Establecer el origen del toffee es complicado, casi tanto como masticarlo. Según Harold McGee, un reputado estudioso de la química gastronómica, la palabra tiene su origen una espesa mezcla de melaza y azúcar con la que los criollos endulzarían sus afanadas vidas en los orígenes de la colonización americana. Pero es un argumento discutido. El término también puede tener relación con la tafia, el ron barato que se ha usado a menudo para sazonar dulces, o derivar de “toughy”, el apodo con el que se habría popularizado el caramelo en el dialecto londinense. Duro y empalagoso, hay que hundir la dentadura en su densa masa sin la garantía de recuperarla, con la vana esperanza de partir la pegajosa presa en porciones digeribles. Algo así como jugar contra el Everton de David Moyes, del que aun derrotado siguen incordiando algunos trozos peleones atrincherados entre los dientes.
Escocés como Sean Connery, laborista como Ken Follett, antiguo como el fútbol inglés, David Moyes lleva años conquistando el arisco corazón de Alex Ferguson, que ve en el patriarca del EvertonMoyes es fiel a un fútbol que muchos creían anticuado un fiel reflejo de sus ideas. Reticente a la derrota aun ante la evidencia del marcador, mánager y entrenador a partes iguales, líder carismático entre los suyos, poco dado a la sofisticación y fiel a un tipo de fútbol que algunos ya pretendían modernizar hace veinte años. La enorme complejidad que supone sentarse bajo la sombra más alargada de este deporte no quita que el futuro entrenador del Manchester encaje como anillo al dedo en el legado de sir United. No sabemos qué hubiera hecho David Moyes en su puesto pero no es difícil imaginarlo endosándole el mono de trabajo a Rooney, hartándose pronto de la brujita Verón, confiando en Van Nistelrooy cuando pocos lo hacían, buscando el 0-0 en el continente y conquistando algún título tras una remontada para recordar. Se espera que en su Manchester luzcan galones algunos jugadores más fieles que brillantes, que esculpa unos cuantos jóvenes para abrirse paso hasta el once y que los nuevos recursos a su disposición no supongan ningún gran desvarío en el mercado de fichajes.
De su futura llegada al banquillo de Old Trafford sólo chirría el color de su nueva camiseta, pero esto tampoco escapa a los fríos cálculos de Alex Ferguson. A David Moyes no le ocurrirá como al viejo Lord Raglan en la Guerra de Crimea, del que se cuenta que estaba tan habituado a combatir a los franceses a lo largo de su carrera militar que nunca se acostumbró a tenerlos como aliados y se alarmaba cada mañana, llamando a las armas a sus subordinados, ante la presencia de casacas enemigas en su propio campamento. David Moyes ha sido el Everton durante muchos años y eso ha convencido al viejo zorro, que ha sido el Manchester durante muchos más: en su debut como diablo rojo el nuevo entrenador esperará con más ansia la visita del Liverpool que la del City. Como Alex Ferguson hace veintisiete años.
Kundera 10 mayo, 2013
Me encanta como escribe Marc. Que capacidad para decir cosas haciendo alusión a otras que, a priori, no tienen nada que ver, cambiar de tema sin cambiarlo, y hacer que todo sea dirigible, que se consuma rápido y al final, todo haya sido tan claro…
Además, esta vez volvió a tocar uno de mis dulces preferidos. Acá en Colombia les llamamos "arrancamuela". ^^