Tyson Gay vive para ser más rápido que ayer. Orgulloso, obsesivo, trabajador hasta límites insospechados, es el Vegeta del hectómetro. Su cuerpo se rompe temporada tras temporada mientras mejora progresivamente sus marcas más allá de toda proyección lógica. La carrocería del velocista norteamericano no logra sostener durante demasiado tiempo el ritmo que le impone el espíritu, mucho más rápido que sus piernas. Modelo de superación sobre la pista, en 2006 bajó por primera vez de los 10 segundos y fue mejorando su tiempo hasta los trials de 2008, cuando corrió los 100 metros en unos excepcionales 9’77 segundos. Pero ese mismo verano la vida le reservó una sorpresa jamaicana. Pasmado por encima de los 10 segundos, contempló como un extraterrestre larguirucho ganaba el oro olímpico con una marca de 9’69 que desafiaba todo el sentido que pudiera tener su propia progresión. El deporte es maravilloso. En agosto de 2009 Tyson Gay y Usain Bolt se vieron las caras de nuevo en Berlín, en el mejor duelo de la historia. Con 9’71 el norteamericano pulverizó todo lo que había hecho anteriormente. Pero ganó Son Goku: 9’58.
Hace pocos años los 75 puntos marcaban una línea relevante para vestir de campeón a un equipo. El primer Barça de Pep Guardiola, un equipo fantástico que causó un gran impacto, ganó su liga con 87 puntos.38 jornadas sin poder fallar es un calvario Sólo cedió seis empates y cinco derrotas. Cifras magníficas que hoy nos saben a poco porque en verano de 2009 Cristiano Ronaldo llegó al campeonato y las reglas del juego cambiaron: descubrimos que los dos mejores equipos de la liga tenían jugadores que podían garantizar un listón mucho más alto. No hay motor más poderoso que la competencia y el deporte, con su marco de competición regulado con normas claras y eficaces, nos sirve la evidencia en una bandeja de plata. El Barcelona ganó la siguiente liga con 99 puntos perseguido por un Real Madrid que sumó una victoria menos. En la siguiente, 96 puntos para los catalanes, 92 para los madrileños. Y a la tercera cambiaron las tornas. El Barcelona logró 91 puntos pero el Real Madrid no solo le superó, también marcó el puntaje más alto, alcanzado los 100. Una cifra más redonda que el balón.
Los 100 puntos se han convertido en un requisito indispensable.
En el fútbol tendemos a relativizar las cifras, y hacemos bien, pues no es un juego esclavo de los guarismos. Pero a veces los números son un fiel reflejo de los retos que se marcan los equipos. Tras un campeonato de liga en el que no ha existido una persecución acuciante sobre el primer clasificado el Barcelona ha afrontado la recta final de la temporada con la firme intención de igualar la marca histórica con la que el Real Madrid le derrotó hace un año. Tiene mérito sin la sombra del rival amenazando tu posición, un privilegio conquistado cuando Tito Vilanova salió airoso de una estrategia audaz: plantear las primeras jornadas de liga como un sprint ganador, aparcando la lógica de carrera de fondo a la que invita esta competición. La goleada al Málaga en la última jornada de liga ha asegurado al Barça los deseados 100 puntos que sirven de recordatorio para los más despistados: primero se fue Pep Guardiola, luego José Mourinho, pero los más importantes siguen ahí. Con Leo Messi y Cristiano Ronaldo las ligas ya no se ganan con 75 puntos.
kay 3 junio, 2013
Bueno, no estoy de acuerdo.Madrid y Barcelona no han ganado tanto por maximizarse y exprimirse si no por tener craks hasta en elbanquillo y dos bichos de época.