1-El gran maestro.
“Está surgiendo una nueva generación de mutantes. Serán llamados monstruos. Monstruosidades genéticas. Pero están surgiendo en los centros urbanos, en los suburbios, en los desiertos y en las selvas. Y cuando aparecen necesitan maestros, personas que pueden ayudarles a superar su ira y les muestren cómo usar sus dones extraños de forma responsable. Ellos nos necesitan”. Charles Xavier.
A los magos de las grandes epopeyas no se les recuerdan demasiados ejercicios pirotécnicos. No identificamos a Dumbledore o Merlín por llamaradas mágicas y espectaculares hechizos arcanos, sino por su aguda intuición y su sabio consejo. Y por algo más que eso: por el instigar en los héroes, los verdaderos protagonistas de sus respectivas historias, la senda de la victoria.
Hechiceros, videntes, ermitaños, ancianos venerables… incluso herreros, pastores y mendigos. La figura del gran maestro toma muchas formas en los mitos pero siempre se trata de un individuo en apariencia frágil cuya fuerzaEl gran maestro guía y bendice a los elegidos no reside en el brazo sino en su poderoso ascendiente sobre el guerrero que empuña la espada. “Si te refieres al incidente con el dragón, yo no tuve nada que ver. Únicamente le di un empujoncito para que saliera”, ironiza el viejo Gandalf en la versión cinematográfica de El Señor de los Anillos. Como el entrenador que guía los pasos de un vestuario hacia el logro competitivo, el gran maestro es en el plano mitológico el agente del destino que provee a los elegidos del conocimiento que les permitirá triunfar en una empresa que ha sido bendecida de antemano con su ayuda.
A veces la relación entre maestro y alumno es singular, como la del del venerable Muten Roshi con el joven Son Goku o la de Virgilio y Beatriz asistiendo las andanzas de Dante por el otro mundo. Otras veces, sin embargo, la ascendencia del maestro abarca todo un ciclo épico, rigiendo desde su profunda sabiduría, una visión privilegiada del universo y su capacidad para influir en los actos de los demás a todo un colectivo en pos de la victoria a lo largo de incontables aventuras que encuentran en su inspiración el vínculo que las une.
Es el caso del viejo Tiresias, referencia constante para los héroes del ciclo mítico tebano, y también el de Charles Xavier, el maestro más reconocible de los cómics de superhéroes, cuyo liderazgo marca los pasos de los X-Men en la consecución del sueño mutante del mismo modo que Pep Guardiola se convirtió en mucho más que un entrenador para el FC Barcelona del pasado lustro.
2-Padre y madre.
“El secreto de este equipo son los jugadores. Les hago correr y que jueguen todos. Son muy buenos, trabajan mucho. Cuando no corren les denuncio y como no les gusta, corren”. Pep Guardiola.
Los alquimistas medievales idearon un sistema simbólico complejo con el que pretendían representar el camino hasta Dios, al que concebían como una suerte de conocimiento supremo de todas las cosas. En la simbología alquímica las emanaciones de ese conocimiento supremo presentan un carácter andrógino, y es que, en palabras del mitólogo Joseph Campbell, “los personajes masculinos-femeninos son comunes en el mundo del mito. Siempre emergen con un cierto misterio, porque conducen la mente, más allá de la experiencia objetiva, a un reino simbólico donde la realidad se supera”.
La literatura antigua contempla dos grandes explicaciones para el origen de la videncia de Tiresias. Una cuenta que interrumpió el apareamiento de dos serpientes, transformándose de este modo en mujer para más adelante convertirse de nuevo en hombre y encolerizar a Hera al afirmar que, desde su experiencia privilegiada, el gozo sexual femenino es superior al del varón. La otra versión reza que el incauto Tiresias espió el cuerpo desnudo de Atenea. La diosa de la sabiduría guerrera, aludida por los atenienses con un artículo femenino y un título masculino, era la divinidad más celosa de su virginidad del panteón griego y su ambigua sexualidad es uno de tantos ejemplos míticos que vinculan las figuras andróginas con una visión que llega más allá de lo que es evidente. En ambos casos el resultado es el mismo: Tiresias pierde la vista como castigo por su afrenta a lo más sagrado pero a su vez obtiene el don de la videncia, en tanto que reúne en si mismo el conocimiento de lo masculino y lo femenino.
