El Real Madrid lo volvió a hacer. En pleno Siglo XXI, en la era de internet y las televisiones Full HD, en este pasaje de la historia en el que dicen que los mitos ya no viven, el club de Chamartín volvió a creer en lo imposible, actuar en consecuencia y demostrarse y demostrar que sí podía. Tras una ida en la que ilustró por qué todavía no tiene la Décima jugó una vuelta que explica por qué tiene más Copas de Europa que los demás, alcanzando el cenit en el inolvidable minuto 82, cuando el equipo aún necesitaba tres goles y la afición que lo sostiene seguía teniendo fe. La grandeza del Santiago Bernabéu y su cultura Di Stefano encuadran el análisis de este épico cruce de dos partidos cuya conclusión definitiva es enaltecer la calidad de Hummels, Gundogan, Götze, Reus, Lewandowski y Klopp. Pueden ganar la Champions League.
El Real Madrid no pasó porque el Borussia Dortmund no cedió jamás. No regaló ni una concesión táctica ni un despiste puntual. Su desempeño fue perfecto, ayudado, obviamente, por la fuerza del 4-1 ya cosechado. Y eso que durante los primeros 20 minutos fue bailado sin contemplaciones. Mourinho dispuso un 4-2-3-1 típico con el que quería indicar a sus jugadores que su normalidad era un aval de por sí. ¿Por qué arriesgar con tres defensas si todavía no se había visto a los alemanes defender a un Madrid de verdad? Sus dos decisiones clave fueron la presencia de Modric en el doble pivote y de Higuaín en la punta del ataque, siendo esta segunda de naturaleza deportiva inexplicable, pues ningún motivo futbolístico justifica la titularidad del Pipita sobre Benzema. Pero solo José conoce a Karim. Apostar por Luka, por cierto, resucitó sus opciones.
Luka Modric fue el atacante más iluminado de la noche y la clave del gran arranque del Madrid.
Higuaín jugó muy bien, pero su falta de clase volvió a condenarleEse tramo inicial blanco contra un equipo entero y sólido se saldó con siete disparos, cuatro saques de esquina y tres ocasiones de gol o gol. Tres situaciones de delantero contra portero. A cambio cedió una llegada de peligro. El principio del fútbol fue Luka Modric. Su talento. El croata se mostró por todas partes muchas veces. Iniciaba las jugadas por detrás de Alonso y superaba a menudo la posición de Özil, marcando la diferencia más de una vez por lance y dando sentido al planteamiento: Coentrao y Essien limpiando a Kuba y Reus, Ronaldo, Özil e Higuaín muy adelantados y extendidos, Di María mezclando juego y el doble pivote paralelo provocando a Bender y Gundogan. El tema estuvo ahí. Sergio Ramos y Varane, maravillosos con balón, daban ventaja a Xabi y Modric, que ganaban metros y atraían marcas nuevas. Ese fue el espacio que tuvo el frente del ataque, y en él se impusieron Mesut y Gonzalo, lanzando desmarques de apoyo de ritmo infernal que propiciaron ocasiones de un mérito colectivo enorme, de un fútbol excelente.
Que no terminase de llegar el urgente 1-0 cortó las alas al RealSin embargo, fallaron todo. Hasta hoy ha sido la tónica general del proyecto de José Mourinho: un modelo que bien aplicado ha creado más ocasiones que ninguno pero que ha carecido de pegada, de técnica en la definición. El año pasado 20 minutos portentosos, quizás los únicos que se recuerdan con el Allianz Arena siendo arrasado, no se cobraron el crucial 0-1, y ayer no llegó el 1-0 que alargase la inspiración. Con un sistema y en una idea que inevitablemente va a funcionar a rachas, no convertir las claras se ha pagado sobremanera. Lo cierto es que una vez mermó la ola el Real Madrid no volvió a jugar bien al fútbol en toda la noche. No es que dejase de hacer cosas, lo intentó siempre, y cómo no teniendo por ejemplo a un Di María que solo mereció aplausos, pero no volvió a enlazar momentos de juego hilado que le proporcionasen peligro y dominio de la segunda jugada, para que el Borussia no saliera. Dicho esto, llegados a este punto podemos analizar mal o considerar que son personas: intentar remontar un 4-1 no es disputar un partido de fútbol. Era humanamente imposible mantener la energía y la inspiración sin la euforia del 1-0. Una irrealidad.
