Cuando un equipo compuesto por jugadores sin fama tiene éxito se resalta tanto el factor bloque que se tiende a pensar que los once futbolistas son iguales; que no tienen rostro y que tienen el mismo nivel. Nunca es cierto, todos los sistemas cuentan con una serie de activos que destacan en algo y que crean una personalidad colectiva que el resto pule. En el caso del RCD Espanyol de Javier Aguirre (4-1-4-1) sus puntales son David López, Víctor Sánchez y Sergio García. David es un mediocentro de 24 años de los que saben jugar solos. Alto, duro, dinámico y ágil, cuando defiende es una escoba. Gana todos, pero todos, los balones divididos. De preciso golpeo en largo, se mete entre los centrales y lo envía donde debe cuando su equipo sale desde atrás. Más arriba y a su lado está Víctor Sánchez, un interior izquierdo súper emocionante, de éstos que inspiran los anuncios de Aquarius. Imaginen a un jugador sabio, a un tipo cuya mente procese de inmediato en qué punto del césped su cuerpo sería de mayor utilidad en cada instante. Víctor es eso porque lo aprendió. Lo otro se lo dieron sus padres: se mueve como un coyote. Es rapidísimo, cambia de dirección como si no tuviese rodillas y no se cansa jamás. Mezclen sus dos virtudes y tendrán a un pesado que con presiones o desmarques imprime a la escena un ritmo en el que él hace la diferencia. La base y la guinda es Sergio García, que es más conocido porque ganó una Eurocopa. Entonces era una bala venenosa que prometía un montón. Hoy es un astuto y veterano zorro excitante que ejerce de delantero y hace todo lo que un aficionado busca en un jugador de fútbol. Tiene 60 minutos por tarde. Pero son magia.
En el Espanyol no hay dos jugadores parecidos; su plantel recoge perfiles de todos los estilos posibles.
Sus compañeros son un poco menos importantes, el complemento al juego de las tres cimas, pero eso no quiere decir que hayan sido producidos en una cadena de montaje. Cada uno tiene su personalidad y es importante conocerla para entender qué hacen cuando juegan todos juntos. Kiko Casilla es un portero tipo milagrero pero de magnífico control aéreo -qué curiosa mezcla-. Javi López, lateral derecho, es intensidad y recorrido, mientras que Juan Fuentes, el izquierdo, tiene más calidad con la pelota. Posee toque y hasta supone una pequeña pero útil amenaza en los uno contra uno. Vivió sus primeros pasos como profesional con Paco Jémez de entrenador. Que conste en acta que se le nota. Sigamos. Colotto, el central diestro, es un zaguero de área; pero Héctor Moreno, el zurdo, se siente más cómodo en anticipación. Con el balón, a propósito, es muy bueno y clave. El interior derecho (refresquemos que se colocan sobre un 4-1-4-1), para sorpresa del recién iniciado es ¡Stuani!, el enérgico y otrora inefectivo delantero que frustró a más de una afición nacional antes de recalar en Barcelona. Este tema es curioso, así que luego lo explicaremos mejor. Simao, que ya en el Atlético de Madrid no podía ni con su alma, es el experto, templado y creativo extremo izquierdo, y Pizzi, el ex del Deportivo, quien agrega la velocidad y la energía desde el otro lado. No cuesta concluir, a tenor de lo hasta ahora leído, que el Espanyol es un equipo que sale, piensa y crea por el sector izquierdo de su sistema y compensa el juego, tanto defensivo (esfuerzo) como ofensivo (rapidez y pegada) en su perfil derecho. En cualquier caso, lo primordial llegados a este punto del texto es asimilar la riqueza de perfiles del once titular del Espanyol. Son tipos diferentes con virtudes distintas y que, a excepción de un par de casos, tienen calidad y/o estilo para ser protagonistas. Quédense con eso y vámonos a lo siguiente.
Javier Aguirre ha aprovechado la baja de su gran estrella, Joan Verdú, para crear un ambiente distinto.