En el plano simbólico el gran maestro encarna el apoyo mismo de la naturaleza sobre la empresa del héroe, la guía de su propio inconsciente, y como tal aglutina todas las ambigüedades y la enorme complejidad de la mente humana. Como TiresiasAsí, combinan dos caras totalmente opuestas, Pep Guardiola y Charles Xavier son madre y padre al mismo tiempo, y en consecuencia su rostro muestra dos caras opuestas a sus discípulos: una es dulce, amable y acogedora y la otra agresiva y severa, incluso peligrosa. Como otras figuras en las que se identifica un significado similar, el entrenador catalán y el Profesor X muestran gustos refinados, un aspecto acicalado y todo tipo de aficiones que les alejan del arquetipo masculino más primario en el imaginario popular, pero tras una imagen pública impecable ambos ocultan un reverso violento de si mismos que impacta al salir a la luz en contadas ocasiones, con motivo de la insubordinación de sus pupilos o de la amenaza del enemigo. “Se implica tanto y hay tanto compromiso por su parte que si no respondes quedas retratado”, afirmaba Xavi Hernández sobre su mentor. La esperanza y la seguridad que aporta al discípulo el aspecto maternal del maestro le sostienen ante las duras pruebas a las que lo somete su estricto reverso paterno, confabulándose de este modo los dos rostros de la misma figura.
“¡El profesor Xavier es un idiota!”, afirma Kitty Pryde en una de las splah pages más célebres que han ilustrado las andanzas de la Patrulla X. Como el crack despechado que abandona las filas de un club entre declaraciones incendiarias, la joven mutante dejaba atrás con este improperio la escuela de Charles Xavier a raíz del enésimo encontronazo con su profesor. Chris Claremont, el guionista más longevo e influyente de la historia de los X-Men, llegó a desarrollar tal aversión hacia la vena autoritaria inherente al líder mutante que sus historias se reconocen por alejar a los hombres X de la vigilancia de Charles Xavier con todo tipo de excusas y así permitirles un respiro. “Perdonaré que no acierten, pero no que no se esfuercen”, sentenció en su día Pep Guardiola, cuyos conflictos con algunos futbolistas insurgentes que acabaron abandonando la disciplina azulgrana también son bien conocidos, como algún que otro arranque público de carácter con el que desafió la amenaza que se cernía sobre su equipo. “Yo estoy para advertirles si un día bajan el nivel”.
3-La visión.
“No es cuestión de trabajar sino de ver, y los atributos para ver y enseñar cosas. La manera de ver es diferente. Lo más importante de un entrenador son los ojos”. Johan Cruyff
Cuenta el filólogo Carlos García Gual que “Tiresias no podía ser el protagonista de ninguna saga heroica. No pertenecía a la casta de los héroes destinados a la gloria”. El viejo adivino no podía triunfar en el papel de Edipo, como tampoco podía hacerlo el viejo Obi Wan Kenobi en el de Luke Skywalker. El gran maestro es un individuo débil en lo corporal porque su fuerza reside en el plano inmaterial. No es un héroe en el sentido estricto, pero a cambio de esa limitación se le concede la visión y la capacidad para convertir a los demás en las herramientas del cambio y el triunfo.
La videncia que obtuvo a cambio de su ceguera permitió a Tiresias interpretar un papel fundamental en las epopeyas tebanas a las que jamás hubiera accedido como un hombre cualquiera, del mismo modo que la silla de ruedas de Charles Xavier le impide luchar en el campo de batalla pero no dirigir a la Patrulla X hacia su propio sueño. Como Pep Guardiola, un futbolista cuyo físico endeble le remitió al dominio del juego para sobrevivir sobre el césped y que nunca hubiera aspirado como jugador a los triunfos que orquestó desde el banquillo.
Vidente a su manera, Charles Xavier es el telépata más poderoso del universo Marvel. Su poder mutante le permite introducirse en la mente de propios y extraños de forma que su conocimiento de las situaciones que afrontanEl poder de Pep iba más allá de lo táctico sus hombres X, y de todo aquello que acontece en las mentes de sus propios pupilos, es prácticamente infinito. Por su parte a Pep Guardiola se le ha reconocido ya desde su época como futbolista una visión privilegiada de todo lo que acontece sobre el césped y sin embargo, ya en los banquillos, el catalán evidenció pronto que su agudeza va más allá del mero análisis táctico y ejerce una vigilancia precisa sobre todo lo que acontece a su alrededor. Jugadores, rivales y entorno guardan pocos secretos para un entrenador que ha demostrado una comprensión profunda de todas las facetas que rodean su trabajo y no duda en afirmar que ha encontrado muchas de sus ideas en las mentes de los demás: “Todo lo que yo aprendí, todas estas cosas no me pertenecen a mí, pertenecen a todos los entrenadores que he tenido”.
