El rol como camino hacia el gol | Ecos del Balón

El rol como camino hacia el gol


Más allá de que el Atlético de Madrid intentara seguir perpetuando socialmente la nómina de referentes atacantes que han dejado huella ininterrumpidamente desde Christian Vieri –Hasselbaink, Torres, Agüero, Forlán, Falcao-, David Villa desempeña un rol en la dinámica de juego ofensivo de Diego Pablo Simeone. Ese rol, distingámoslo, se quedó en idea o boceto, pues su confianza se ha ido difuminando como un ente bursátil, costándole a día de hoy al asturiano transformar el boceto en el rol de antaño. No el de necesitado velocista –podría haberse buscado ese perfil; “Baptistao”- en un equipo falto de rapidez en su contragolpe, sino el de la pausa que desmonte la primera presión del oponente –derbi en el Bernabeu-.

Una vez que Diego Costa pasó a ser el capo del plantel, con la mesa reservada para hacer del gol su ego, la figura del Guaje pasaría a ocupar el paso intermedio, un segundo punta y fiel escudero del gigante, liberado de las marcas y el cuerpeo –Forlán-, hacedor de goles en movimiento –Saviola/tardoRaúl- para no ser penalizado desde la fabricación propia de sus jugadas –autonomía-, habilitándose y traduciendo el ritmo y la atracción del hispano-brasileño, y aportando un movimiento en apoyo para dar fluidez a la zona de ¾ mientras Costa sujetaba a los zagueros. En el arranque del campeonato se observaron ambos conceptos: en la ida de la Supercopa, Villa descarga con finura (FOTO) en plena transición para una vez que Costa trabaja la primera línea en profundidad, es David quien anota el tanto acompañando la jugada sin marca aparente (FOTO). Y en Anoeta, jornada 3, quizás el partido más completo en términos de productividad de Villa, con gol, asistencia y sensación plena de actividad y presencia en la corona y picos del área.

El arranque de David Villa fue interesante. Sin ser un jugador autónomo, su rol tenía sentido y aplicación

A día de hoy, tras más de 25 partidos de temporada, David Villa es, únicamente, una idea. Su ausencia, real o sentida, explica su momento, en el cual no parece ser de utilidad a su equipo. Ventaja o suma. Mientras, el que compite por su puesto ha convertido un posible Plan B en una constante. Raúl García es, en el tercer año del proyecto de Simeone, un delantero. Aunque empezó la temporada como titular en detrimento del lesionado Arda Turan, como volante y no como punta, Raúl ya no es un llegador. El papel que más veces y minutos ha desempeñado es el de especialista. Con movimientos, arrastres y actitud de delantero. Piensa y ejecuta a velocidad y desde posiciones de un auténtico rematador. De hecho, se han dado muchos ejemplos donde en centros frontales y laterales, el Atlético de Madrid juega con doble ‘9’. Su efectividad, la tipología de sus goles y la (poquísima) cantidad de toques de los que se ayuda para marcarlos, le definen.

Para mezclar de manera transversal ambos perfiles –Raúl y Villa- y comparar como se desenvuelve el equipo rojiblanco en las zonas más cercanas al área, nada mejor que acercarnos a Diego Costa. Ya desde que Costa se gana la titularidad en detrimento de un Diego Forlán crepuscular, que presenta problemas con Quique Sánchez Flores, allá por la temporada 2010-2011, el de Lagarto comienza a sombrear y matizar su fútbol: Diego Costa ha de ser aprovechado en un momento 0 o posterior. Cuando Simeone descubre a Costa, palabras de Cholo en Espacio Reservado, sabe lo que desprende. Costa es espacio, algo que puede ser utilizado como herramienta para una estirpe superior –primero para Kun, después para Falcao- o como toda una transición ofensiva –lo fue en sus múltiples cesiones, lo es ahora en Vicente Calderón-. Pero desde su explosión, el pichichi del equipo pide que el pico lo porte otro, o al menos le ayude a portarlo.

