El pasado sábado se cumplieron catorce años desde que Thierry Henry firmara por el Arsenal, proveniente de la Juventus. Catorce, justo el dorsal que popularizó y al que dio sentido cuando, Johan aparte, no lo tenía. Henry fue todo para el Arsenal. Todo. 229 goles y siete títulos en ocho temporadas son solo una porción de su obra. Hubo bastante más. Con Tití, el club londinense ganó y perdió a partes iguales pero siempre soñó con vencer. Henry era razón para creer que San Siro era batible, que Sir Alex podía caer. Que se podía triunfar.
La simbiosis entre el éxito del Arsenal y el de Henry puede explicarse en un par de ejemplos. En la campaña 2003-2004, el galo alcanzó el nivel más alto de su carrera. Tití mostraba semana a semana un catálogo de jugadas difícil de creer. No llegó a las cotas del primer Ronaldo Nazario pero era, de lejos, el mejor delantero del mundo. 30 goles hicieron que el Arsenal acabara invicto la Premier. En Europa, sin embargo, falló. Su discretísima eliminatoria frente al pre-Chelsea de Abramovich le alejó de un Balón de Oro dibujado para él. Henry no estuvo y el Arsenal cayó. Dos años después, la historia fue diferente. Los de Wenger habían completado una muy mala liga pero en Champions la cosa sí funcionó. ¿El motivo principal? Henry. Toda la puntualidad que le faltó en 2004 se dio con creces en esa edición de la Orejona. Golazo al Madrid, gol y asistencia frente a la Juventus, asistencia frente al Villarreal, asistencia en París… Henry, no había dudas, era el brazo ejecutor de aquel conjunto. Cuando el 14 partió rumbo a Barcelona en el verano de 2007 se marchaba más que un jugador legendario; se marchaba la determinación del Arsenal.
Thierry Henry fue durante más de un lustro el jugador determinante del Arsenal de Arsene Wenger
Aunque el Arsenal acudió al mercado para llenar el vacío dejado por Henry (fichó al croata Eduardo), el sustituto del crack ya estaba en su plantilla. Pocas pegas o ninguna pudieron ponérsele al primer delantero centro post-Titi: Emmanuel Adebayor. El togolés recogió el testigo a lo grande, anotandoEl cambió de Tití Henry a E. Adebayor transformó el juego del Arsenal 24 goles solo en Premier League, cifra de tantos similar a las que solía lograr Henry. No obstante, el trasvase de delanteros distó de ser limpio y natural; el Arsenal cambió. Thierry era un jugador directo, un 9 cuya presencia en el juego se limitaba a apoyos fugaces, los toques previos a un pase en profundidad. Al Arsenal de Henry le gustaba tener metros por delante para que Ljunberg, Vieira o el propio Henry pudieran sorprender al espacio. Adebayor matizó estó. El africano era un ariete más clásico, capaz de tirar una ruptura en un momento dado pero cuya principal cualidad futbolística era la continuidad. A eso se unió el cambio de registro de los centrocampistas de la plantilla. De los llegadores de antaño se pasó a los Cesc, Rosicky o Hleb, figuras más asociativas –siendo el jovencísimo Walcott la única nota discordante–. Consecuencia de todo esto, el Arsenal modificaba en parte su ADN, pasando a jugar mucho más arriba sobre el campo. Si uno observa los goles de Adebayor en la 2007-2008 se dará cuenta que el 90% son goles de área. Con perspectiva, aquel fue un gran Arsenal. Un conjunto que pudo ganar la Premier y pudo pelear hasta el final por la Champions. En ambos torneos le faltó un punto. Se necesitaba más determinación.
