Sería precioso empezar este artículo recordando lo pronto que le llegó la titularidad a Jamie Carragher tras empezar a despuntar como juvenil prometedor en un Liverpool que ya apuntaba a legendario. Relatar las cinco Copas de Europa que contemplaron su carrera como red y recordar lo pronto que se le elevó junto a los más grandes defensores de la historia. Entrando en un análisis más profundo, evocar como su poderoso fútbol desde la última línea sostuvo el juego de varios equipos ganadores sin cambiarse nunca de camiseta. Escribir sobre sus entradas primorosas, sobre su posicionamiento impecable, sobre su enorme talento en las funciones defensivas y su aportación en el ataque de un club que siempre quiso dominar. Pero hacer eso sería mentir, porque el relato de Carragher no es el de Paolo Maldini, aunque ambas historias sí tienen alguna cosa en común. Por ejemplo, que los dos empezaron como laterales.
Que Carragher iniciara su andadura en el primer equipo del Liverpool como lateral no se debió a su gran talento para tan honroso oficio sino al mismo motivo por el que yo jugué en esa misma demarcación: por eso de asignar un rolBenítez reavivó su carrera secundario y cuatro consignas básicas a un futbolista del que no se espera gran cosa. Hoy lateral, mañana centrocampista, pasado en la derecha y luego de regreso a la izquierda, atento al trabajo sin balón no fuera el caso que con él estropeara algo. Sin destacar nunca demasiado en lo técnico ni en lo táctico, la carrera de Carragher como red alzó el vuelo, como le ocurrió a la sufrida historia moderna del club, con la llegada de Rafa Benítez al banquillo de Anfield Road. Fue el madrileño el que vio en ese jugador indefinido, de escasa reputación, ojos hundidos y recia mandíbula un central provechoso donde pocos habían visto más que un comodín para salir del paso, y Carra rompió a jugar. A falta de la calidad incuestionable que otros han atesorado estaba el sentido común, la generosidad y el carácter ganador, una receta competitiva que el Liverpool había echado de menos en muchas de sus figuras recientes. Ese futbolista de perfil bajo que se había abierto paso en el equipo sin enamorar a nadie pronto sería reconocido como un líder.
En eso siempre estuvo más cerca de Steven Gerrard que de los «Spice Boys». Es complicado relacionar a Carragher con el passing game que marcó edad dorada del club, pero resulta sencillo vincularlo al carácter abnegado que Bill Shankly siempre quiso para los suyos. Ferviente seguidor del Everton de pequeño, característica frecuente entre los grandes referentes del Liverpool, nadie ha vestido en tantas ocasiones la casaca roja por los campos del viejo continente y solo Ian Callaghan se la ha puesto más veces en la competición doméstica. A lo largo de diecisiete temporadas The Kop se ha sentido representada sobre el césped por un futbolista persistente en el espíritu que coronó a los héroes de Istanbul, uno de esos tipos que quieren jugar aun con la pierna rota, defienden a los suyos en las tánganas y salvan goles en el área pequeña. Grande como el hueco que deja su adiós.
@Cerdido_ 2 agosto, 2013
"A lo largo de diecisiete temporadas The Kop se ha sentido representada sobre el césped por un futbolista"
Siempre escuché que Carragher era un jugador mas idolatrado que Gerrard para Anfield. Nunca estuve allí así que no se si es cierto o no, pero siempre lo oí, y aunque me sea algo sorprendente, me lo creo.
De todas formas creo que el jugador tenía mas cositas que las que se relatan aquí. Por ejemplo, aun sabiendo que Terry fue bastante mejor que el, creo que sus carreras no están tan separadas en cuanto a nivel, pero que una se infló más y otra se desinflo. Lo que si es cierto es que sus ultimos años volvieron a mostrar la indefinición prebenítez. Gente como Kryiakos jugaban antes que él y sin embargo en su última temporada y aún sabiendo que se retiraba fue titular indiscutible.
Y aunque Benítez lo asentó en el puesto de central (la segunda parte y la prórroga de Estambul igual son el cúlmen de su carrera) lo cierto es que donde mas estimulante me pareció fue de lateral derecho con aquel increíble Skrtel y Hyppia (o Agger) en los centrales.