En paralelo, Raúl García liberaba a Costa, aportaba efectividad, área castigada y poderío áereo

Tomaremos como ejemplo el 3-0 en el Calderón del 15 de diciembre. Jornada 16. La muestra que sirve como género para definir al colectivo con Villa o con Raúl. El Valencia, aún con Miroslav Djukic en el banquillo, manejó mejor las dos fases del juego durante los primeros 45 minutos. Sobre todo en la fase ofensiva, el Atlético de Madrid, al no encontrar calidad en zonas interiores, busco dos jugadas muy simples, pero que en cierto modo nacían sin vida. El balón largo sobre Costa (FOTO 3), emparejado con Víctor Ruiz, y una diagonal dentro fuera del propio Diego para ganar una posición profunda y abierta. En la primera opción, la consecuencia es que Costa es receptor de un balón que a él mismo le corresponde; al que poder acudir si es prolongado de cabeza por otro jugador y no él, mientras que en la segunda, el Atlético vaciaba el área en una situación estática, ocupada por un Villa –en la foto Arda, pero sin Villa acudiendo al rechace (FOTO 4)- que quedaba en inferioridad física con la zaga che. O Costa se clonaba o el Atlético se chocaba contra sí mismo.

Si recuerdan la segunda parte, Diego Costa se exhibió. La salida del navarro permitió a Simeone tener a la zaga sujeta y a Costa libre para caer a la espalda de los laterales y montar contragolpes de puro vértigo. Desde el punto de vista táctico, Raúl García es a Salva Ballesta lo que Diego Costa a Fernando Torres: alguien que trabaje el envío aéreo –Raúl es mejor que Costa en esta suerte – y que permita al más potente dañar a toda la línea defensiva. Si sumamos que en términos de choques, mordiente en el área (FOTO 5), retos físicos, timing en el remate –Raúl ha abierto el marcador en ocho ocasiones por cuatro del asturiano- y que a balón parado el navarro es uno de los mejores especialistas del campeonato, el rendimiento de ambos toma direcciones opuestas.

Simeone tiene bien definido el papel y la responsabilidad de cada uno. Se pensará mucho invertirlos

En favor de Villa juegan bazas no del todo indiscutibles, pero a valorar. Sin tener en cuenta el rendimiento bruto, David cuenta con la experiencia suficiente para poder recuperar el rol. No ya recuperar el fútbol del gran Villa, pero sí crear una necesidad futbolística para un equipo que sigue sin encontrar a Adrián y que Raúl no puede desempeñar. Segundo, que el ánimo de grupo y la grandeza del asturiano –hasta en su peor momento como azulgrana enchufó el 4-0 al Milan– se necesitan, a la espera de que pueda recuperar y desempeñar ese rol. Y tercero, y quizá la más importante, la de invertir la magnitud de un reparto de responsabilidades que podría deshacerse. Simeone no cuenta con un revulsivo mejor que el de Raúl García. Su entrada al campo simplifica el juego aún más, pero a la vez dota al equipo de un punto extra de versatilidad y agresividad para tramos cortos de tiempo, influyendo con enorme efectividad en el marcador. Raúl de titular y Villa de suplente puede agotar las dos vías: que Villa recupere su labor, importante en la idea primaria, y que Raúl abandere la máxima productividad, a pesar de que su rendimiento no decrezca figurando desde el inicio.

A favor del navarro terminará por jugar, en la noche de este sábado o en posteriores citas de calado, su labor como centrocampista. Posibilidad que Cholo manejará para meter un hombre más al mediocampo que aporte trabajo, salida en largo y remate a balón parado y pueda adelantar a Arda Turan –o Adrián- como segundo punta si el rendimiento de Villa sigue aminorando, como así fue utilizado el turco en Do Dragao, algo residual pero ni mucho menos descartable. Como el fútbol no es sólo campo y balón, aunque en este caso parece subrayarse tal contraste, Simeone seguirá teniendo roles para todos.


Comentarios (9)

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Pregunta: si el Atleti dibuja el 4-5-1 que esperáis muchos, ¿no le rentaría más Cebolla en la izquierda y Diego Costa de delantero? Venimos hablando de la falta de chispa del Atleti y en cambio el Cebolla cada vez que salta al campo muestra un cambio de ritmo bastante interesante.
Pero de espaldas no jugaría tanto porque su movimiento sería la caída a banda. Además, socialmente sería más fácil para el Cholo gestionar la conflictiva suplencia de Villa si entra el Cebolla que si entra Raúl García. Si entra el uruguayo, ha habido un cambio de sistema, un movimiento de pizarra. Si entra el navarro, simplemente entra uno que es mejor que Villa. A grandes rasgos.
El caso es que contra el Málaga mejoró al equipo y contra el Valencia también...

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