El entrenador mexicano parece pretender que sus jugadores se crean menos de lo que sonSi uno no ha visto ningún partido del RCD Espanyol en toda la temporada y se escucha de carretilla todas las ruedas de prensa de Aguirre, podrá pensar que su equipo es un sopor calamitoso. Rara o inexistente es la vez en la que llora por haber merecido más, y alucinante resulta cómo hace un poquito de menos a sus chavales cuando consiguen algún resultado positivo. Ojo, jamás les reprocha el esfuerzo, siempre realza el compromiso y la fidelidad de su grupo humano, pero no se le caen los anillos a la hora de soltar un «No dan dos pases seguidos» o un «No entendí a Fulanito, no tiene calidad para realizar lo que intentó, se creyó que era Van Basten». De hecho, parece que disfruta lanzando ese tipo de frases. Es posible que piense que las necesita. Es más fácil trabajar un vestuario modesto que uno de estrellas, y además la principal virtud común en todos sus jugadores -excepto Simao- es la calidad física, así que humanizando el estatus de su plantilla busca conseguir una mayor influencia sobre la misma y envía el mensaje de que la agresividad y la concentración son el camino. El único camino posible para el Espanyol que forman entre todos. Por eso ha construido el sistema a partir de la fuerza de David López, los kilómetros de Víctor Sánchez y la electricidad de Sergio García. Los pericos son un derroche de intensidad.
El Espanyol debe crear con balón una situación que, después, le permita presionar arribaPero en el fútbol no existe intensidad sin claridad. No se puede hacer con convicción algo que no se entiende. De igual modo, no existe achique alto sin una posesión, da igual el estilo, de calidad, para juntar efectivos en campo contrario. Es pura matemática. ¿Cómo se puede presionar arriba si arriba sólo está el «9»? ¿y en qué tipo de imprudencia se caería si se adelantasen las líneas sin tener el balón controlado? La fase del juego mejor dominada por el Espanyol, desde la que consigue la supremacía emocional en sus partidos, a partir de la cual se siente mejor que su oponente, es la transición defensiva, los segundos posteriores a su pérdida de balón. Ahí Víctor Sánchez invoca el espíritu de Mufasa y dirige un ejército de 11 leones que se comen figuradamente a su rival. O sea, lo primero, aunque sea lo más breve, es el balón. Después, si lo anterior se hizo bien, se sacan los colmillos y se intimida al contrario.
Simao aporta su visión de juego y experiencia en el juego más técnico y asociativo del Espanyol.
Normalmente en estos casos un entrenador opta por un ataque directo (balón largo al punta) que simplifique las cosas y asegure el no-error en la salida, algo que el Espanyol también practica, pero no es ése el plan más visto en Cornellà-El Prat. Los pericos juegan en la Liga BBVA y en España; la calidad defensiva de sus rivales es bastante elevada y sus futbolistas sienten más estímulo si hacen cositas con la pelotita. Aguirre tiene una salida principal, una auxiliar y un plan B. La principal es a ras de suelo:
1. Salida principal: la experiencia de Simao (* recuérdese que el dibujo de partida es un 4-1-4-1).
– Posición: Héctor y Colotto se abren hasta las orillas y David López baja a recibir. Stuani sube a zona de delantero, Víctor Sánchez se viene al centro y Simao se descuelga hasta posición de interior izquierdo. Fuentes toma posición de extremo y Javi López sube hasta la línea de los centrocampistas. Pizzi abre el campo en la derecha y Sergio García es independiente de la táctica.
– Interpretación: David López recibe el primer pase y se orienta hacia la izquierda, pues sus aliados son Fuentes y Héctor Moreno, y el objetivo, Simao Sabrosa. A Fuentes puede habilitarlo desde el cambio de orientación -se avisó, tiene un guante-, para que éste la pinche, atraiga al rival y se la suelte a Simao, que recibe de cara. Desde ahí él lanza. Si David López contacta con Héctor Moreno antes que con Fuentes, el fin es el mismo. La técnica y la lectura del central mexicano es más que eficaz a la hora de encontrar a quien busca.