La respuesta a la pérdida de Henry había sido positiva. Se adquirió una cara más colectiva y en lo individual, Adebayor respondió con creces. De hecho, este iba a ser uno de los problemas en la siguiente temporada. El de Togo redujo a la mitad sus registros anotadores, algo que conAndrei Arshavin, la gran apuesta que no resultó el tiempo entendemos como normal, pues ni antes ni después fue Adebayor un hombre de 30 goles por campaña. Bendtner y sobre todo Van Persie (que ya había evolucionado a atacante central) sumaban un buen ratio de goles pero sin llegar nunca a consolidarse como elementos determinantes. No eran “el bueno del Arsenal”. La mutación del club al “centrocampismo” post-Henry hizo que Wenger centrara los esfuerzos en decidir desde la mediapunta. Ahí, la gran apuesta fue sin duda Andrei Arshavin. El ruso aterrizó en febrero de 2009 tras haber asombrado al mundo en la Eurocopa de Austria y Suiza. Hoy tenemos la certeza de que Andrei no nació para ser regular dos veces por semana, pero por aquel entonces el pequeño mago prometía y mucho. Recordemos que el Barcelona estuvo muy cerca de entregarle la banda izquierda de Ronaldinho. Su partido ante Holanda quedó en la retina del planeta fútbol como algo reservado a los genios, así que ilusionarse era lo mínimo. En sus dos primeras temporadas, Arshavin fue titular en el 90% de partidos; temporadas correctas o incluso buenas, pero en las que los títulos gordos ya no fueron una posibilidad. Como crack, Arshavin había fracasado.
Andrei Arshavin fue una apuesta grande que nunca terminó de resultar como se había soñado
De todas las estrellas holandesas, Van Persie fue la que menos brilló en el Mundial de Sudáfrica. Robin llegó en malas condiciones físicas y apenas destacó en el rol de 9 exigido por Van Marwijk. Pocos podían anticipar lo que estaba por venir. La 2010-2011 sería la primera de sus dos “explosiones” como ariete. Solo en liga, el tulipán logró 18 goles en 25 partidos, una alucinante media de 0,72 goles por encuentro. Sin embargo, aquel Arsenal no estuvo a la altura. A pesar de ser el último proyecto de Wenger con auténtico potencial, los Nasri, Cesc, Wilshere y compañía realizaron una Premier realmente mala. Entre lesiones y demás contratiempos, los gunners desperdiciaron la determinación de Van Persie. Claro que al año siguiente la cosa iba a empeorar. Cesc y Nasri dejaron el club y Wilshere caería en una espiral sin fin de lesiones. El Arsenal abandonó a un Van Persie que daba el salto definitivo en su carrera. 2012 había sido su momento: MVP de la Premier, 30 goles en liga y reconocimiento casi unánime como crack mundial. El Emirates encontró por fin al sucesor de Henry… justo cuando no había nadie para arroparle.
La salida de Van Persie destino Old Trafford abrió un impasse que aún hoy está por resolver. El fichaje de Giroud (buen futbolista) siempre tuvo aroma a insuficiente, lo que obligó a Wenger a improvisar algunas soluciones; algunas llamativas, como la de Gervinho, y otras casi nostálgicas (Walcott como ariete). La falta de intimidación explicó en gran medida el fichaje de Podolski, alemán de gran relación con la portería y el gol. En Londres son conscientes de lo que tuvieron y ya no tienen. Los Cazorla, Wilshere o Arteta siguen estando pero falta la determinación. Wenger lo sabe y la busca, pero encontrarla no es sencillo.
@LuisMa_Rojas 8 agosto, 2013
Casi todo se resumen en: "Encontrarla no es tan sencillo". A Arsenal los tiempos, las lesiones, el dinero, la seducción de otros equipos, no le ha permitido encontrar de nuevo la determinación en un conjunto. Wenger ha logrado arreglárselas, para formar equipos, que en su mayoría juegan lindo, pero que poco compite, sumado a las irregularidades que presentan jugadores que si bien son muy buenos, no llegan a estar en la élite, en especial de experiencia. El camino no es nada fácil, se ha logrado tapar heridas, pero no sanarlas. A ver si se da la llegada de Suárez y que a Wilshere lo acompañe el cuerpo, que Walcott sea constante y que Vermaelen vuelva a ser el líder que era.