El control emocional que exhibió el Borussia Dortmund en el Santiago Bernabéu vale una final.
¿Qué hubiera sido del Borussia Dortmund de haber encajado el gol? Mucho menos, por supuesto, pero se salvó e hizo valer el 4-1. Además si salió vivo en gran medida fue por méritos propios, sobre todo de Mats Hummels, que en cuanto sintió el cansancio del Madrid decidió hundirlo. La personalidad, la idea y la calidad que exhibieron los alemanes tras el aluvión fue de finalista de la Champions. Su poso y saber estar resultó surrealista: agarraron el balón, jugaron a la cuatro esquinas e hicieron pagar al Real Madrid la parte mala de su propuesta: su centro del campo iba muy corto de calidad física y quite. No llegaba a nada. Klopp no pidió profundidad porque sabía que Essien, Varane -ayer flojo-, Ramos y Coentrao sí podían robarles el balón, pero de verdad que choca la naturalidad con la que sus niños captaron el mensaje, pues el Borussia Dortmund es, precisamente junto a su ayer oponente, el equipo más vertical del continente. Le faltó tres cosas para enterrar al Bernabéu: la primera, que enfrente hubiese un portero batible. Si Diego López no ha sido el portero de esta Champions, cerca se ha quedado. La segunda, sin duda Götze. La lesión de Mario dio aire al Madrid, pues el futuro nene de Pep es tan bueno que con su colocación hubiese permitido al Borussia ganar metros sin riesgo de pérdida. La tercera, indudablemente, fue Sergio Ramos. El tercer pico del encuentro: Luka Modric, Mats Hummels y el central andaluz. Su guerra contra Robert Lewandowski es imperecedera. Su concentración, su sufrimiento, su capacidad. Mourinho nunca se arrepentirá por lo de Higuaín y Benzema, pero sí le quedará clavada la espina de no poner al «4» de central en la ida de Westfalia.
Los cambios de Mourinho rescataron a un Real Madrid que, aun sin control, volvió a ser mejor.
No contar con Ronaldo fue durísimo para el Santiago BernabéuSi bien criticar algo del primer tiempo del Madrid sería ignorar lo humano y por lo tanto errar, el segundo tiempo sí requiere muchos apuntes negativos, porque demuestra que el ataque del Real no tiene asimilados los conceptos con el mismo arraigo que su defensa. Su zaga respondió al mejor contragolpe que pueden encontrarse con, posiblemente, incluso superioridad sobre él, pues en 35 minutos de riesgo solo tres cristalizaron en ocasiones -¡aunque qué ocasiones!-. Sin embargo con balón el bajón anímico se le notó en exceso, no fue capaz de estar a la altura que le exigían los alemanes. De plena justicia en este momento es recalcar lo de Cristiano Ronaldo. Cuando el portugués juega mal falla en todas partes. Ayer falló en un único sitio por mitad: al principio en la banda y luego en el centro. La realidad es que el Real Madrid ha jugado esta semifinal de la Champions sin los cinco puntales que le convirtieron en el mejor equipo del mundo el año pasado: Iker, Pepe, Alonso, Ronaldo y Benzema. Si había solución a ello Mourinho no ha sabido encontrarla. Fue su insuficiente nivel lo que detuvo al Real. Modric y Di María lo intentaron, y alguna hubo, pero oscurilla.
Khedira debió entrar al mismo tiempo que Kaká y Karim BenzemaCon la normalidad abatida -al menos de cara a remontar el 4-1-, Mourinho tenía que agitar el árbol y casi lo bordó. El 4-2-4 de la remontada en Old Trafford, según el cual mete a Ronaldo por dentro junto al «9» y abre a Özil y al otro extremo, le garantiza presencia en el frontal, y esta vez no fue una excepción, con el añadido de que además prescindía de un defensor para que Kaká llegase desde atrás a la zona de remate. Lo cierto es que el Real Madrid recuperó constantes ofensivas, lo cual era un notición, pero el Borussia, de nuevo fascinante, percibió facilidades para prolongar sus posesiones en campo contrario y le sacó tajada. O sea, cuando los blancos tenían la pelota amenazaban, pero los alemanes se la quitaron para cortarles el ritmo. Los 10 minutos que pasaron entre la entrada de Benzema y la de Khedira por Alonso fueron tiempo perdido. Con Sami barriendo y Sergio Ramos entrando en modo berserker, el Real recuperaba antes, atacó por fuera -tremendo Modric manteniendo su capacidad de análisis en un momento así- y pegó por dentro. El resultado mandaba malas vibraciones, pero el 1-0 fue consecuente y justo. Y el Bernabéu lo vio clarísimo.
