Adebayor y Soldado fueron la base sobre la que Tim Sherwood, eficaz sucesor de Villas-Boas, construyó la épica victoria de su Tottenham Hotspur en El Teatro de los Sueños. Es más, si exceptuamos la concentración, el sacrificio y el deseo de ganar de sus jugadores, eso y la gran tarde de Chiriches fueron los únicos aspectos rescatables de los londinenses de cara al futuro. Pero que les quiten lo bailado. Por su parte, Moyes continúa recogiendo menos puntos de los que su fútbol siembra. Sin ni mucho menos bordarlo, no fue peor que su rival. La Premier sigue cobrándole a David lo que dejó a deberle Sir Alex.
Capoue-Moussa no funcionóY eso que ayer el Manchester United se acercó bastante a los modos de Fergie; prescindió de la pausa y optó por el 4-2-4 arquetípico con Carrick y Cleverley en el doble pivote. Y jugando a un ritmo más alto del habitual se imponía a un Tottenham que planteaba en contra exactamente el mismo dibujo con Capoue y Dembélé en el centro. La ineficacia de dicha pareja fue su mayor traba; les faltó agresividad y quite; por ellos el United llegaba hasta la zona de mediapuntas con suma facilidad, y si no convertía el dominio posicional en ocasiones claras era porque Rooney y Jazunaj no daban una. Walker y Chiriches se los comieron respectivamente. Sin su talento, el balón a la banda para Valencia monopolizó el ataque, y aunque el ecuatoriano rindió bien, el Tottenham controló sus centros.
Adebayor y Soldado dieron una clase recibiendo juego directo.
Arriba, muy arriba y separadísimos de sus otros nueve compañeros quedaban Soldado y Adebayor. La idea era buscarlos con juego directo y que ellos decidiesen el resto, y para semejante función conforman un tándem muy fuerte porque ambos son capaces de hacer cualquiera de sus acciones recurrentes: bajar un melón, correr a la espalda de la defensa, proteger la pelota hasta que llegue la segunda línea, filtrar un pase de gol e incluso, en el caso de Manolito, caer a una banda y amenazar con el uno contra uno. La superioridad contra Vidic y Evans era sangrante, y Aaron Lennon, que recibía de cara y en vuelo, el gran beneficiado, aunque Eriksen fuese el decisivo por su papel en los dos goles. ¿Para qué asumir más riesgos si con solo un par jugadores por delante del balón se desequilibraba en cada lance? No hacía falta más.
Moyes carecía de alternativasEn su intento de remontada Moyes tomó decisiones muy originales, pero antes de entrar en ellas se debe considerar que Phil Jones, Fellaini y Van Persie eran baja. Para crear más ocasiones entendió que necesitaba más hombres de ataque, pero sin un especialista táctico o del robo correría el riesgo de que el equipo se le partiese. Quitó a Smalling y Carrick e introdujo a Kagawa y Chicharito; Valencia se puso de lateral y Rooney bajó al doble pivote. Kagawa y Januzaj, en banda a pies cambiados. El cambio de perfil encendió al belga, que tuvo 5 minutos en trance donde pareció Robben, pero en general los ajustes quitaron fútbol al United; Kagawa no ofreció nada entre líneas y el juego pasó a ser demasiado directo. Al aumentar la imprecisión red los Spurs robaron más el balón, y como el United no tenía con quien quitárselo, jugaron a «las cuatro esquinas» y frenaron el ímpetu de Old Trafford hasta casi el descuento.
Harry Kane jugó muy bien y pareció limitado al mismo tiempo.
Para cerrar el texto debe hablarse de Nabil Bentaleb y Harry Kane. El Tottenham también tenía bajas y terminó el partido con dos canteranos en puestos claves. El primero es un mediocentro francés de 19 años que mejoró la intensidad de Capoue, y el segundo un delantero centro que extrañamente logró dejar malas sensaciones y ser muy, muy útil al mismo tiempo. Sus toques de balón carecían de todo… menos de sentido. Fue más que suficiente para robarle un par de minutos al reloj y cerrar el triunfo de su equipo, que se puso a 2 puntos de Champions.
Yomen 2 enero, 2014
Hola