Resulta fascinante comprobar como, año tras año, el descenso resulta imprevisible pese a tener siempre los mismos protagonistas. No sólo es cuestión de lágrimas, gemelos que se suben y aficiones que abarrotan los estadios, sino de algo más estructural. Está el equipo que siempre repite en estas lides (CA Osasuna), el recién ascendido que convence pero no gana (RC Celta de Vigo), la decepción de la temporada (RCD Mallorca), al que le falta continuidad pese a su gran calidad (Granada CF), el que hace una gran primera vuelta pero se deshace en la segunda (Real Zaragoza) y el que parece desahuciado pero se termina metiendo en la pelea (Deportivo de la Coruña). Son muchos los factores que influyen en este reparto de roles, pero una vez los adquieren las diferencias se estrechan. Entre la permanencia y el descenso, a veces, sólo hay un instante. Un momento inesperado pero trascendente; ilógico pero consecuente; azaroso pero evitable. Ese momento que puede terminar significándolo todo.
Granada CF. El gol de Nolito en Cornellà
La gran tayectoria final del Granada, salvándose prácticamente a falta de dos jornadas, tuvo su punto de partida en Cornellà-El Prat. Los granadinos llegaban a ese encuentro en una situación bastante delicada por la racha de nueve partidos sin conocer la victoria, por la nimia ventaja sobre el descenso y por un calendario que se antojaba harto complicado. El efecto inicial de Lucas Alcaraz se había diluido como la gaseosa tras la victoria ante el Deportivo y, pese a que los fichajes de invierno parecían los indicados, el equipo seguía sin conseguir carburar. Hasta ese día, claro. Pasaban pocas cosas en el encuentro, pero al Granada le bastó con un gramo de esa calidad ofensiva que posee para desequilibrarlo. Nolito acarició el cuero, lo posó en el césped con mimo y ejecutó el tiro libre con especial precisión. El balón entró rozando el larguero ante la impertérrita mirada de Casilla y el desasosiego del resto de aficiones implicadas en el descenso. A fin de cuentas, era el equipo con más talento de los de abajo. Si arrancaba, se iría. El resto lo sabía, y así sucedió. Subidos en la moto de Brahimi, en los hombros de Mainz y en la genialidad de Odion Ighalo, los nazaríes demostraron sus enormes posibilidades y ya nunca más volvieron a mirar por el retrovisor.
CA Osasuna. El gol de Patxi Puñal ante el Sevilla
Cuando el balón le llegó a Patxi Puñal, no le quedaba otra opción que meterlo por la escuadra. Corría el minuto 62 de la penúltima jornada liguera, Osasuna perdía un encuentro que debía ganar y el Sevilla estaba desvelando las razones por las que los navarros, en ese instante, estaban más cerca de Segunda que de Primera. Durante toda la temporada, los de José Luis Mendilibar han demostrado que son capaces de imponer su guión en los partidos, pero también que en muchas ocasiones esto no les basta para ganar. Sobraba actitud como siempre; faltaba más aptitud que nunca. En El Sadar confiaban en que fuera suficiente, pero el análisis estricto señalaba un déficit futbolístico que, a la hora de la verdad, parecía muy complicado de superar. Lo que sucede con estos análisis es que, obviamente, no pueden ponderar lo imponderable. Y lo que ocurrió en ese minuto, lo es. Era su segundo partido como titular en meses, estaba a 25 metros de la portería, la defensa del Sevilla salía disparada a tapar el disparo y su último gol databa de 2008, pero el capitán debía marcarlo y así lo hizo. Un gol que representa el valor de una carrera; un gol que simboliza el espíritu de un club. El definitivo 2-1 ya era únicamente cuestión de tiempo.
RC Celta de Vigo. El gol de Bermejo ante el Zaragoza
El «O noso derbi» resultó trágico en Vigo. El Celta había caído 3-1, agravando así su crisis y dejando respirar a su gran rival, pero más transcendental -si cabe- resultaba perder a Iago Aspas durante un mes. Él era la parte y el todo del club. La referencia futbolística, anímica y social. Así se demostró en los siguientes tres partidos, en los cuales el Celta sólo pudo sumar un punto. De forma anticipada, el duelo ante el Zaragoza se tornó en una final. Los de Abel cuajaron un muy buen partido, pero llegaba el tiempo de descuento y el 1-1 era insuficiente. Con Balaidos al borde del abismo, un balón de Orellana al centro del área sobrepasó a Park y le quedó muerto a Mario Bermejo, la figura clave tras el crack del Celta en Riazor. Era sólo su segundo año en el club, pero el vasco se vistió de líder ante prensa, afición y vestuario. Puso orden en el kaos y centró al equipo en lo verdaderamente importante. Ahora, el fútbol le devolvía el guiño y él no pensaba desaprovecharlo. Corrió hacia atrás, chutó con el alma y el balón se coló en la portería de Roberto tras dar en el palo. Luego volvería Aspas y quien anotaría el gol final sería Insa , pero el momento que permite a Vigo seguir siendo ciudad de Primera le rebotó en las dos piernas a Mario un 22 de abril.
