Es temprano, muy temprano. El sol aún no ha salido y las humildes calles de su barrio todavía no se han puesto, pero el orfebre ya espera ansioso el pedido que hizo anoche. Son unos cuantos gramos de oro y plata; los suficientes como para seguir ganándose la vida de la única forma honrada y satisfactoria que él conoce. Jamás ha podido permitirse comprar en kilos, pero eso nunca le ha preocupado. Se siente un privilegiado por desempeñar su trabajo, por ser capaz de ver una obra de arte en lo que, en ese momento, son solo metales preciosos. «El oro es oro», murmura a menudo. «Pero el arte… el arte es una cosa muy diferente», termina apostillando.
El taller de Paco Jémez ha sufrido una gran renovación.
«El Rayo», su querido taller, no siempre recibe la materia prima de primera mano. Normalmente, ni siquiera es de segunda. Así sucedió con «Trashorras»; una pieza de un valorTrashorras es su gran obra incalculable. Casi simbólico. Casi definitorio. Aquel talento sacado de una de las canteras más prestigiosas del mundo parecía que había perdido brillo y que, realmente, nunca había tenido utilidad, pero Paco no es un orfebre de ideas preconcebidas. Si fuera así, no podría triunfar. Él no se acopla, sino que identifica el potencial, se pone un fino guante en la mano izquierda y, con contundencia, cincela con la derecha. Con esto «Trashorras» no sólo no perdió su esencia, sino que se embelleció. De una forma diferente a lo que todos pensaban; de una forma a la que todos sedujo.
Paco lo mantiene en su colección personal, pero no siempre puede retener las figuras que fabrica. A veces ni lo intenta, porque sabe que de elogios no se come. Es un soñador con los pies en el suelo. Por eso no seCon Lass aún tiene trabajo detuvo a pensar en las ventas de «Piti», «Chori» o «Baptistao» con la nostalgia de quien pierde algo que siente suyo, sino que se puso de inmediato a trabajar en varias de sus obras inacabadas a la espera de que sus proveedores le trajeran, desde sitios tan dispares como México, Valladolid o Londres, lo que había solicitado. A «Jose Carlos» ya lo tenía muy avanzado, sólo quedaba granular, pero se le rompió y deberá seguir insistiendo en «Lass», su pieza de más complejo acabado. A día de hoy ya sabe que tiene valor, que es bonito, que es exótico, que es diferente. Pero también que no es suficiente. Puede ser mejor. Puede ser perfecto en su imperfección. Tiene trabajo.
El taller de Paco Jémez ha sufrido una gran renovación.
Mientras piensa en ellos, llega la primera parte del pedido. Son unos cuantos gramos de oro procedentes de la cuenca de un prolífico río, pero Paco se huele que no llegan directamente de allí. Que hay truco, como siempre. «Nadie regala duros a pesetas», se repite. «Aunque si vieran un duro, tampoco sabrían reconocerlo», reflexiona irónicamente. La verdad es que no se equivoca: aquel metal precioso no es el mismo que brilló en Madrid hace ya varios años. Algunos de sus coetáneos han terminado alcanzando la fama mundial, pero en sus orígenes nadie destacaba por encima de él. Tenía maneras. Era fino y delicado. Detallista. Aún no era un producto acabado, pero le sobraba potencial. Con el paso del tiempo lo fue perdiendo hasta llegar a este punto, hasta llegar a las manos del orfebre más creativo del gremio. Seguramente no hay un sitio mejor para volver a brillar. Por lo pronto, la primera jornada de trabajo en «El Rayo» fue muy productiva. Habrá que estar atentos de nuevo a Paco. «Bueno», su nueva pieza, promete.
@SharkGutierrez 25 agosto, 2013
Para que también pueda ser considerado como un orfebre, habría que detallar en qué mejora cada "metal precioso" que le llega. Como hace el "martillado y batido", o el "cortado y acabado". Todo muy descrpitivo, eso sí. Lo comento también porque los orfebres, también son encargados de realizar técnicas decorativas…solo que aquí no tengo tan claro que Jémez influya tanto. El entrenador ensambla, fábrica y luego deja que el propio jugador tenga su técnica decorativa, para que el aficionado disfrute con ella.
Tanto Lass como Alberto Bueno, son dos figuras inacabadas, pero muy pulibles y aprovechables dentro del contexto que es el Rayo Vallecano. Hoy visita el río Manzanares para exponer sus figuras y ciertamente, tengo cierta curiosidad como va a resolver el tema de la intensidad argentina, la astucia de alguien que nació en un pueblo llamado Lagarto y como pretende hacer uno de sus figuras, el responsable de martillear al Atlético de Madrid.
Intuyo que la fluidez y precisión a campo grande, es algo que Paco, domina bien. A él, le encanta la amplitud e ir a un campo (relativamente) más grande que Vallecas, le debe gustar más que temer. Quiero saber como va a cubrir la baja de Jose Carlos, si va a montar a un escolta detrás de Saúl y Roberto (Baeina), para darle libertad a Bueno cayendo a izquierda amén de sumar un punta más (Nery o Larrivey) o si lo sustituye por el perúano Cueva: https://www.youtube.com/watch?v=LpUI0ySJ3zs o, si finalmente, va a dejar a José Carlos y dejarlo todo como estaba. Apuesto más que nada por esto último, porque Jémez solo toca algo, cuando cree que un aspecto del juego está mal. No fue el caso en el día contra el Elche, pero…no es lo mismo que el Atlético de Madrid, de ahí, la duda de si pueda haber alguna variación.
El orfebre visita el Manzanares y la Liga se viste de gala para recibirlo a él y a sus piezas más codiciadas.