Hace no mucho tiempo se recordaban los Barça-Atleti como un choque en el que se metía la moneda por la ranura, se forzaba la palanca y se disponían a jugar cinco, seis y hasta nueve bolas de futbolín que iban a ser coladas a zambombazos contragolpeadores y fútbol ofensivo. Obviamente ninguno acababa pasando por debajo de la mesa: 4-3, 4-2, 5-4, 3-2, 5-2. Un poco de todo. Partidos abiertos que dejaban a la vista la esencia histórica de ambos clubes: la posesión y el contragolpe. Eso sigue sin cambiar, pero, y aunque pueda usarse el 4-1 de diciembre de 2012 como todo lo contrario, donde aquel recuerdo describía encuentros abiertos, hoy son mucho más cerraditos en el marcador. Todo se ve por la mirilla.
Cholo y partido grande son sinónimos. Y ya conocemos el cómo
Al Cholo le vamos conociendo. Mucho. Quiere dos líneas de cuatro siempre. Innegociable. Un 44 plantado y luego ya a ver quién viene. Si viene el Barça hay que ceder algo más por algún lado. Poner un palito entre medias (un mediocentro de ajuste) y bajar un delanteroMario fue quien equilibró todo para ir cuadrando movimientos como el cubo de Rubik. Así fue. Colocó a Diego Costa de extremo diestro y dio a Mario Suárez la responsabilidad de compensar la maniobra que busca el argentino para anular a los blaugrana: cerrar cualquier pase interior y forzar a un juego exterior en superioridad –Filipe, Arda, Koke contra Alves y Alexis, y Juanfran, Costa y Gabi contra Alba y Pedro-. Mario de escoba y Godín y Miranda corrigiendo zonas vacías. Un puzzle monumental. Los de Martino, por su parte, volvieron a estar pesados sobre el terreno; faltó agresividad para agitar los minúsculos huecos interiores y la circulación volvió a dibujar esa U constante sobre el verde: balón llega al extremo, vuelve a los interiores y al no haber opción de pase para girar la primera línea rival, se vuelca al otro lado o se resetea la jugada. ¿Resultado? Múltiples pérdidas de balón que, bien es cierto, no se tradujeron en ocasiones. Los rojiblancos eran superiores por juego (“hicimos una de las mejores primeras partes en finales” según Cholo) y por una efectividad impropia: un disparo, un Villa.
Con la reanudación, un grisáceo Messi se retiró por molestias y el Barça, como en la vuelta en Liga, podríamos decir que se resignó a jugar, a romper líneas; a organizarse colectivamente para salvar el asunto. El Atlético comenzaba a desfallecerCesc mejoró el juego ofensivo a cámara lenta y el Tata se sirvió de Cesc Fàbregas para no sufrir en transición defensiva, lo que el inocuo ataque grupal y la transparencia de Xavi e Iniesta para seguir quedando en sombras resultaron en la primera parte. Los culés, que esta vez buscaron la amplitud a través de sus laterales, apenas tuvieron en los extremos a hombres importantes, pero a Cesc le acompañaron las diagonales repetidas una y otra y otra vez de Alexis. Los de Simeone ya no llegaban a cada cambio de orientación promovido por los arrastres del chileno, y se empezaban a gotear los movimientos de Fàbregas. Con estas Martino llamó al ‘11’. En su andadura en el fútbol brasileño, que no es más que el destino que le espera hasta el día que deje el profesionalismo, Neymar siempre fue la regla del 111: “dame 90 minutos y forzaré 1 tarjeta (a veces colorada), 1 gol y 1 asistencia”. Matemática pura. El Tata le dio media hora y el 11 puso el 1-1. Los último 20 minutos se vieron con ojos de partido de vuelta.
Cesc, la ruptura de Alexis y el gol de Neymar mejoraron al Barça
Aunque Simeone lo intentó. Buscó el 2-1 con Baptistao y Óliver, pero se había perdido la intención de robar, por simple vacío en la reserva. Cebolla sumó otro perfil atacante pero el control ya era del Barcelona. Neymar recibía abierto, conducía por delante y Xavi recibía para mantener la pelota sin peligro. Agosto y el Camp Nou pesaban sobre el ánimo de técnicos y jugadores, y el ritmo descendió sin desmerecer una primera hora larga de altísimo nivel competitivo local y esa extraña habilidad de los equipos gigantes que sin jugar bien, siguen dentro del partido. Más que una Supercopa, de momento está siendo una gran eliminatoria. El Atlético tiene plan para cualquier día grande y falto de algo creativo –nada nuevo-, y el Barça ha de mejorar para lo que viene. Tampoco es nada nuevo. Es muy pronto.
fagarcia 22 agosto, 2013
Pero es que aún así Neymar no tuvo mucha influencia en el juego. A mi los que más me gustaron del Barca fueron Alexis y Fabregas (con este inicio, este año estoy muy ilusionado con él)
Y del Atleti, puff, Diego Costa es un crack, que palizas se pega, es el alma del equipo. Si Scolari piensa repetir planteamiento en el Mundial, Costa debe ir si o si.
Y a este Atleti lo veo por lo menos en cuartos de Champions