras. 0-7 fue el reparto de disparos desde el minuto 45 al 75 en todo un estadio San Mamés. Recordemos que el muro de Europa, el Atlético de Simeone, recibió 23 hace cinco días. Esa media hora blanca fue de equipo muy, muy serio.
Ibai Gómez volvió a ser un revulsivo decisivo para el Athletic Club.
El Athletic no se vino abajo en ningún momento y por eso aguantó el 0-1. Su gran ocasión llegó en una falta lejana lanzada por Ibai que repelió Ramos y, de vuelta a Ibai, fue empalmada para éxtasis león. Un minuto después, Cristiano vio la tarjeta roja y Ancelotti entendió que el partido se había acabado para ellos. En lugar de potenciar a Jesé, que sigue a lo suyo pese a jugar en su peor posición posible, decidió prescindir de su velocidad y aguantar el resultado. No es habitual ver al Madrid sin aspiraciones ofensivas, así que la estampa sorprendió. El Athletic Club se entusiasmó e Ibai, con un nuevo chut y un saque de esquina muy tocado, le hizo soñar con la victoria, pero al final se quedó un empate anodino para ambos y maravilloso para la Liga BBVA.
¿Mantendrán los de Valverde este nivel? En Bilbao, seguramente. ¿Le valdrá al Madrid este estilo tan prudente para desbordar a las mejores defensas? Es una buena pregunta para el próximo miércoles. Lo que sí puede decirse con rigurosidad es que le dio para ser un poco mejor que un Athletic perfecto en La Catedral de San Mamés. Para un equipo que hace un mes era zarandeado por un Celta irregular en su Santiago Bernabéu, está muy bien. Su progreso es obvio. También era exigible.
wjcmha 3 febrero, 2014
Parte A de la Ancellotización completa. La defensa. El Madrid consigue ser un equipo muy dificil de batir alineando a Cristiano, Benzema, Jese, Di Maria, Modric, Marcelo, Carvajal y un Alonso cansado. Tiene su merito. Aunque es con mucho la parte aburrida.
Falta la B, tener más la bola. El Madrid de enero promedia 15/20 minutos de tener la bola y eso aún es demasiado poco. Mínimo, doblarlo. Limpiar más la salida, proyectarse algo más y precipitarse menos.
Con eso ya si que se podría decir que Ancelloti ha hecho un buen trabajo.
La inesperada guinda sería alguna concesión a la brillantez y al espectáculo. No creo que llegue, pero puestos a pedir…