Recapitulemos: se enfrentaban al Levante, posiblemente el conjunto más dado al repliegue de la Liga española. Para afrontar el cerrojazo, prescindió de entrada del lateral más desequilibrante del mundo con el balón en los pies. No contento con ello, con marcador en contra retiró del campo a Isco y Benzema, dos de los cinco jugadores que mejor se mueven sin espacios en la plantilla madridista. Para rematar, su equipo perdía por 2-1 en el minuto 88. Esta fue la hoja de servicio de Carlo Ancelotti anoche en el Ciutat de Valencia. ¿Saben lo mejor? Que el técnico italiano estuvo inspirado, casi como nunca desde que aterrizó en Madrid.
El partido dejó varias preguntas muy interesantes para el debate
Tras la prueba del 4-3-3 con Illarramendi de pivote referencia frente al Copenhage, Ancelotti regresó al plan habitual: Khedira-Modric-Isco. La pequeña diferencia esta vez fue que el 4-3-3,El Real no giró a Diop y Simao es decir, el dibujo con dos interiores, lo vimos desde el minuto uno, no tuvimos que esperar a que las piezas se movieran. El Levante, por su parte, buscó el mismo partido de los últimos años ante los grandes: dos líneas de cuatro muy juntas, nula presión antes de medio campo y todos esperando en terreno propio. Es difícil precisar si fue petición de Ancelotti o consecuencia del repliegue granota, pero Isco y Modric venían siempre a recibir cerquita del lentísimo Khedira. En este lance se definió gran parte de lo visto en los 45 minutos iniciales. Ningún centrocampista del Real Madrid logró recibir ni una sola vez a espaldas del centro del campo rival. El Levante es experto en eso y esta vez no permitió que Di María o Ronaldo se colaran entre líneas. Solo Benzema ofreció apoyos pero la agresividad levantinista (centrales muy cerca de Diop y Simao) le forzó a muchísimos errores en las dejadas.
Sin referencias por dentro, el Madrid tuvo que avanzar por fuera, donde hoy por hoy tiene un déficit de calidad. Arbeloa no produce y a Coentrao este juego pausado y poco vertical le acentúa las carencias. Khedira no está cerrando bienEn la era de las rotaciones uno no sabe qué hay detrás de cada decisión de un técnico pero está claro que el encuentro era para Marcelo. Casi todos lo son pero el del Ciutat de Valencia casi más que ninguno. El caso es que el Madrid no creaba ventajas por fuera (Di María más opaco que de costumbre) así que tuvo que abrir a sus interiores –en especial a Isco– para que aceleraran el juego en esa zona. Esta medida acaba desprotegiendo a Khedira, que cuando su equipo la pierde no alcanza a tapar. Fijando atrás, Sami no es un jugador que interprete lo que sucede a su alrededor. La exigencia es sin duda enorme pero el alemán ahí solo destaca cuando corre para atrás. El Levante encontró muy a menudo las conducciones de Rubén, si bien Babá (que dejó algunos apoyos correctos y anduvo bien) demostró que está muy lejos de la intimidación de Koné o Martins. Solo en los últimos instantes del primer acto pudo el Madrid soltar a Modric o Isco a espaldas de los pivotes, gracias al arrastre por fuera de Benzema. Tuvo alguna el Madrid aunque el empate era justo.
El Madrid paga un alto precio dejando solo a Khedira en el medio
El desequilibrio defensivo del Madrid alcanzó el paroxismo en los primeros quince minutos del segundo acto. Ancelotti leyó lo que le estaba faltando a su equipo y quiso que Isco recibiera más centrado, añadiendo una mayor participación de Benzema entre líneas. Una especie de doble mediapunta como el día del Elche para derrotar por fin a Simao y Diop. Alejar al andaluz del círculo central obligó a Khedira a sacarla más veces –con nulo acierto– y dejó a Coentrao sin la (mínima) ayuda del de Benalmadena. El Levante robaba más arriba y chutaba con sorprendente continuidad. El gol, sin embargo, iba a llegar a la contra. Los de Caparrós salieron por el lado de Coentrao (en posición casi de extremo tras la reubicación de Isco), sin más oposición que un Modric que no pudo interceptar. Gol merecido.
Entonces salió Marcelo y la película cambió. No necesita más explicación. Simplemente donde estaba Coentrao pasó a estar un jugador determinante con la bola como no hay veinte en el mundo. De su magia salió el córner del empate y la energía para que la pelota basculará a más velocidad de un perfil a otro. El fútbol es de los futbolistas y este es de los increíbles.
El impacto ofensivo de Marcelo es algo histórico para un lateral
Con el encuentro girado por Marcelo asistimos a la partida de ajedrez de los técnicos. Caparrós sacó del campo al cansado Xumetra, consciente de que el lateral brasileño iba a ser demasiado curro para sus pulmones. Ancelotti contrarrestó metiendo a Morata por Isco, pasando a Di María al interior zurdo. Doble objetivo: mayor aporte en el repliegue (el abandono defensivo de Isco dio para reprimenda) y redoblar el castigo en la banda izquierda. Como interior, el Fideo es un 2×1; su despliegue le hace estar dentro y fuera a la vez. El argentino y Marcelo hacían más ancho que nunca el campo pero el Madrid no obtenía la respuesta que quería de sus delanteros. Así pues, nuevo movimiento de Carlo: fuera Benzema, Jesé a la banda y Morata punta. Al delantero se le intuía fino en sus pocos minutos en la derecha. Ancelotti acertó de pleno al meterlo dentro.
Sin merecerlo, el Madrid recibía el 2-1 a un suspiro de la conclusión. Lo que vino luego podría parecer una página más del libro de las remontadas pero esta lleva asterisco. El Real remontó desde la calma y la jugada elaborada. Desde el pase y la decisión correcta, muy alejado de la imagen que daba en la etapa Mourinho cuando tocaba una de estas. El ritmo pachorrístico de Ancelotti está siendo muy difícil de digerir en determinadas situaciones pero tiene como destino final contextos como este. La paciencia de Carletto y su lectura de campo –polémica en el fragor de la batalla– regaló dos puntos al Real Madrid. Fue su noche más certera desde que está en España.
@DavidLeonRon 6 octubre, 2013
Sobre la reflexión del último párrafo, una ampliación. Este Madrid genera menos ocasiones que nunca en los últimos cuatro años. Sin embargo, el número de goles no baja y, por primera vez, el mito de la pegada es cierto. El Madrid marca "todo" lo que chuta (contextualmente hablando, todos los equipos fallan y van a fallar siempre).
Este Madrid no da conciertos de errores. Llega y marca. Llega y marca. No sé como veis el tema pero creo que la idea Ancelotti algo tiene que ver.