Brasil lloró a Pelé durante más de dos décadas. O´Rei fue muchas cosas pero una por encima de todas: gol. Hasta 1283 anotó en su carrera, como Arantes repite siempre que una cámara tiene el gusto de apuntarle. Ni al Santos ni a la Canarinha les faltó nunca la determinación del más grande de la historia del país. Tras su retirada, Brasil siguió creando toneladas de magia pero dejó por el camino el don supremo: la capacidad de meterla en la portería. Durante cinco Mundiales, los brasileños no dispusieron de un genio capaz de resolver sin preámbulos, algo que se sintió especialmente en los torneos de 1982 (Serginho…) y 1990, frente a Maradona.
Durante cinco Mundiales, la Selección brasileña no tuvo «un Pelé»
Entonces llegaron ellos. Al mismo tiempo pero a distintas velocidades. Primero fue Romario, que tras salvar a la nación de la catástrofe, se plantó en USA94 en el momento cumbre de su trayectoria. Comportándose como el número uno que quizás era, recuperó el trono mundial para Brasil. Con la ayuda de un Bebeto inspirado y puntual que, no obstante, sin Romario es posible que hubiera olido más a “Careca 1990” que a la estrella que luego fue en el torneo.
Para Ronaldo, que vio todo aquello desde la barrera, la figura de Romario fue muy importante. El éxito de “O Baixinho” acabó con la indigerible espera de veinticuatro años sin levantar el gran título. La camiseta verdeamarelha perdía así algo de peso, justo lo que necesitaba un chico de 19 primaveras para ir agarrando liderazgo. Ronaldo debutó en un campeonato oficial en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, con los ojos de todo el mundo puestos sobre él tras su fichaje por el Barcelona. Hizo cosas pero se volvió sin el Oro, y eso en Brasil siempre (siempre) equivale a fracaso.
Romario ayudó a limpiar el camino a Ronaldo con su éxito
Así se llegó a 1997, el año clave en esta historia. Ronaldo –ya consolidado como el Fenómeno del momento– y Romario iban a compartir delantera hasta en tres competiciones: la Copa América, la Copa Confederaciones y el amistoso pero inolvidable “Torneo de Francia”. Brasil ganó las dos competencias oficiales (en Francia fue segunda), con una bautizada “Dupla Ro-Ro” que la estaba rompiendo. Romario sumó ni más ni menos que 12 goles entre los tres trofeos. Ronaldo “se quedó” en 10. Pero por encima de los (brutales) datos hay una pregunta aún más interesante: ¿cómo jugaban en pareja?
El tiempo, que borra lo malo y (por suerte) exalta lo positivo, ha mitificado ligeramente la realidad de aquel Ronaldo-97. El amante del fútbol acababa de disfrutar a Maradona pero Ronaldo inspiraba algo diferente; eraO´Baixinho, vital en el primer R9 en la Selección como si viniera del futuro. Sus galopadas y su físico inédito nos han hecho olvidar algunas cosas. Por ejemplo, que a nivel de fútbol, Ronie todavía estaba verde. Zagallo lo sabía y para no cargarle de excesiva responsabilidad entregó a Romario algunas obligaciones extra. Brasil jugaba con su clásico 4-4-2 (el cuadrado mágico), con Cafú y Roberto Carlos en los laterales, Leonardo y Denilson como interiores con libertad y Ro-Ro en punta. Con semejantes carrileros, la función de los delanteros era bastante central. Caían a banda pero la mayoría del tiempo su aportación consistía en apoyos de espaldas cerca de la portería. Aquí es donde los 31 años y superior experiencia de Romario más se dejaban sentir. El por entonces crack del Flamengo intervenía con sabiduría, dándole a los ataques la continuidad que demandaban.
Ronaldo, por el contrario, estaba en otra onda. Cada pelota que agarraba Nazario en esas circunstancias la soñaba como definitiva. Cada recepción era una aventura individual de quien se creía capaz de todo. Le faltaba calma, jugar 100 partidos y recibir algunas patadas prescindibles. Pese a su ligera y pública incomodidad táctica, Romario aceptó su papel, a sabiendas de que su tiempo como rey había pasado. Ganar otro Mundial, el de Francia 98, bien valía un esfuerzo…
Romario, a sus 31 años, tenía más poso táctico que Ronaldo
Fue ahí cuando todas las ilusiones se quebraron. Romario sufrió una lesión poco antes del Mundial; un contratiempo que se mezclaba con nuevas quejas públicas del “11”. Nunca sabremos la verdad del asunto pero tampoco importa. Zagallo excluía definitivamente a Romario de la convocatoria mundialista, para enfado de una torcida que se hizo escuchar. Ante decenas de cámaras de televisión, el héroe de USA94 rompía a llorar en una conferencia de prensa que todavía se recuerda.
Brasil acudió a Francia como clara favorita y lo cierto es que no decepcionó. Sin embargo, los acontecimientos de la final de Saint Denis terminaron por formar el mito: “con Romario, Brasil habría sido campeón”. Lo único cierto es que nuestros ojos se quedaron sin la dupla Ro-Ro en el gran escaparate del balón. A la desesperada, el mundo rogó a Scolari que tuviera en cuenta a Romario para la cita de 2002 pero Felipao no es de correr riesgos. Qué pena.
@DavidLeonRon 17 octubre, 2013
Miren, vean, disfruten y lloren si lo necesitan: http://www.youtube.com/watch?v=QqBUGumYO-Y
Mamma mia…^_^