– Ventaja: El nivel técnico de quienes activan el mecanismo es alto, así que hay precisión. El Espanyol suele cruzar la divisoria con asiduidad. Además, de perder el balón en el envío hacia Fuentes o una vez juega Simao, Aguirre se protege con 5 o 6 jugadores por detrás del balón: Héctor, David López, Colotto, Javi López, Víctor Sánchez y el propio Sabrosa. El ratio control-imprudencia es positivo.
La salida principal, al ser tan conservadora (deja a mucha gente atrás), no siempre desborda al rival.
2. Salida auxiliar: Stuani volador.
– Posición: Exactamente la misma que en la salida principal.
– Interpretación: Si la jugada no es clara en la izquierda, el Espanyol no la fuerza. Stuani se vuelca hacia hacia el sector derecho y el sistema escala a Javi López y Víctor Sánchez primero y a Sergio García y Pizzi después para trabajar la segunda jugada de lo que será un balón en largo de Héctor Moreno o David López hacia la cabeza del delantero uruguayo.
– Ventaja: Pese a que la incertidumbre crece -a más distancia de pase menos control salvo excepciones históricas-, el Espanyol sigue teniendo calidad en su posesión cuanto opta por esta variante. El cambio de orientación de sus lanzadores tiene bastante nivel, Stuani es muy bueno en el juego aéreo y Víctor Sánchez un auténtico maestro, pero tal y como suena, en la lectura y la caza de rechazos. El control es, cuando menos, el mínimo requerido para desatar la cacareada presión periquita con garantías.
Cuando Aguirre intuye que la salida principal no tendrá continuidad, pasa directamente al Plan B.
3. Plan B: Vamos, que nos vamos (* En este caso, el dibujo de partida en un 4-4-2 clásico).
– Posición: Tanto los extremos como los laterales suben una línea y forman una disposición de 2-4-4 con simetría total entre costados.
– Interpretación: La novedad táctica más importante es la formación de un doble pivote puro David López-Víctor Sánchez, con el primero sobre el sector derecho y el segundo sobre el izquierdo. Ambos tienen libertad para luchar a cualquier altura y anchura porque su compañero le cubre la espalda. Esta libertad es importante porque en el Plan B Stuani y Sergio García varían el lado de recepción según la jugada. Indistintamente se juntan con Simao o Pizzi según vibre la zaga de enfrente.
– Ventaja: Es la variante que emplea Aguirre contra los entrenadores de carácter defensivo que pueden adaptarse a su juego (ejemplo: Espanyol-Getafe, jornada 7). Prudentemente, el mexicano barrunta que su equipo no tiene calidad técnica para superar a un adversario de nivel parejo que vaya a adaptarse a su sistema, así que apuesta de forma clara por el juego directo y se deja de historias. Si el rival quiere crear peligro, que se lo curre. No será por pillarle un fallito inocente en la construcción. Eso nunca.
El mejor RCD Espanyol, tanto en defensa como en ataque, se ve cuando dibuja el 4-1-4-1.
Defender a medios como Diego Castro o Rafinha crea muchos problemas al EspanyolTampoco podemos pecar de sobrevaloración. La profesionalidad y el mimo que denotan el sistema y los recursos del Espanyol sin duda entusiasman, pero hablamos de un equipo que no puede mantener su idea contra el Getafe en casa -como poco es lo que opina su entrenador- y que pierde bastante calidad cuando emplea su Plan B. Primero, porque saltar al campo con la férrea intención de dividir el balón desgasta el espíritu de cualquier equipo de este país desde que Ballesteros está en el paro; y segundo porque si bien para dominar las segundas jugadas el doble pivote aporta beneficios, para defender ataques posicionales del rival supone una desventaja. Al fin y al cabo, se pasa a tener dos hombres donde antes había tres, pues a Stuani se le saca de la escena defensiva, y es más importante de lo que parece. David López sin balón es más Busquets que Xabi Alonso. Es decir, el tipo no prepara la tarta, sino que se la come. No fabrica un escenario tácticamente ventajoso, sino que va a por el balón y se lo roba al contrario. Cuando Stuani y Víctor son los interiores, David tiene libertad para, siendo pivote, presionar a la altura que le venga en gana sin comprometer a nadie (imagen de apoyo). Sin embargo en el 4-4-2, si David López sale, deja un hueco a su espalda que barato no resulta (imagen del antes; imagen del después).