Tan crucial es la visión en el éxito de ambas empresas que tanto la Patrulla X como el FC Barcelona ocultan en el interior de sus instalaciones una sala oscura que potencia los poderes de sus respectivos maestros. Un halo místico rodea el pequeño despacho que Pep Guardiola habilitó en el sótano del Camp Nou, un santuario oscuro y silencioso en el que el entrenador se recogía para estudiar a sus rivales hasta que llegaba el instante especial que, en sus propias palabras, daba sentido a su vocación como entrenador: la visión, el momento en el que daba con la fórmula para derrotar al próximo adversario. “Ya lo tenemos. Mañana ganaremos”, se decía entonces con la misma certeza con la que Charles Xavier escudriña cualquier mente del mundo desde Cerebro, la sala especial oculta en el sótano de la Mansión X que amplifica a escala planetaria el alcance de sus poderes mentales.
4-La inspiración.
“Tu benignidad no sólo socorre al que te implora, sino que muchas veces se anticipa espontáneamente a la súplica”. Dante a Beatriz, La divina comedia.
Los X-Men no son superhéroes al uso. Sus poderes no son el resultado de un accidente: en el universo marvelita los mutantes son el siguiente escalón en la evolución humana, individuos que desarrollan capacidades singulares previstas en sus genes desde el mismo momento de su concepción. Ideados por Stan Lee a imagen y semejanza de los judíos perseguidos por el holocausto, el gran patriarca de Marvel los convirtió en el objeto de la incomprensión, el miedo y la animadversión del resto de la humanidad, dando lugar a temas y conflictos propios de la comunidad mutante que alejan a la Patrulla X, sus abnegados defensores, de los objetivos propios de los superhéroes al uso.
Los hombres X de Charles Xavier velan por la supervivencia de toda una especie, y es curioso observar como el FC Barcelona de Pep Guardiola generó una sensación de pertenencia parecida entre el barcelonismo, una simbiosis que tambiénSus alumnos compartían un extraño gen remite a la genética: en el deporte no hay otro concepto más próximo al “gen X” de los mutantes de Marvel que el “ADN Barça”, una ocurrencia tan imprecisa como extendida que identifica en el imaginario futbolístico ese componente indefinido que, se asume, remarca la supuesta singularidad de los jugadores surgidos de la Masia. Da igual que el carácter determinista del término guarde poca coherencia con el elogio de un proceso formativo, la idea está tan asentada que se sospecha de la pureza esencial de aquél canterano como Cesc Fàbregas que, habiendo desarrollado lejos parte de su formación y evolución como futbolista, no convence lo suficiente a su regreso. Son muchos los símbolos sobre los que se asienta la concepción del juego azulgrana como un terreno acotado al margen del resto del planeta futbolístico, como una singularidad, como una especie amenazada que debe defenderse.
En 2012 el entonces entrenador del Rayo, José Ramón Sandoval, afirmó que Pep Guardiola era una especie de mesías, dijo que el entrenador catalán “iluminó un camino y todos creyeron”. La influencia sobre los demás es la otra gran arma con la que cuentan los grandes maestros de los mitos para dirigir los pasos de sus aprendices. Atender su consejo supone la gloria. Desatenderlo, en cambio, implica la ruina, como descubrieron los troyanos al ignorar las advertencias de Laocoonte. Los maestros ordenan si hace falta, pero prefieren seducir, inspirar, instigar con sutileza conocimientos e indicaciones. Ven lo que otros no pueden ver y lucen como nadie en el arte de la oratoria y el manejo de las emociones, atendiendo siempre a una planificación estratégica que se concreta en una ideología firme y reconocible, en un profundo sentimiento de identidad colectiva que favorece la convicción y la contundencia de aquellos que defienden su causa sobre el campo de batalla.
Discursos tan enfáticos también pueden prestarse a confusión, tomándose por propuestas excluyentes que fascinan a unos y sublevan a otros. ¿Considera el Profesor X, en última instancia, a los mutantes como seres superiores a los humanos corrientes? ¿Cabe realmente en el libreto de Pep Guardiola otro juego que la posesión y la posición? Tal confusión se debe por lo general a la interpretación del discurso a cargo de terceros, pero no es raro que eche raíces en la misma expresión de sus protagonistas, generándose entre el observador la duda sobre hasta qué punto el maestro sólo instrumentaliza los extremos de su propuesta o participa de ellos en alguna medida.
5-Hacedores de héroes.
“He aquí su legado: generación tras generación de X-Men. Los estudiantes y los niños de Charles Xavier, la encarnación viviente de un sueño que sigue siendo próspero y fuerte”. Tormenta, mujer X.
