No hacía nada solo, ni celebrar un gol siquiera. Se acostumbró a compartir porque así llegaba antes. Le facilitaba la carrera al rápido. Nunca tanta pausa fabricó más velocidad; hasta Fran parecía una bala. Valerón marcó el ritmo de la Liga de Campeones en noches mágicas pero de invierno. Dirigiendo al Deportivo de la Coruña.
En aquel Dépor jugaban Naybet, Manuel Pablo, Mauro Silva, Makaay y D. Tristán, y aunque a veces jugó en 4-4-2, se asentó al final sobre un 4-2-3-1 que ausentaba a Roy más de lo que él quería. En general fue un equipo seguro, Irureta eso lo conseguía, pero también protagonista. Y resaltaba ese don tan particular de Valerón, que siendo un líder lento y central hacía de sus grupos máquinas veloces y de fútbol exterior; como su España de Joaquín y Vicente, o de Reyes y Etxeberria. Entre otoño e invierno, el Dépor le ganó al Manchester United en Riazor y en Old Trafford por 2-1 y 2-3, chutando y tocando la pelota más que los pupilos de Sir Alex Ferguson. Valerón, que había empezado el torneo en el banco, fue indiscutible tras sus dos asistencias contra el gigante.
Juventus, Arsenal, Madrid y United sufrieron al mejor Juan Carlos.
El 2º grupo del Dépor asustabaAquella Champions League de 2002 tuvo doble liguilla, y en la segunda el Deportivo cayó en el grupo de la Juve de Nedved, el Bayer Leverkusen de Ballack y el Arsenal de Henry. Se abrió con el partido del optimismo, en Riazor, contra quien no mucho después sería invencible, literalmente, y que ya entonces era superior a los coruñeses. Las hazañas del Dépor parten de su realidad humilde, de que superó a los superiores, por eso en sus meses más internacionales, de noviembre a marzo de 2002, Irureta cedió metros e hizo de Mauro Silva la base del sistema, con Valerón dirigiendo contras y rompiendo estampidas. Eso hizo ante Bergkamp y Wenger. El Dépor ganó 2-0 y tomó aire en un grupo sin vidas extras.
En 2002 Valerón fue imparableEn la vuelta del parón, desde el 19 de febrero al 12 de marzo, quizás el periodo más imparable de Valerón, incluso más que cuando alcanzó la semifinal contra el FC Porto, el Deportivo de la Coruña encadenó los siguientes resultados: 0-0 en Turín, 2-0 ante la Juve en casa, 1-2 en la Final del Centenariazo y 0-2 en Highbury, en un encuentro inenarrable del eje Mauro-Juan Carlos. La seguridad defensiva contrastada contra Zidane y la increíble lectura de Valerón decidiendo cuándo lanzar hacia fuera y cuándo retener por dentro parecían argumentos sobrados para vencer a cualquiera, y cómo no a un Manchester United que en la primera liguilla había mordido el polvo y que le tenía pánico, pánico, al genial Diego Tristán. Ferguson no sonrió cuando el bombo les rejuntó.
La derrota contra el FC Porto es la única (casi) inexplicable.
La realidad es que el Dépor jugó casi mejor en la ida de los Cuartos de Final que en su victoria previa. O mejor dicho, logró una distancia de juego superior en un encuentro en el que los dos equipos anduvieron algo blandos. El 0-1 de Beckham en el minuto 15 trastocó a propios y extraños, y, aunque Riazor apretase, así ganaba Ruud, verdugo oficial blanquiazul, que puso el 0-2 y para casa. En Old Trafford hubo poco que hacer, Irureta se la tuvo que jugar, sacrificó a un pivote para meter a Djalminha y el Dépor perdió solidez e identidad. Fue la primera gran decepción del Valerón estrella, y la siguiente, quién sabe si la más dura, llegaría en Japón y Corea, cita a la que arribó como dominador y en la que no dejó nada. Como en la molesta y triste semifinal de 2004.
Son los tres momentos que pueden despertar al mundo cuando sueña con Valerón, aquéllos que siembran una duda que quizás es injusta, porque cada instante tuvo una explicación, puede que a excepción del último. Desgraciadamente, Valerón nunca ganó en una noche europea de las que empiezan con el sol iluminando, pero dominó entre lluvias a quienes luego entre flores harían historia. Tuvo la calidad del campeón.
Abel Rojas 11 junio, 2013
Varias cositas, que creo que surgen muchos posibles debates de esto:
– Cuando el Dépor le ganó los cuatro partidos de Liguillas al Arsenal y al Manchester United pensé que los equipos ingleses nunca ganarían a los españoles.
– El otro día apuntaron por aquí que tras el Mundial de 2002 se dijo que Valerón y Raúl eran incompatibles. ¿Alguien le encuentra sentido a la afirmación?
– Por condiciones, ¿no era en teoría Makaay más apropiado que Tristán para Valerón? ¿quién dio más?
– ¿Puede un aspirante a títulos invertir un puesto capital de su ataque en un jugador que no solo no marcaba demasiados goles sino que, además, no podía marcarlos porque no tenía cualidades para ello? Ni chut, ni llegada ni velocidad…