Roma es la victoria de sus legiones, la grandeza de sus emperadores y la gloria del Imperio. Es la leyenda de su origen, la historia de su expansión y el legado de su civilización. «Roma es eterna». Y el fútbol, que siempre ha sido el veraz espejo del contexto sociocultural de cada región, no tardaría demasiado en incorporar esta imagen triunfal y épica a su patrimonio intangible. En 1927, el Partido Nacional Fascista de Mussolini vio en el interesado matrimonio entre el recuerdo de la Roma imperial y el popular Calcio la oportunidad perfecta de recuperar el prestigio de ser romano. Con este objetivo y la unión de los equipos de la ciudad (SS Alba, FC Roma y SGS Fortitudo), la AS Roma nació predestinada para vencer donde muchos siglos antes lo habían hecho Julio César, Marco Aurelio o César Augusto. Sin embargo, la leyenda ya se había truncado: la SS Lazio, que había sido subcampeón liguero en dos ocasiones, se negó a formar parte de esta nueva entidad y decidió seguir compitiendo en solitario.
Fue como si Rómulo renegara de Remo, renunciara al protector cobijo de Luperca y se posicionara en frente, en vez de al lado, de la institución que debía emprender y lograr la conquista del norte de Italia. Porque Roma era la capital, pero la hegemonía de la península itálica llevaba un tiempo en manos del poderoso norte, que dominaba la política, la economía y, por supuesto, el fútbol. Es más, en el Calcio, su superioridad era mayor si cabe. Hasta 1929, año de la profesionalización del fútbol italiano y el consiguiente nacimiento de la Serie A, el campeón liguero más sureño era el Bolonia FC. Y Bolonia, capital de la región de Emilia-Romaña, está 300 kilómetros al norte de Roma. Es decir, un mundo. Un mundo que conquistar.
Los grandes campeones anteriores a la Serie A fueron el Pro Vercelli (Piamonte) y el Génova (Liguria).
Los éxitos tardaron en llegar (Serie A 1942) y cuando lo hicieron no se prolongaron en el tiempo (Copa de Ferias 1961 y Copa de Italia 1964), salvo en un lustro puntual con Nils Liedholm como técnico (una Serie A,El palmarés de la Roma no se corresponde con sus altas expectativas tres Copas y una final de la Copa de Europa entre 1979 y 1984). Sin embargo, el balance de sus 85 años de historia presenta una doble realidad. La Roma fracasó en su misión de arrebatar al norte la hegemonía del Calcio, pero lo paradójico de este hecho es que, aún con sólo tres Scudettos en su palmarés y ninguna Copa de Europa, el club romano ha seguido conservando parte de ese aura de grandeza con el que fue fundado. Entonces, ¿es un grande de Italia o un clásico? ¿Por qué? ¿Cómo ha afectado deportivamente al club? ¿Cómo ha asimilado la afición la falta de éxitos? ¿Qué futuro les espera? Daniele Manusia, romano y romanista, critico literario y periodista deportivo, nos ayuda a responder estas preguntas.
Históricamente, las expectativas de la AS Roma han sido tan altas como, finalmente, equivocadas.
«Es un problema de percepción: el hincha de la Roma siente pertenecer a la élite del futbol mundial, pero el hecho es que no es así. Nunca lo ha sido», expone fríamente Daniele para concluir con un irrebatible «lo dice la historia». Lo cierto es que el palmarés y los números son claros: pese a disputarSin embargo, afición y futbolistas alimentan esa histórica grandeza 80 de las 81 ediciones de la Serie A y ser el cuarto equipo en la clasificación histórica, sus tres títulos ligueros se quedan muy lejos de los 29 de la Juventus y de los 18 del AC Milan e Inter. Tampoco es que haya surgido demasiada oposición por parte de otros equipos al eje Milan-Turín, pero su objetivo era estar ahí. A su altura. Primero Italia; luego Europa. Y no fue así. Sin embargo, el romanista siente lo que siente y, por ello, cuando los jugadores saltan al Olímpico, la afición les recibe con la misma declaración de intenciones que en 1927: “Tu sei nata grande e grande hai da resta” (“Tú naciste grande y grande has de quedar”). Los jugadores, con su capitano a la cabeza, se ven envueltos así en un clima heroico del que se sienten orgullosos de formar parte. Sin ir más lejos, como recuerda Daniele Manusia, Francesco Totti lleva un gladiador en su brazalete, su película favorita es “Il Marchese del Grillo” -que reelabora el concepto de romanidad- y, en su día, incluso llegó a salir con una camiseta en la que se podía leer “the king of Rome is not dead”. Todo un símbolo.