Los héroes a cargo de los grandes maestros pertenecen a una comunidad singular, a una gran familia, y no es raro que el desarrollo de su aprendizaje y su día a día se vincule estrechamente a un edificio que se identifica como el verdadero hogar del colectivo, la matriz misma de aquello que les hace especiales. Tal y como los ilustres discípulos del centauro Quirón acudían a su cueva en los montes tesalios y Harry Potter y sus compañeros cuentan con el colegio Hogwarts, los integrantes de la Patrulla X reconocen su hogar en la Mansión X, el “Instituto Xavier para Jóvenes Talentos” de las afueras de Nueva York, y los canteranos del FC Barcelona hacen lo propio con la Masia de Can Planes, un antiguo caserón barcelonés que el club azulgrana enaltece como baluarte de sus preciados valores.
“Llegué de Santpedor, a 70 kilometros de Barcelona”, recuerda Pep Guardiola. “Me uní a La Masia, la academia del Barça, a los 12 años. No solo entrenas, vives allí. Desde el primer día lo amé y jugué a fútbol cada día, con el único objetivo de ser mejorLa Masia cuenta con una gran carga simbólica. Todo, a la sombra del Camp Nou. No podría ser más inspirador”. Es entre las paredes simbólicas de estos edificios, en instalaciones especializadas revestidas de una enorme carga simbólica, que los maestros instruyen a sus discípulos en el desarrollo de su propio potencial con un objetivo muy concreto: no se trata de formar futbolistas ni superhéroes genéricos, sino jugadores específicos para el primer equipo del FC Barcelona, combatientes aptos para formar parte de la Patrulla X, héroes con un fin y unos métodos muy concretos. En el Barça de Pep Guardiola no faltaron los entrenamientos en rigurosa puerta cerrada en los que perfeccionar la táctica que sorprendería al rival, un trasunto de la Sala de Peligro en la que se entrenan los hombres X de Charles Xavier, un habitáculo secreto capaz de simular cualquier situación de combate gracias a una sofisticada tecnología de hologramas palpables.
Ahí es donde los maestros preparan a los héroes para cumplir una misión a la que ellos mismos no pueden presentarse. Incapaces de combatir al lado de los suyos, no basta con formar un buen ejército: los grandes mentores identifican entre sus pupilos a un lugarteniente de su plena confianza con el que establecen una relación simbólica de padre e hijo. Según Joseph Campbell, el maestro “debe confiar los símbolos del oficio sólo a un hijo que ha sido purgado en forma efectiva de los inapropiados lastres infantiles”. De esta forma el elegido se convierte en el potencial sucesor del padre y, como tal, representa una fuerza impersonal que encarna en si mismo el proyecto de su maestro.
“¡He decidido que tú, el hombre X conocido como Cíclope, liderarás el grupo hasta mi retorno!”, proclamó el Profesor X. Nadie reclama los ideales de Charles Xavier como el líder de campo de la Patrulla X: atemorizado desde la adolescencia por el miedo a perder el control, Cíclope necesita un dispositivo especial -el visor de rubí, el símbolo de su inmadurez- para regular su poder mutante, un instrumento del que se desprenderá cuando, en un futuro ya revelado, ocupe el lugar del Profesor X como patriarca mutante. No es el más poderoso de los hombres X, pero su brillante liderazgo en el desempeño táctico del equipo no se discute, como tampoco admite réplica la primacía de Xavi Hernández en el centro del campo barcelonista aun en el ocaso de su trayectoria futbolística. Epicentro de la mejor versión del fútbol propuesto por Pep Guardiola, el seis del FC Barcelona alcanzó una cima insospechada en su juego bajo la dirección de su maestro y quién sabe si su retiro como futbolista no será otra cosa que el inicio de una cuenta atrás: la que marcará el día de su regreso, cuando se siente en el trono de su padre para inspirar a una nueva generación de mutantes azulgranas.
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@Quisibo 1 noviembre, 2013
"…….quien sabe si su retiro como futbolista no será otra cosa que el inicio de una cuenta atrás: la que marcará el día de su regreso, cuando se siente en el trono de su padre para inspirar a una nueva generación de mutantes azulgranas." Demasiado bueno Marc, esta serie de Héroes es la cima de Ecos, los cuatro que van me han hecho especialmente feliz, pero lo de X-Pep ya es el no va más.
Los adoro muchachos, le dan al fútbol ese marco referencial que lo convierte en el juego más hermano del arte, porque también surge de los recovecos del alma. Gracias