Este año en San Mamés suele jugarse en lunes y casi todos los partidos son iguales. El ímpetu vasco natural desorienta el arranque, lo vuelve borroso y atropellado, pero superadas las primeras 10 posesiones consta que su juego no es claro y el contrario, a su forma, asienta un dominio estable. Normalmente dura 35 minutos, hasta que en el segundo tiempo el Athletic toca la trompeta y por puro empuje va inclinando la balanza a su favor. Ayer contra el Barça pasó algo similar, excepto porque solo fue peor durante un cuarto de hora y porque no tuvo que remontar. Le salvó que Neymar se confudió de botas.
Alexis S. y Cesc, cracks al inicioLa superioridad azulgrana se debió, sobre todo, a Alexis y Cesc. La presión local fue desnudada de seguido por un par de apoyos de Sánchez y un par de segundas jugadas que, tras esos apoyos de Alexis, recogió el «4», y eso intimidó al Athletic y le hizo retrasar líneas. Es decir, por parte culé fue algo individual en primera instancia: la inspiración de Alexis y Cesc. Pero luego, con los leones abajo, el colectivo se sintió a gusto. Iniesta caía a banda y dañaba, pues bien abría a Iturraspe y Fábregas, TOP en ese tramo, se quedaba solo o bien llamaba la atención de Iraola y Neymar se quedaba en ventaja. De este modo el equipo del Tata ganó metros, subió a Busquets, creó peligro y controló muy bien las contras rojiblancas. Fueron minutos positivos, se debió marcar, pero tampoco es inexplicable que la pelota no entrase. Sin Messi y con la necesidad de que Cesc agitase en zona de creación, el Barça carece de pegada.
El buen fútbol del Barcelona se mostró muy poco consistente.
¿Por qué duró tan poco el buen Barça? ¿Por qué se apagó sin regreso lo que estaba gustando? Porque el Barça no creía en lo que estaba haciendo. De hecho, no cree en nada. El del Tata Martino es un equipo impersonal al que es imposible definir tácticamente, cada día actúa de un modo distinto, sin rasgos fijos, y aunque como plan no tiene por qué ser malo, para este plantel es duro por dos razones: 1. No destaca por su versatilidad; y 2. Hasta en sus peores momentos tuvo el plan más persistente de Europa, y cuesta cambiar un extremo por el otro. Por eso sus virtudes son tan poco sólidas y, en vez de a lo que preparan, terminan jugando a lo que su rival quiere hasta en el Camp Nou contra modestos españoles. Anoche bastó con que al Athletic, que no es un modesto, le saliesen bien dos presiones y con que Iniesta la perdiese en un par de jugadas para que el encuentro girase de nuevo. Y mucho.
Valverde trucó su presiónEn el segundo asalto el Athletic fue netamente mejor que el Barça porque ajustó su manera de presionar. En vez de ir corriendo sin pensar detrás de la pelota desde que la tenía Pinto, respetó más el 4-1-4-1 de su pizarra y esperó a que Piqué, Mascherano o Busquets se la pasasen a Xavi o Iniesta. Y entonces, en ese instante, sí comenzaba la presión, con Ander sobre Andrés o Rico sobre Xavi y el resto del conjunto, de modo acompasado, encerrando al interior culé. Una vez la soltaba éste, por norma hacia atrás y mal por el buen trabajo león, Mikel Rico sí dejaba su puesto y perseguía la pelota hacia donde fuese en carreras épicas (y largas). Lo propio hacía Toquero, que se mató gozando, mientras Herrera e Iturraspe ajustaban más atrás para que Cesc no les dejase la cara de tontos. El trabajo defensivo del Athletic en el primer tiempo fue flojo. Su mejoría en esta fase del juego le hizo ganar en el segundo.
Piqué ha sufrido un bajón que el Barça no puede permitirse.
No sería justo firmar el texto sin hablar de cómo atacaron los leones, pues lo hicieron más que los azulgranas. Sin complicarse. Sabiendo de la candidez de Xavi e Iniesta, huyeron de Busquets y atacaron por fuera, con situaciones de 3×2 en banda. Quizás convendría apuntar el nuevo trabajo deficiente de Montoya, pero el chaval recibe tan pocas ayudas que cuesta percibir si Alves es buenísimo o si a él le falta nivel. El caso es que Dani en el mismo contexto sobrevive mejor. Su baja es letal. Como lo fue la ausencia de Bartra, o la presencia de Mascherano y Piqué si somos más precisos, a quienes Toquero ganó por arriba y por abajo jugando de espaldas. La verdad es que fue la primera vez que vimos así a Gaizka. Su currículo tiene noches en las que yendo al espacio ha destacado, pero vestido de Llorente no tenía precedentes. El Barça ha perdido a Piqué a la par que a Valdés. Demasiada traca.
En cualquier caso, de cara a la Liga tampoco hay que poner el grito en el cielo con el FC Barcelona, pues hizo lo que ha venido haciendo y hasta anoche había ganado 13 partidos sobre 14. A Martino no le va mal su propuesta en el día a día, al menos deportivamente -casi siempre hace un poco más de mérito que su contrario para ganar- y en resultados. Lo que no podemos saber, porque no vivimos en el vestuario de Iniesta y Xavi, es hasta qué punto esta manera de proceder puede estar desgastando el espíritu de un conjunto que suma 6 años compitiendo junto. O sea, el doble de lo que suele durar un proyecto en el fútbol del Siglo XXI. Si parte del grupo no acepta este juego, Martino sí tendrá un problema a corto o medio plazo. Solo yendo todos a una será posible competir con un estilo que no genera ni unanimidad ni confianza en los aledaños del Camp Nou.
@DavidLeonRon 2 diciembre, 2013
El Barça tuvo ayer un periodo de tiempo de esos "reconocibles", con jugadas con cara y ojos. Era escenario para que Xavi apareciese, diese cuatro o cinco pases y prolongase ese periodo de 15 minutos a 30, con los que imagino que el Barça marcaría. No lo hizo. Y si no lo hace cuando el Barça juega bien, ya nunca lo hará.
En el fondo es muy difícil hablar de lo demás si jugadores capitales dentro de un equipo están ya tan lejos de un nivel óptimo.
Como dice el artículo, el bajonazo de Piqué, sumado a otras ausencias como la de Alves, Valdes, el cansancio que empieza a sentir Neymar, muy apagado en las últimas 2 semanas… explican un poco todo. El Barça no es capaz de jugar 90 minutos a buen ritmo. Parece que ya no tiene con qué.