La alineación interista previa a todo un derbi de Italia estaba ayer bastante lejos de la grandeza. No estaban Facchetti o Mazzola, ni Ronaldo o Matthäus. Ni siquiera estaba Javier Zanetti, que en los últimos 18 años ha sido tan habitual en un Juve-Inter como el propio césped. Sin embargo, y a pesar de que ese once no pareciese mejorar lo que vimos durante el año pasado con Andrea Stramaccioni, las sensaciones eran distintas. Walter Mazzarri no será el técnico más imaginativo, atrevido, y valiente del mundo -aunque él esté convencido de que sí-, pero está claro que sabe como organizar un equipo y sus futbolistas le creen. Así hizo un Napoli ultracompetitivo, y así está haciendo que el Inter y su gente -que abarrotaron anoche el Giuseppe Meazza- piensen que las cosas han cambiado.
El Inter de Walter Mazzarri aún no ha perdido.
Para empezar, el técnico toscano está dándole continuidad a una idea. Los futbolistas saben qué hacer, porque cada fin de semana tienen que hacer lo mismo y esto, aunque parezca lo más habitualCampagnaro ha mejorado atrás a su nuevo club en cualquier equipo de fútbol, es algo que no existía recientemente en el Inter. La indeterminación lleva durante bastante tiempo siendo su principal enemigo, y de momento dejar de lado esa sensación está siendo el principal impacto de Mazzarri. La llegada de Campagnaro le ha dado un salto de calidad a la línea defensiva, y no sólo en términos individuales, si no de aclimatación colectiva, porque el argentino lleva tiempo haciendo en el Napoli exactamente lo mismo que se le está pidiendo en el Inter. Incluso Ranocchia y Juan Jesus parecen más efectivos después de que Mazzarri haya trasladado su 5-3-2 de Nápoles a Milán, y por el momento este Inter está dando la sensación de ser un equipo menos expuesto, menos deslavazado.
Frente a la Juve este fue el principal argumento cuando el equipo se agrupaba en campo propio, aunque quizá el matiz más importante de la actuación de los de Mazzarri fue que, durante la segunda parte,Cada partido el Apache está más integrado además fue capaz de recuperar más arriba. Durante el primer tiempo la calidad individual de la Juve apareció en algunas fases, y gracias a ciertos nombres el equipo encontró caminos para hacer gol. Uno de ellos fue Andrea Pirlo, que si bien es cierto que está lejísimos de tener el peso antaño suficiente como para hacer que en días exigentes la Juve viva en campo rival, es capaz de dar pases de gol a 40 metros de portería. Por lo menos uno por partido, y ayer lo volvió a hacer. También apareció Carlos Tévez, que en un día en el que a la Juve le costaba someter se las ingeniaba para ganar balones lejos del área y llevarlos cerca, conducir, agitar y asustar. El Apache ha caído de pie en Turín.
Sin embargo, esas acciones aparecieron de forma mucho más interrumpida durante la segunda parte. La Juve tiene un problema serio cuando no consigue asentarse con la pelota en campo del adversarioMirko Vucinic no estuvo bien; pero Palacio sí y Vucinic no está acertado. El montenegrino venía tocado de la jornada de selecciones y ningún compañero pudo encontrarle para que su técnica permitiera a Vidal, Isla, Asamoah, Pogba o Tévez correr. A la Juve le costó sujetar la redonda para poder dañar en alguna transición, y a partir de ahí el Inter creció muchísimo. La segunda parte, de hecho, fue totalmente interista, con Ricky o Guarín ofreciendo ayuda para robar a buena altura. Con el barco a velocidad sostenida y viento a favor, Mazzarri metió a Icardi, que está llamado a ser un compañero de viaje fabuloso para Palacio. Rodrigo Palacio tiene movilidad total, gana acciones en transición en todo el ancho del campo rival y obliga a los rivales a cruzarse para perseguirle. Un 9 de ruptura frontal como Icardi puede aprovecharse de su excelente trabajo. Ha jugado dos ratos en esta Serie A, pero ya hemos visto varios movimientos que le han dejado en posición de remate. Una de ellas ha sido gol frente a todo un Gianluigi Buffon.
La Juventus cada vez se fue sintiendo menos cómoda.
Esta Juve sin balón ve todo cuesta arriba, porque el cuerpo de Pirlo -y menos a estas alturas- no está diseñado para ejercer de tapón, bascular y robar. Pirlo necesita balón e, incluso, empieza a sufrir en esta etapa de su carrera cuando la exigencia es grande y él tiene el cuero. Pero hay un momento en el que lo pasa peor: cuando tiene que correr detrás de él, y la Juve ayer pasó demasiado tiempo haciéndolo en el segundo acto. Es significativo que en el tramo final y ya con empate, Conte sacase a Andrea del campo para meter a Padoin, asumiendo que el balón no estaba y no se le esperaba. Antes de eso, Arturo Vidal pisó una vez área encontrándose con la pelota, y eso significa que el gol está cerca. Es tremenda su intuición y su capacidad de resolución, algo que se suma a la espectacular forma que tiene de comprender este juego y sus distintas fases, aunque es justo decir que ayer en términos generales no fue su mejor día. La Juve puede marcharse satisfecha con el empate porque tuvo un día nublado, y el Inter también porque poco a poco está dejando el listón más alto y eso genera algo básico como es la confianza. La lógica indica que, por plantilla, ambos estén alejados en la tabla a final de curso, pero lo cierto es que ayer jugaron un partido como obliga el peso de sus historia: de tú a tú. Y es que el barco de Mazzarri no es el más bonito de la costa, pero tiene algo de especial: si él te lo pide, acabas poniéndote el gorro marinero.
Abel Rojas 15 septiembre, 2013
Me alegra muchísimo que el Inter de Milan se crea a Walter Mazzarri, y éso es lo que entiendo en parte del texto de la De la Peña. El Inter es un club muy descreído y necesita figuras que le generen credibilidad. A mí la figura de Mazzarri me merece muchas cosas, la mayoría positivas y un puñadito negativas, pero hay que reconocer que en el Calcio tiene un prestigio bien labrado.
Del encuentro sólo pude ver hasta ahora el resumen y… en fin… Arturo Vidal.