Del mismo modo, y con esto cerramos lo negativo, hay que señalar que el Espanyol tiene un problema ante los interiores o mediapuntas capaces de pararse en tres cuartos. Gente como Rafinha, Diego Castro, Cani o Carles Gil han causado auténticos estragos. El motivo es que el fracaso le da miedo a todo el mundo. A ver. El Espanyol quiere robar arriba, el achique es alto, sobre la divisoria o incluso más allá, y si el rival bate esa línea defensiva y le obliga a recular, los pericos lo interpretan como un fallo. En esas situaciones Víctor Sánchez y David López se ponen un poquito nerviosos y, asustados, se pegan demasiado a sus centrales. Portillo, Iniesta, Neymar o Marin serán las próximas piedras de toque.
Sidnei, Abraham, Manu Lanzarote y Thievy son los suplentes más cercanos a la titularidad.
Para cerrar la presentación con éxito, llega el instante de pedirle al lector que recuerde que David López es una roca con toque de estilista, que Víctor Sánchez es una bestia ultra agresiva que influye en todas partes y que Sergio García es un artista ilustrado que apoya o rompe donde más sirve o daña y que con la pelota en sus pies es capaz, de verdad, de casi cualquier cosa. Regates asesinos, pases inverosímiles, controles inesperados, goles contra el poder. Mezclen las fantásticas virtudes de los tres picos con los sistemas expuestos, cómo pueden potenciar sus virtudes y maquillar sus defectos, y tendrán al RCD Espanyol. A la espera de que Sidnei, Abraham, Lanza o Thievy ganen presencia en el equipo titular, memorizar un once sin nombres de futbolistas seguirá costando un poco. Javi López, Héctor Moreno, Juan Fuentes, David López, Víctor Sánchez, Sergio García… Tanta familiaridad resulta jocosa. Si alguna vez les confunden, piensen en ellos como The No-Name Parakeets. Va bien de musicalidad; suena a banda callejera de bad boys. En el fondo y con deportividad, es lo que vienen a ser. Un grupo de desarrolladísimo sentimiento de unidad y pertenencia que anhela marcar su territorio. Está en el buen camino. Pero no puede despistarse. Ésto es la Liga BBVA.
@DomingoPrez 25 octubre, 2013
"Peazo" de artículo. Muy bueno, sobre todo para alguien que no ha visto tanto al Espanyol (creo que solo los últimos minutos ante el Atlético). Y sin embargo, por Colotto, Pizzi y Thievynho (en la isla lo recordamos así ^^), es un equipo que me cae muy simpático. Mil enhorabuenas Abel, grandioso trabajo.
A partir de ahora centraré más la atención en los periquitos… mi ignorancia era tal, que no conocía a David López. Yo pensé que en el centro del campo podrían jugar algunos de los fichajes venidos de segunda, como Abraham o Álex Fernández (siempre he pensado que el chaval apunta muy buenas maneras… ¿pero se está estancando?). No sabéis las ganas que me han dado de ver a David López en acción.
Mira que con la baja de Verdú, el proyecto se volvía menos atractivo… pero se han reforzado bien, siguen teniendo a Sergio García (que futbolista), y Aguirre, como en todo, tiene muy claro lo que quiere.
Soy el primero en criticar a la Liga española… en cuestiones que aquí no vienen al caso, estamos a la cola. Pero a pesar de eso, la capacidad que tenemos de sacar jugadores y equipos atractivos, es asombrosa, de sentirse orgullosos. Tenemos una capacidad táctica muy rica