RCD Mallorca. La lesión de Javi Márquez ante el Valencia
El Mallorca de Caparrós parecía destinado a luchar por Europa. Se habían ido piezas importantes como Iván Ramis o el Chory Castro, pero también habían llegado otras como Geromel, Javi Márquez o Gio dos Santos, que debían darles un salto de calidad. Así pareció confirmarse el 23 de septiembre, cuando el Mallorca derrotó 2-0 al Valencia de Pellegrino y pasó a ocupar la tercera plaza de la Liga con once puntos de quince posibles. El comienzo superaba todas las expectativas, pero aquel día algo se rompió en el equipo. Más concretamente, un tobillo izquierdo. Javi Márquez chocó con Valdez en el minuto 19, se retiró por el dolor y las pruebas mostraron que la lesión era más importante de lo previsto. El jugador por el que el club había hecho un esfuerzo económico, como reconoció Caparrós meses más tarde, debía estar fuera dos meses. A la postre, el tiempo justo como para que todo cambiara. El Mallorca tardó tres meses en volver a ganar, los problemas deportivos comenzaron a superar al técnico vasco, los extradeportivos a romper la estabilidad del grupo y el equipo se resquebrajó en mil pedazos. En febrero llegaría Goyo Manzano, pero fue incapaz de evitar el descenso pese a la emocionante insistencia de Pep Martí.
Deportivo de la Coruña. El larguero de Abel Aguilar ante la Real
La sensación que tenía el Dépor antes de la última jornada era un tanto extraña. Tras estar a ¡9 puntos! de la permanencia, habían logrado depender de sí mismos para mantener la categoría. Sin embargo, el equipo había perdido la inercia positiva y había dejado de emitir buenas sensaciones en el terreno de juego. La derrota en Pucela lo complicó todo, porque a Riazor llegaba una brillante Real Sociedad con la Champions en juego. Coruña se volcó con el equipo, pero las primeras noticias que llegaban de otros estadios no dejaban lugar al optimismo. Insa ponía en ventaja al Celta en el 15′ y Alfaro al Mallorca en el 17′, con lo que sólo quedaba ganar. El choque había empezado igualado, pero un gran gesto técnico del dulce Agirretxe creó la ventaja y Griezmann la convirtió en gol. Su remate fue tan malo que el balón entró perfecto. La fortuna le volvía a ser esquiva al Dépor, como lo había sido hace ya muchas jornadas para Oltra ante Levante o Betis. O como también lo terminó siendo para Fernando Vázquez y Juan Carlos Valerón cuando Abel, en el 76′, remató al larguero una jugada en la que parecía imposible no marcar. No había manera. El Deportivo necesitaba dos goles… y desperdició más del doble. Su bella historia no tuvo final feliz.
Real Zaragoza. El gol de Llorente en la Romareda
En un derroche de entrega e intensidad, el Real Zaragoza encaró la bocana de vestuarios con ventaja en su duelo ante el Athletic. Aunque los de Bielsa ya tenían la permanencia asegurada, no estaban dando una mala imagen. Simplemente, los maños llegaban a más sitios, con más ímpetu y mayor agresividad. Con la intención de aprovecharse de esto mismo, Marcelo dio entrada a Llorente e Ibai por Aduriz y Aurtenetxe. Los locales mantuvieron su dominio en el comienzo de la segunda mitad y bien pudieron sentenciar con Hélder Postiga en el minuto 50 o, indirectamente, con Iraizoz en el 63, pero no fue así. La Romareda apretaba como estaba escrito, pero su equipo se iba cayendo conforme pasaban los minutos y Manolo Jiménez se vio obligado a retirar a Montañés y Víctor. Bielsa respondió con Castillo y De Marcos como carrileros. Jaque mate. Los balones fueron llegando al área y, en uno de ellos, Llorente igualó el encuentro. En el descuento Ibai puso el 1-2, pero la Romareda ya había enmudecido. No sentenciaron cuando pudieron, Roberto no obró ningún milagro como en 2011 y el equipo fue víctima de su propio empuje. Un cuadro que resume a la perfección una temporada para el olvido que había comenzado aún sumidos en un sueño.
SergioMartin91 2 junio, 2013
Muy bueno el artículo Miguel.
Simplemente me gustaría decir que, lo que comentamos ayer al final ha acabado pasando, de los 4 equipos de abajo solo ganaron 2, y, como casi todos pensabamos, el equipo del Cholo y el de Montanier salieron a competir aunque cada uno por un motivo distinto y eso al final lo acabaron pagando sus respectivos rivales.
Desde una perspectiva general de la temporada, creo que los descendidos son más o menos justos, porque evidentemente el término justicia es subjetivo pero para mi el Zaragoza dejó de competir como se requiere en primera desde las primeras fechas del año, y eso en el campeonato de la regularidad se acaba pagando, en cuanto al Deportivo se agarro a la permanencia de la mano de sus 4 jugadores de arriba y los dos de mediocampo que para mí son todos de primera, pero creo que es justo señalar que su defensa no ha estado a la altura de la categoría, y por último, el Mallorca las lesiones han podido con el equipo Bermellón además, salvo ayer, ha adolecido la falta de concreción de ocasiones de gol, ya que en casi todos los partidos les ha costado horrores meterla en la portería, salvo ayer que se pusieron a regalar golazos por doquier, y también es verdad que su defensa desde una perspectiva global no ha sido demasiado buena.
Por último, creo que el fútbol les hizo un regalo a los 4 equipos de abajo pero solo supo recogerlo el Celta, hablo de la salvación con 37 puntos que, en una liga como la española, es un regalo para cualquier equipo y creo que tardaremos tiempo en volver a ver una "salvación tan barata".