Ir al cine conociendo el desenlace de una película no mola nada. Lo quieras o no, sentarte delante de la pantalla sabiendo que Darth Vader es el padre de Luke o que Michael ajusticiará sin piedad a Fredo te chafa el éxtasis final. Y no es que «El Imperio Contraataca» o «El Padrino II» sean malas películas precisamente, pero sin giro de guión inesperado, la historia impacta menos. Algo así ha ocurrido con la resolución del 22º campeonato liguero obtenido por el Fútbol Club Barcelona. Tan rumiado estuvo el logro que solo hubo que buscarle fecha, como quien pide revisión con el dentista. No debemos caer en el error: el Barça ha completado un magistral torneo (en el que todavía aspira a las mejores cifras nunca vistas), con momentos de fútbol acordes a lo vivido en este productivo ciclo.
Esta Liga es, sobre todo, el triunfo del Barcelona como entidad. La llegada de Cruyff fue el huracán que desató el cambio. Johan iba a enseñar a Cataluña cómo se ganaba y cómo habrían de jugar de aquí a 500 años. Para acometer semejante empresa, llegó a un acuerdo con la suerte, que le acompañó de manera surrealista en los instantes decisivos. El gol de Koeman en Wembley derribaba la última barrera, el complejo eterno de la Copa de Europa. El Camp Nou se acostumbró a la victoria y ya sabe cómo acceder a ella. No escapa a nadie que este, el mejor equipo de su historia, exprime las gotas finales de su fútbol, lo que acrecienta el valor de la conquista. Levantar un imperio como el reciente será imposible, pero no hay club que conozca la fórmula de la regeneración mejor que el Barcelona.
Esta Liga hace palpable la madurez del FC Barcelona como club
Tito Vilanova ha sido una figura complicada de abordar esta campaña. Hace unos días desarrollamos su evolución táctica y social desde el mes de enero. Un vía crucis humano y deportivo en el que no se sabe dónde empieza lo personal y acaba lo táctico, que terminó resultando decepcionante. Ocurre que esta Liga agarró color azulgrana bastante antes de entrar en 2013, por lo que es de justicia incidir en los méritos de Tito. El Barça arrancaba La Liga con la mentalidad de quien anhela ganar, y en eso hay parte del entrenador. Celtic, Granada o Sevilla fueron victorias agónicas sobre la hora, algo poco común en el libro de estilo culé. Con el colchón de puntos llegó el buen juego; un mes de enero ilusionante y de nivel. Lo que vino luego ya fue analizado y atañe más al futuro que a una Liga que ya estaba amarrada.
Y claro, Lionel Messi. Es probable –puede que hasta objetivo– que 2013 esté siendo su peor temporada desde su explosión en 2008. Leo volvió a sufrir una lesión muscular de relevancia y a veces dio la sensación de andar pesado en el sprint. Todo esto, por supuesto, aplicando el baremo Messi. Ese que le llevará a rozar (o alcanzar) los 100 goles en solo dos Ligas. El de los 4 Balones de Oro y los números de jugador al borde del retiro. Messi provoca en el aficionado esa “nostalgia del presente” que explicaba Hernán Casciari en su fabuloso relato sobre el «diez». El Barça cuenta con un jugador que le previene contra malos fichajes, planificaciones deficientes o rendimientos desilusionantes. Un dato: de los 30 partidos que disputó, solo en dos quedó sin producir goles o asistencias. Es el poder de Leo Messi.
Sergio Flores 12 mayo, 2013
Gracias. Tenia planeado ver "El Padrino II" esta semana…ahora no tiene sentido.