El Madrid estuvo a punto de remontar tres goles a un equipazo que no cometió ningún error.
De hecho el Bernabéu y el Real Madrid están tan enfermos de victoria que iban edificando posibles puntos de inflexión por cualquier cosa. Incluso en sus peores momentos, en pleno éxtasis amarillo, saliendo en tromba imparable, dando toda la sensación de que el 0-1 iba a caer, un paradón de Diego López era para el madridismo la prueba irrefutable de que iban a ganar. La locura del Real Madrid es imprescindible para la Copa de Europa, y al fin, al tercer año, ésta sí queda a deberle algo a este proyecto de José Mourinho: no le ha dado nada y ha recibido una noche gloriosa que no iba a existir. Su fútbol de 2-0 pero no de 3-0 se quedó quizás a 5 minutos, o a un acierto en sus tres nítidas del principio o a un Cristiano Ronaldo óptimo de remontar a un equipazo impresionante que no cometió ningún error. El Borussia Dortmund ha sido mejor que el Real Madrid en esta eliminatoria. Ha jugado más tiempo, tradujo en tres tantos sus 15 minutos enajenados y compitió como un campeón, poniendo la guinda con un descuento de perro viejo y sabio. ¿Que si, más allá de sus problemas futbolísticos, el Real Madrid ha aprendido la lección? Por supuesto que no. Ya dijo Sergio Ramos al término del encuentro que si hubiesen tenido la misma activación en la ida que en la vuelta no hubiese habido color. ¿Cómo no va a haber color ante semejante súper equipo? La próxima temporada volverán a cometer el mismo fallo, porque como club lo llevan en la sangre. No obstante, si superan o mantienen su nivel actual, con suerte siempre serán candidatos a levantar su ansiada décima.
Michiel 1 mayo, 2013
" tradujo en tres tantos sus 15 minutos enajenados"
Sí, esa es una de las claves por las cuales el Madrid no era favorito al 100%. En todos los partidos tiene siempre 15-30 minutos en los que incomprensiblemente se va mentalmente del partido, que no compite. No han aprendido a competir todavía en la CL. También es en cierta medida surrealista que Lewandowski tuviera un 100% de acierto en la ida y metiera cuatro goles. Dudo mucho que lo vuelva a hacer en la vida. Pero así se escribe la historia: un habitual bajón mental del Madrid y un acierto extraordinario del contrario.
Por esa falta de competividad el Madrid no merecía ganar la CL. Eso sí, se va el equipo que alcanzó esta temporada el pico más alto en cuanto a fútbol y calidad, tanto en la fase de grupos como en las eliminatorias. Los primeros 20 minutos de ayer me parecieron "sublimes". Sublimes porque hacer lo que hizo el Madrid en esos primeros minutos ante el Borussia de Hummels ayer es algo extraordinario. Modric y Ramos brutales, con Özil casi de sobresaliente.
Modric ha cumplido esta temporada con creces la misión/el papel para el que le compró Mourinho. Si no pudo hacerlo en algunos momentos mejor fue por la falta de acoplamiento y el no hacer pretemporada. Desafortunadamente en el momento clave de la temporada Xabi, Ronaldo, Benzema y Di María no estaban como el año pasado, ya sea por una causa o por otra.
"sí le quedará clavada la espina de no poner al “4″ de central en la ida de Westfalia"
Seguro una clave que marcó la eliminatoria, porque Ramos tiene que jugar de central de inicio sí o sí en los partidos grandes de la temporada. Porque no te va a fallar, porque va a liderar al equipo y va a hacer un partido de como mínimo sobresaliente. Mourinho se equivocó en la ida pero incluso el mejor entrenador puede equivocarse. Aún siendo una decisión que se le puede discutir, que a mí me pareció un poco inconsciente viendo el nivel que estaba exhibiendo Pepe, le disculpo. Errar es humano. También jugó un papel demasiado decisivo el acierto "irreal" de Lewandowski en la ida. Nadie esperaba eso.
Lo que me parece más grave es que en tres años no haya conseguido eliminar ese defecto que tiene el Madrid de estar 15-30 minutos OUT en todos los partidos. Es decir, competir los 90 minutos de un partido (o al menos, TODOS los jugadores).