La Premier nos brinda debates maravillosos. Sus clubes viven en una realidad distinta, un microclima propio que afecta de forma directa a la organización de los equipos. La táctica allí está concebida para atacar y marcar goles, siendo el Manchester City el mejor resumen de ello. Mourinho y su Chelsea son la excepción. El portugués, que va por libre, centró sus esfuerzos desde primera hora en crear un conjunto pétreo. Y lo ha conseguido. Podemos decir que ya lo tiene. A través de la defensa, el Chelsea domina o resiste, dependiendo de la calidad del rival. Con la pelota ya es otra historia.
Chelsea y Everton fueron reconocibles en todo momento
El Everton terminó la primera mitad con un 53% de posesión, 256 pases realizados y un 85% de acierto en los mismos. Los de Roberto Martínez arrancaron controlando tanto el balón como el encuentro, que ya se sabe que a veces no es lo mismo. El Chelsea tiró de su gran defensa del área chica para lograr que ese control no se tradujese en demasiados remates. Aun así, no pudo evitar ser menos que su rival.
Y es que este Everton de Martínez es algo interesante de ver. La propuesta del técnico español en Stamford Bridge fue descarada y valiente. Sin balón, los toffees montaban una doble línea de tres para comenzar a presionar, de manera no muy agresiva pero sí incómoda. No se quería que el Chelsea pasara fácil a campo contrario. La organización era la siguiente: Mirallas en la derecha, con Naismith y Osman a su misma altura. Por detrás, otra muralla de tres hombres con Pienaar, McCarthy y Barry. Esa estructura era inalterable. Una vez recuperado el esférico llegaba el “desorden”.
El Everton fue superior 45 minutos pese a no rematar demasiado
Kevin Mirallas fue la esencia de la primera parte del Everton. El belga, extremo derecho a priori, se pasó ratos enteros entre la mediapunta y la banda izquierda (mapa de calor del minuto 1 al 45). Los visitantes juntaban a muchos futbolistas alrededor del balón y en espacios poco frecuentes. Baines, el lateral izquierdo, aparecía para tocar entre líneas y Naismith, que se suponía que era el nueve, en realidad se movía por cualquier lugar menos el típico del delantero centro. Cuando el Everton la perdía acumulaba muchos jugadores cerca de la pelota, lo que le permitía presionar de inmediato… y sin miedo al contragolpe.
Con Ramires y Torres en el banquillo y un Eto’o que ya no intimida por velocidad, el Chelsea no tenía opciones para correr. Mourinho alineó a Óscar y Willian con el objetivo de ganar calidad en el ataque estático, pero hasta entonces no hubo tal porque el Everton se lo negó. Para los blues el tema del ariete es una faena, pues ninguno de su plantilla ofrece el menú completo. Sin ser un virtuoso, Eto’o supera ligeramente a Torres en asociación. En potencia gana Fernando. Mou esperaría un choque de más posesión y optó por el camerunés, pero el escenario era distinto. El Chelsea solo estaba siendo lo que inventaba Hazard.
Eto’o completó un partido pobrísimo, a años luz de lo que fue
La salida de Ramires por Oscar tras el descanso tuvo un poco que ver con todo lo explicado. Por un lado, el Chelsea reforzaba defensivamente su lado derecho, el hueco por el que más estaba avanzando el Everton. Por otro lado, el brasileño suponía un recurso de profundidad, pues sus galopadas son contraataques en sí mismas. Además, Fernando Torres saltó al campo poco después, con lo que el Chelsea ya tenía sobre el verde a sus piezas más veloces. Para el Everton, jugar tan arriba pasaba a ser un pelín menos agradable.
A todo esto Mou le añadió un cambio de sistema que más que táctico fue de voluntad. Ramires y Lampard dibujaban un 4-3-3 con dos interiores, Schurrle y Hazard en los extremos y Torres de “9”. El matiz fue que tanto Lampard como Ramires dejaban bastante solo (al menos en clave Mourinho) a Matic. Al mediocentro serbio pareció darle igual porque tapó cada intento de contra del Everton. Crack. El Chelsea se la había jugado en busca de la victoria con una presión fuerte y adelantada. Lo cierto es que, solo por insistencia, los locales merecieron ese gol de Terry en el 93, pero no es menos cierto que apenas se dieron jugadas claras y concisas. Al cuadro londinense le cuesta demasiado generarlas porque le falta un puntito de calidad en los metros finales. Hoy fiable solo tienen su defensa, que no es poco.
@DavidLeonRon 23 febrero, 2014
Viendo el partido pensaba que el Chelsea los próximos años va a ser un hueso duro en Europa. Lo pensaba sobre todo viendo a Matic, que ha sido un fichajazo y tal.
Sin embargo, creo que este año, como expongo en el artículo, van cortos de demasiadas cosas, sobre todo pensando en Europa.
Aún así, son muy candidatos a la Premier.