Hablar en Ecos del Balón de “filosofía” y “Johan” no tendría mucho misterio. La asociación inmediata es la de un modelo transversal de un hombre que caló en dos clubes de fútbol de dos países sumamente diferentes, de los cuales en uno lo hemos podido vivir de manera cercana. Si en el mismo texto se cuela Neymar sigues pensando en «Barça» pero la ceja se vuelve un tanto ancelottiniana, pues el entendimiento entre dos culturas futbolísticas tan antagónicas dista de ser perfecto aunque seguro compatible. Es cuestión de llegar a puntos de encuentro y de ceder por ambas partes en su esencia para crear una nueva estructura de juego.
Johan Huizinga creía en el juego como creador de tradición
Johan Huizinga, historiador y filósofo holandés, se preguntó, a mediados del pasado siglo, que el juego no solamente era un rasgo definitorio de la especie humana sino mucho más que eso: un rasgo definitivo. El juego no se puede negarEl hombre no era solamente el eslabón que reflexiona (homo sapiens) o el que fabrica (homo faber) sino el que establece una línea temporal de arraigo cultural y tradicional a través del juego, incidiendo en la cuestión de que la cultura proviene del juego y no a la inversa. El catedrático Jesús Gómez Cimiano en su valoración sobre la maravillosa obra de Huizinga «Homo Ludens» (1938) expresa que “todo lo abstracto se puede negar: los dioses, la belleza, los espíritus… pero el juego no». Y que “el juego por mandato no es juego, sino una réplica por encargo del propio juego.
Sigue diciendo Cimiano, desgranando a Huizinga: “…con eso tenemos la primera y gran característica: el juego es libre. Es libertad” . Y que “una vez se ha jugado, permanece en el recuerdo una creaciónEl juego es libre y primario, es transmitido por tradición y puede ser repetido en cualquier momento”, concluyendo que las palabras a las que nos referimos para definir al juego “corresponden al dominio estético, con las que definimos la belleza: oscilación, equilibrio, tensión” . Asocia también Huizinga los conceptos rito, magia o liturgia para equipararlos como adheridos al todo, al juego; pertenecientes a un universo primario y extenso que hacen del hombre un ser que nace con la inherente capacidad para desarrollar actividades de distracción y recreo con las que crear vínculos comunicativos y sociales. El homo ludens.
Neymar se presenta en Barcelona como el paradigma del jugador
No sabemos si Huizinga hubiera valorado de manera diferente, y tocándole vivir el momento actual, sus pensamientos sobre el juego, que, como pariente del ocio, queda actualmente plegado sobre su cara opuesta: el negocio. El filósofo neerlandés sostenía que el siguiente paso que confirma al hombre como el homo ludens no es otro que experimentar un sentimiento de competición, de poder completar el objetivo de un juego reglado.
Hoy debuta en la liga española Neymar da Silva Santos Jr. Terminado en junior. Un jugador, también futbolista, que representa de algún modo la teoría ya citada o al menos transmite esa sensación de libertad, de que no hay juego por mandato, de que una vez juega permanece en él un sentido creativo y al que lo definen los términos pertenecientes a lo estético: la elasticidad, la gracilidad o la oscilación. Seguramente la filosofía del otro Johan modifique sus comportamientos en busca del equilibrio de un juego que él ha de hacer suyo como pocos en su mundo. Comienza el periplo en nuestro campeonato del homo ludens. Recoged las rosas mientras podáis… pues el tiempo vuela.
fagarcia 18 agosto, 2013
Una pena que en la pretemporada casi no se le haya visto junto a Messi ya que este será quien determine que tanta libertad tendrá.