Era un partido trampa para el Atlético de Madrid, como siempre que se vuelve de un parón y toca jugar fuera de casa. Además el Málaga no es un rival agradable; los de Schuster saben enturbiar los encuentros y no se aburren si el fútbol es aburrido. Dicho esto, que el Atleti sufriese muchísimo para ganar no fue novedad, sino dinámica si consideramos las últimas jornadas. Diciembre fue un mes de descenso para el juego rojiblanco. La buena noticia es que incluso a medio gas su ritmo de puntuación es de campeón de Liga. Chapeau.
Schuster paró a Diego CostaDentro de la espesura, un valor que no se ha perdido es el de la intensidad de Diego Costa. Su brillantez sí ha decaído, pero su insistencia permanece casi intacta. Los contrarios lo padecen sobre todo en las bandas; sus caídas a los costados son el recurso que Simeone usa para alcanzar la profundidad y crear peligro. En pos de controlarlo, Schuster alineó a sus tres centrales juntos (Angeleri, Weligton y Sergio Sánchez), de tal modo que uno de ellos pudiese descolgarse con él hacia donde fuese sin que aparecieran huecos de más en el territorio de Willy Caballero.
Koke no supo interpretar lo que le estaba pidiendo el partido.
Desde ese punto de vista, el planteamiento de Schuster fue un éxito: Diego Costa no aportó gran cosa. Es decir, el partido fue testigo de un gran mérito de uno de los dos equipos, pero hay que decir que éste no compensó el resto. Una consecuencia y un descubrimiento alegados al «caso Costa» amargaron el juego. Para introducir un central extra el Málaga había sacrificado a su principal talento, Portillo, y en ataque no hizo casi nada. Esa fue la consecuencia. El descubrimiento negativo, que, estando el Málaga obsesionado con Diego Costa, los Koke, Arda Turan, Óliver Torres y Villa no inquietaron lo más mínimo.
Koke, que jugó en el doble pivote junto a Tiago, no entendió demasiado bien el partido. El Málaga presionaba con uno (Juanmi) y el canterano insistía en venir a recogerla donde ya estaban Godín, Miranda y el propio Tiago Mendes, dando pie a un 4 x 1 sin sentido ni ventaja. Como añadido, ninguno de sus compañeros de arriba fue capaz de aportar lo que él suele esgrimir: juego entre líneas. Nadie jugó con acierto en el espacio que separaba a los tres centrales del doble pivote malaguista. Es más, amén de Juanfran, que desbordó alguna vez por la derecha, el rojiblanco más incisivo fue Godín con sus conducciones.
El Cebolla Rodríguez sí fue un cambio importante en el encuentro.
En el minuto 45 Simeone cambió el cromo de Óliver por el de Adrián sin resultados reseñables, y más adelante dio entrada al Cebolla donde Turan alterando un poco más el sistema. El uruguayo es más enérgico, arranca más atrás y termina más arriba, y estimuló algo el juego colchonero. No obstante, el gol llegó en la única jugada del envite en la que Diego Costa logró desbordar por banda. Sánchez estaba con él y Weligton cometió el error de ir a la ayuda en lugar de proteger el centro como había hecho hasta entonces. Koke Resurrección mató al Málaga y dio al Atlético de Madrid su triunfo número 16. Una pasada.
@SharkGutierrez 5 enero, 2014
Ganar, incluso cuando no lo mereces, es un lujo que sólo está al alcance de unos pocos privilegiados. El Atlético no jugó bien (que es diferente a jugar mal, aunque pueda parecer lo mismo). 3 por dentro, cuatro por fuera para las ayudas, más dos centrocampistas dotado para el robo. Es sacrificar demasiado; luego ves a Bernd decir lo que dijo en la rueda de prensa y se entiende perfectamente.
Aún así, cuando el Atlético la tuvo, la metió. Eso es lo que importa de cara al computo general. Al Atlético le plantean partidos como a un Madrid o un Barça, ergo la cuestión está en cuándo esos partidos grandes también lleguen en Febrero/Marzo si el equipo responderá cómo se le exige. El Milan no es el Málaga, pero veo el partido de hoy como un ensayo de lo que puede ser el Milan de Allegri (salvando distancias). Escasa fluidez, mucha horizontalidad, cero espacios, etc. En definitiva: agotar la paciencia de tanto masticar con el balón. Solo esperemos que el Milan (de verdad) no sea este Málaga.