«Si me hubiera ido al Real Madrid habría ganado tres Champions, dos Balones de Oro y muchas otras cosas, pero prefiero lo que he hecho», declaraba hace poco más de un mes el propio Totti a France Football. Ese «lo que he hecho» no sólo se refiere a ganar una Serie A (2001), dos Copas de ItaliaCon Totti, la Roma ganó campeonatos pero dejó escapar aún más (2007 & 2008) y dos Supercopas (2001 & 2007), sino a haberlo hecho con la Roma. Su Roma. Y, a ciencia cierta, bien pudo ser más. Desde la mágica época de Falcão, Toninho Cerezo, Ancelotti o Conti en los ochenta, los giallorossi nunca estuvieron más cerca de ser grande que con Totti como estrella bajo la dirección de dos ilustres técnicos. «Con Capello la Roma parecía estar más cerca de los grandes de Europa por plantilla y carisma, mientras que con Spalletti nos acercamos en el aspecto del juego», expone Daniele. Durante aquellos años, los romanos ganaron los títulos anteriormente mencionados, pero también sumaron cinco subcampeonatos en Liga (de los once que registra la Roma en su historia) y dos en Copa (de los ocho que acumulan, pese a que, junto a la Juve, es el rey de copas con nueve triunfos). Para Daniele Manusia, este periodo simboliza una de las claves históricas del club: «La relación entre el lugar que el hincha romanista considera justo para la Roma y el que ocupa en realidad, es bien reflejada por el periodo de Spalletti. La Roma era el eterno subcampeón, siempre un punto detrás del Inter de Mancini o Mourinho, y los seguidores lo viviamos como una injusticia. Se hablaba de errores arbitrales que nos perjudicaban, de mala suerte y de todo menos del hecho de que, cuando estabamos en ventaja, hicimos de todo para perder».
Después de que Luciano Spalletti abandonara el club y tras la primera gran temporada de Claudio Ranieri (2010) en la que el club romano volvió a quedarse a las puertas del triunfo, las expectativas se han reajustado de forma inesperada para muchos. Nadie ha podido arrebatarles a Totti o De Rossi,Las últimas campañas han hecho mella en el orgullo romanista símbolos de la verdadera Roma, pero los giallorossi han vuelto a las posiciones (6º – 7º – 6º) que le caracterizaron en los años cincuenta, sesenta, setenta y noventa. Es decir, casi toda su historia. Y esto, al final, hace mella. «Tengo la impresión de que los hinchas romanistas van rebajando sus ambiciones. Sustituyendo la grandeza a nivel nacional o europeo con la de nivel ciudadano. Y es raro, porque yo crecí pensando que la Lazio, simplemente, no competía a nuestro mismo nivel», se sincera Daniele. Un proceso que no está siendo «pacífico», pues se entiende que se está vulnerando la identidad del club y despreciando la razón se ser del histórico orgullo romano. «Hay mucha rabia, además de decepción, como si hubiera habido una traición. Y eso te hace entender la irracionalidad de los seguidores romanistas», concluye. Irracional o no, no deja de ser curioso que este cambio, esta nueva realidad, se haya producido casi de forma simultánea a la llegada de un grupo inversor que pretende hacer de la AS Roma una potencia.
La llegada de «los americanos» en el verano de 2011 ha traído nuevos aires al club romano.
Con Di Benedetto a la cabeza, cuatro grandes inversores americanos se hicieron en 2011 con el control del club. Su llegada, como comenta Daniele, fue acogida con recelo por los hinchas: «Hay una pelicula de Alberto Sordi, “Un americano a Roma”, que refleja bien la idea de cómo esta ciudad se sabe superior a todo y no se toma nada en serio. En lo particular, no se sabe cuánto dinero están dispuestos a invertir y hasta cuándo». Aunque alguna de sus decisiones, como el crítico cambio de escudo, hayan incidido en esta sensación de que «no son los adecuados por no ser romanos», su apuesta económica no ha decepcionado. No es únicamente cuestión de los 140M que llevan invertidos en fichajes hasta la fecha, sino también de, por ejemplo, el proyecto de crear un nuevo estadio de 60.000 espectadores para 2016. Quieren crecer, quieren ganar y quieren hacerlo con un estilo fresco, atractivo y renovado. Luis Enrique no logró generar consenso y Zdeněk Zeman no revolucionó el Calcio, pero la confirmación de esta idea es que su tercer -y nuevo- técnico es Rudi García. Con este modelo de gestión y dirección tan del S.XXI, el club espera recuperar el sitio que históricamente cree merecer. «Con los primeros triunfos, volveremos a pensar en grande», afirma Daniele Manusia. Y, realmente, es que no puede ser de otra manera. Roma es eterna.
Agradecer a nuestro amigo Valentino Tola que nos pusiera en contacto con Daniele Manusia y, a su vez, ejerciera de intermediario. De igual modo, nos gustaría dar las gracias a Daniele por su predisposición y, claro, recomendaros a todos vosotros el libro que acaba de publicar sobre Cantona.
Fagarcia 8 julio, 2013
Es que aunque sea un subcampeonato se antoja difícil. Primero tienen que pensar en superar a la Lazio que ya es algo que se antoja difícil. Milan,Napoli, Fiorentina y Lazio se repartirán el segundo y el tercer lugar, otro quedará en 4to y ni hablar de tratar de quitarle el campeonato a la Juve. Y esto es en el Calcio, en Champions pasar de grupo sería de un logro. Y tienen buena plantilla, pero aún así lo veo difícil.