Resulta curioso que un señor tan prudente como Wenger haya trabajado con una nómina tan amplia de jóvenes pintorescos. Arshavin, Bendtner o Adebayor son los más recientes. Anelka fue uno de los primeros.
La vida futbolística de Anelka nace en el INF Clairefontaine, el centro de entrenamiento de los mejores jugadores de la Isla de Francia; el lugar donde se formaron también Matuidi, Gallas, Saha, Diaby y «Titi» Henry. Pronto llamó la atención del Paris Saint-Germain de Luis Fernández y con apenas 16 años hizo su debut en Ligue 1 ante el AS Monaco, pero dicha competición no iba a poder retener por mucho tiempo a un niño de condiciones tan importantes. ¿1,85 de altura, velocidad endiablada, temple ante el portero y hasta un puntito de arte tratando el balón? Con el mundo buscando al nuevo Ronaldo, Arsène se adelantó al resto y se lo llevó para ser el suplente de Ian Wright. El fichaje fue un acierto total.
El estilo de juego del Arsenal potenciaba lo mejor de Anelka.
Su gol en la FA Cup 98 le lanzóNicolas encajó de maravilla en aquel Arsenal tan lejano del que apenas algo queda. No era el equipazo invencible que luego se juntaría, pero sí que compartía aquellos rasgos que quizá hoy se recuerdan con demasiada confusión: los mejores gunners, en estilo, se parecían más a la Real Sociedad de Lyon que al Swansea de Leon Britton y Joe Allen. Fueron equipos de gran nivel físico y defensivo que dibujaron las transiciones defensa-ataque más bonitas de sus días. Sabían derrumbar muros si los hallaban, pero sobre todo lucían dureza y rápida y directa magia al hueco. Y Anelka era magistral rompiendo al espacio y definiendo ante el arquero. Sirva como prueba su gol en la Final de la FA Cup de 1998.
Su salida del Arsenal derivaría en la pareja Bergkamp-Henry.
En la 98/99, con 19 años, fue titular y salió segundo máximo goleador de la Premier League. El Madrid se interesó, él se peleó con Wenger y lo demás ya se sabe. Afortunadamente, Wenger conoció a Henry y se quitó el sinsabor de la mejor forma: juntándolo con Dennis Bergkamp. Millones de niños de todo el globo se hicieron cañoneros para siempre.
Anelka quería a MorientesA Anelka no le fue igual exactamente. De hecho estrenó otra lista también relacionada con Wenger: la de grandes promesas que con él apuntaron al cielo y en su club posterior jamás alcanzaron el mismo nivel (limitándonos a la relación Arsenal-Barça ya da para un libro). Más allá de sus enredos extradeportivos, que, para qué engañarnos, fueron el detonante crucial de su mal fario en España, se le vio verde para abrir cerrojos como delantero centro, y sólo compartiendo equipo titular con Morientes, que sí ejercía de «9» puro, logró mostrar su potencial. Antes de irse, eso sí, marcó dos golazos que se convirtieron en la Octava Copa de Europa.
La Premier League siempre será la Liga de su carrera.
Madrid apagó ambas llamas; la del inventado súper crack interestelar y la del potencial gran delantero que de verdad existía en él. Su siguiente experiencia en París no tuvo sentido y menos mal que llegó la Premier al rescaste, sobre todo el Manchester City pre-Jeque. Se salió. En los foros skyblue no pasaba noche en la que alguien no debatiese sobre si Anelka o Kinkladze era el rey moderno del club. Cómo cambia la vida.
Su mejor juego, en el ChelseaEn cualquier caso, y si bien en términos folclóricos sus experiencias en Turquía, China y la Juventus de Turín son las más destacables, su aporte más rico se lo dio al Chelsea. Se pensó que llegaba pasado de fecha y lo que mostró fue la madurez que antes no tuvo. En su primer año completo obtuvo la Premier League Golden Boot y en el segundo, con Ancelotti y compartiendo once con Drogba, jugó como nunca había jugado. Exhibió un juego entre líneas y una capacidad como pasador que confirmó aquéllo que seguro que Wenger vio en su día: era buenísimo.
A la postre ha acumulado un palmarés totalmente envidiable.
Nicolas Anelka (34 años) inició el pasado domingo su 14ª temporada en la Premier League, defendiendo al humilde West Bromwich Albion. Ayer por la mañana abandonó el entrenamiento del equipo y provocó infinidad de rumores sobre si volvería o no a disputar un partido de fútbol; sobre si determinados asuntos personales habían podido con él y le habían retirado para siempre. Sea o no así, Anelka nunca aspiró a ser lo máximo y tampoco llegó a ser lo que debería haber sido, pero nos ha dejado historias que contar. Ha merecido la pena. De paso se lleva 1 Pichichi, 2 presencias en el Once Ideal de la Premier, 4 Ligas, 3 Copas, 1 Euro y 1 Champions League. No está mal. No es para reírse.
Arroyo 23 agosto, 2013
Grandiosa foto de cabecera. Espectacular tamaño craneal del fan asiático.
Grande Nicolás.