Resulta increíble pensar que, en la antesala de su confirmación, el hombre que había cambiado el fútbol español para siempre anunciara que se marchaba al Fenerbahce. En cierto modo, así era Luis Aragonés. Él podía negar sin inmutarse lo que era un secreto a voces, pero no lo hizo aun estando a escasas horas de disputar la final de la Eurocopa 2008. Como tampoco jamás dio un paso atrás ante las críticas, las derrotas o los conflictos. O ante sus propias palabras, incluso. Siempre fue directo, contundente y confiado. Así logró eliminar la palabra frustración del diccionario de la Selección, imprimiéndole una marca futbolística muy definida que se terminaría elevando a los cielos gracias a su espíritu competitivo. Sin duda, su trabajo con España quedará para el recuerdo como el más exitoso y, si nada lo remedia, también como el último. Pero no lo fue.
Antes de las semifinales, el Fenerbahce anunció un pre-contrato.
Turquía esperaba al «Sabio de Hortaleza» con la ilusión de un niño en día de Reyes. Al fin y al cabo, era una gran oportunidad para su fútbol. El campeón de Europa, el técnico del milagro español,El fútbol en Turquía estaba pasando por un gran momento llegaba a un país que, en ese mismo año 2008, ya había evidenciado su crecimiento futbolístico. A nivel de selecciones, Turquía acababa de alcanzar las semifinales de la Eurocopa tras emocionar al continente con su combativo espíritu; y a nivel de clubes, el propio Fenerbahce SK había cuajado una gran Champions League llegando a cuartos de final tras eliminar al Sevilla, vigente bicampeón de la UEFA. La exitosa actuación europea del club del lado asiático de Estambul, tenía nombre propio: Arthur Antunes Coimbra, Zico. Su mayor logro no fueron los títulos, pues el Fenerbahce está acostumbrado a ganar, sino la personalidad propia que había adquirido el equipo. Aquel Fenerbahce jugaba bien y bonito al fútbol, con lo que las expectativas de la directiva con Luis iban en la misma línea: debían ganar a la brasileña… o a la española, claro.
Para lograrlo, Luis Aragonés heredaba un equipo que combinaba el ritmo brasileño (Roberto Carlos, Alex o Deivid) con el pragmatismo de varios veteranos de guerra (Lugano o Claudio Maldonado) y el carácter épicoLa marcha de Mehmet Aurelio, una faena para el de Hortaleza que encarnaba la selección turca (Volkan Demirel, Kazim-Kazim y Semih Senturk). A todo esto, había que sumarle la llegada de Güiza por 14 millones de euros, una elevadísima cantidad avalada por la buena sintonía entre técnico y jugador. Una mezcla potente, brillante y, sobre todo, equilibrada, cuyo mejor símbolo era Mehmet Aurelio, un mediocentro de nombre turco y apellido brasileño. Él había nacido en Río y hasta los 26 años no había pisado Turquía, pero se mimetizó de tal forma en su nuevo país que, incluso, se convirtió en un fijo en la selección. Por todo ello, su no renovación y marcha al Betis supuso un grave problema. Luis, consciente de ello, recibió promesas que nunca se cumplieron y, finalmente, sólo llegó Josico, con 33 años y a tres días del cierre del mercado. Una medida de urgencia que supondría el punto de partida de una temporada digna de ser olvidada.
Desde el comienzo, Luis y el Fenerbahce parecieron extraños.
Tras un pésimo arranque liguero con únicamente seis puntos en seis jornadas, la Süper Lig se complicó demasiado y el Fenerbahce, a la postre, sólo pudo terminar en cuarta posición. En Champions,La barrera del idioma resultó imposible para Luis Aragonés encuadrados en un grupo complicado con Arsenal, Porto y Dínamo de Kiev, los canarios amarillos no sólo no pudieron repetir la heroica actuación de la campaña anterior, sino que ni siquiera pudieron ganar un partido. La imagen del equipo distó mucho de ser armónica, recibieron goleadas muy dolorosas y las lesiones terminaron por mermar a un colectivo que nunca tomó el pulso a Luis Aragonés, o viceversa. Inexplicable, desde luego, no era. El «Sabio» seguía siendo sabio, pero ya tenía 70 años, era su primera experiencia en el extranjero, en un país culturalmente muy distinto y la comunicación, tan esencial como la pizarra a lo largo de su carrera, no podía ser más complicada. «El anterior entrenador, Zico, era como un amigo para la plantilla y, en cambio, Aragonés es más arisco», comentaba Elvan Arat, un periodista turco, para un artículo de EFE sobre el fracaso de Luis. La distancia era insalvable.
Pese a ello, Luis tenía la oportunidad de finalizar su experiencia turca con un título al haber alcanzado la final de la Copa de Turquía. Allí le esperaba el Besiktas, ex-equipo del que era nuevo seleccionador español y vecino deAquel conjunto jugaba con un ritmo más alto de lo deseado la parte asiática del estrecho del Bósforo. Todo tan simbólico como desigual, pues el Besiktas logró el doblete nacional al imponerse por 2-4 en un partido en el que el Fenerbahce siempre estuvo por detrás en el marcador. Aquel amargo broche, resumía a la perfección las dificultades futbolísticas que arrastraba el equipo. Al técnico español se le recriminaba que su 4-2-3-1 fuera inamovible, impidiendo que el idolatrado Semih Senturk formara pareja con un discreto Dani Güiza. Sin embargo, el mayor problema era una cuestión de ritmo, como explicaba Adnan Bostancioglu: «No somos un equipo que pueda jugar rápido, la estructura del equipo no es apropiada para ello». Y es que aquel era un Fenerbahce tan brasileño como Zico, que se cocía a fuego lento mientras Mehmet Aurelio le daba estabilidad. A más revoluciones y sin el mediocentro turco-brasileño, el fútbol no podría unir lo que la comunicación ya había separado.
Luis Aragonés no se considera retirado de la profesión.
Finalmente, once meses después de pasar a la historia del fútbol español, Luis era destituido como técnico del Fenerbahce SK. Muchos han sido los rumores que desde entonces le han vinculado con diferentes banquillos de la Liga, pero ninguno ha fructificado en realidad. Mientras, en la sombra, su figura ha ido cogiendo aún más relevancia conforme su generación seguía ganando. Un efecto que, quizás, es el que provoca que no haya vuelto a entrenar pese a no considerarse retirado. Seguramente, sólo esté esperando un trabajo a su altura. Un deseo complicado, porque Luis Aragonés es un gigante.
@DavidLeonRon 25 abril, 2013
Amo a Luis Aragonés. Las charlas en la Eurocopa 2008 son de lo mejor que puede verse. Para quien no las conozca: http://www.youtube.com/watch?v=Jrlr8ekMngo
Lo adoro.