El primer mes de Guardiola en Múnich nos ha servido para recordar lo inestable que es este mundo del fútbol. La derrota en la Supercopa y alguna miradilla furtiva de desconfianza de ciertos pesos pesados nos han llevado a lo que parecía imposible; que anoche Pep Guardiola arrancase “cuestionado” la Bundesliga. Siendo justos, algún motivo para dudar hay. Los cambios de Pep han creado incertidumbre en un conjunto que había olvidado lo que es sufrir sobre el campo. A 9 de agosto –o sea, nada–, el Bayern todavía no fluye.
Quizás por la ansiedad mediática, quizás por la lesión de Thiago, lo cierto es que Guardiola arrancó con el once de Wembley, con la excepción de Toni Kroos en lugar de Javi Martínez. “Mejor empezar sobre seguro”, pensaríaEl 4-3-3 cambia a Schweinsteiger y Toni Kroos Pep. Sin embargo, ni con los mismos futbolistas puede el Bayern ser lo del pasado mes de mayo. El 4-3-3 es un cambio más profundo del que cabía esperarse. Schweinsteiger y Kroos, que construyeron junto a sus laterales la salida de balón más elástica del continente, ahora parecen vivir encadenados. Bastó una mínima presión de Raffael y Kramer para que el dúo germano quedara expuesto en el primer cuarto de hora. Hagamos memoria: el mejor Kroos era un mediapunta que alternaba presencia en las dos bandas y que bajaba libre a elaborar; ahora juega muy fijo en el perfil izquierdo y baja mucho menos. Entre otras cosas porque Bastian, que antes subía a su gusto, ahora es mediocentro y de los posicionales, de los que no se mueven. Y encima está lento.
El sistema de Pep modifica al Bayern más de lo que pensábamos
Pero el Allianz sigue siendo el Allianz y en cuestión de 5 minutos, un par de pelotas sueltas le sirvieron al Bayern para ponerse 2-0 sin hacer casi nada. Es interesante que ninguno de los dos goles naciera de un ataque posicional. El Monchengladbach sintió el golpe y creyó vislumbrar una de esas goleadas altaneras tan propias de los muniqueses. Kramer, pivote derecho del Borussia, aflojó muchísimo su marca sobre Kroos y eso nos permitió ver las primeras acciones «made in Guardiola». Toni, Ribery y Alaba realizaron interesantes jugueteos posicionales pegaditos a la banda. Sin quitar méritos, hay que decir que ayudó un rival momentáneamente malherido.
Por el contrario, en la derecha la cosa no funcionó en ningún instante. El nombre de Thomas Müller es quizás el que más preocupa por ahora. Es cierto que su “incompatibilidad” con Robben viene de lejos pero el hecho de ser interior derecho y no mediapunta le difumina aún más. Müller huye al área en cuanto puede pero el Bayern le necesita “en el juego” para establecer la posesión donde quiere y Thomas no cumple. A medida que se pasaba el efecto del 2-0, el Monchengladbach fue encontrando salidas a la espalda de los interiores locales, siempre muy abiertos y adelantados. Ahí se evidencia que Bastian no es mediocentro y mucho menos defensivo. Hermann y Arango volaban con espacios y aroma de peligro. A cinco minutos del descanso, un auto-gol de Dante resucitaba el encuentro.
Thomas Müller prácticamente fue un fantasma sobre el campo
La segunda mitad fue un calco de la primera pero con el Borussia reanimado por el marcador. Entre que los de Favre seguían hallando la manera de salir y que el Bayern se sentía más cerca del gol a la contra, el partido cayó en una fase de absoluto descontrol, propia del mes de temporada en el que estamos. Como espectador no habría queja si no fuera por una razón: durante algunos minutos, el Bayern pareció cualquier cosa menos un equipo de Pep Guardiola. El dibujo de Heynckes podía permitirse solucionar una mala tarde “al galope”, pero sabemos que lo visto ayer en el Allianz se aleja radicalmente de la idea de control de Guardiola. Pep debió sufrir con la imagen de su equipo, que hizo el 3-1 como podía haber encajado el 2-2.
El tramo final nos mostró de nuevo a Lahm como interior, decisión analizada el pasado martes en la web. La verdad es que habría que pararse en Philipp más a menudo porque lo suyo es fuerte. Ahora mismo es más que un enorme lateral; es un portento futbolístico, una máquina de tomar buenas decisiones. También fue llamativa la salida de Kirchhoff por Schweinsteiger. En un ratito, el central chocó e interrumpió el juego más veces que Bastian en hora y pico. No se extrañen si roba minutos como pivote. El Bayern acabó con seis defensas naturales, prueba inequívoca de los sofocos que anda padeciendo el Pep en el banquillo. Es un maestro y tarde o temprano dará con la tecla, pero a día de hoy está lejísimos de su sueño.
Pablo 10 agosto, 2013
Que el Bayern haya ganado el triplete (y en especial la Champion) me da la sensación que le generó un problema raro a Guardiola: entró en un equipo "hecho" y campeón para modificarlo y mejorarlo. Tarea difícil y casi innecesaria. Hace poco ya lo puse: el Bayern no era un juguete roto. No necesitaba tanta cosa.