La cuarta plaza Champions es el recuerdo más anhelado del Calcio; Milan y Napoli lo dejaron muy claro. Sobre todo en la segunda parte, cuando ambos decidieron que lo más importante era mantener lo que ya tenían, que no era poco. El problema es que en el horizonte estaba una Juve que hoy mismo tiene una de las salidas más complicadas de la temporada (se enfrenta a la Lazio en el Olimpico), y si el Napoli hubiera tomado San Siro, la diferencia se hubiera recortado hasta el punto de poder, incluso, soñar con el Scudetto. El empate, sin embargo, alejó a los partenopeos del primer puesto, aunque han conseguido mantener una distancia con el Milan que de aquí a final de temporada puede resultar clave de cara a conseguir el segundo puesto. Puesto que, cosas del ranking UEFA y de las malas actuaciones de los equipos italianos en Europa, es la única que, hoy por hoy, da acceso directo a la fase de grupos de la Liga de Campeones, además del campeón de la Serie A.
El Calcio perdió una de sus cuatro plazas ante la Bundesliga.
Quizá precisamente por eso vimos un Milan activo, agresivo, y muy superior en el tramo inicial, porque conseguir la segunda plaza es un caramelo muy goloso. Estos primeros minutos recordaron al partido de ida frente al Barça, y no precisamente porque fueran similares en cuanto a propuesta, pero sí por un denominador común que define bastante bien el actual Milan de Allegri y que además ha resultado clave en la escalada en la clasificación del equipo rossoneri: la calidad posicional del equipo cuando no tiene la posesión. Probablemente, desarrollando tal efecto, el Milan es el equipo más preciso de toda la Serie A actualmente, y eso les permitió, un día más, robar arriba, armar ataques rápidos e impedir que el Napoli pudiera salir de campo propio.
El Milan se volvió a asentar en el 4-3-3 habitual en los últimos meses. Eso sí, sin Balotelli, sancionado los tres próximos partidos, y sin El Shaarawy, en una decisión absolutamente sorprendente, más cuando Boateng se lesionóEsta vez, el Milan compitió sin Balotelli ni El Shaarawy y tuvo que ser sustituido, y Allegri eligió a Niang. Se especuló bastante con ello, y llegaron informaciones diversas. Algunas apuntaban a una posible gripe, mientras que otros aseguraban que Allegri quería protegerle de una tarjeta que le hubiera dejado fuera del próximo partido frente a la Juve. Nada más lejos de la realidad, ya que el técnico toscano aseguró en la rueda de prensa posterior que Il Faraone necesitaba reactivarse mentalmente y que, únicamente, ese era el motivo de su suplencia. Así pues, el Milan afrontó gran parte de uno de los partidos más importantes de la temporada con un trío atacante que puede considerarse hoy por hoy suplente, formado por Robinho, Pazzini y Niang.
Esto penalizó al equipo, ya que, a pesar de conseguir robar y atacar de manera continuada, le faltó clarividencia en los metros finales para superar a una defensa de buen nivel. Aunque en realidad, Mazzarri salió con su nuevo módulo en la medularel momento en el que el Milan perdió el control del partido y recibió el empate, tuvo más que ver con la nueva versión del Napoli, que le ha hecho crecer -y mucho-, en el último mes de competición. Mazzarri ha hecho una modificación que ha resultado clave para que el equipo no se atasque tanto ante rivales que no le conceden metros a la espalda de la defensa, localizada en una nueva estructura de medio campo. El Napoli ha jugado casi todo el campeonato con un doble pivote -casi siempre formado por Behrami e Inler-, y con Hamsik por delante de ambos, teniendo un papel claro de futbolista de tres cuartos de campo.
La nueva idea pasa por utilizar a Behrami como único mediocentro, aprovechando su intuición para realizar cruces y su agresividad para anticipar, dándole una labor puramente defensiva. A su lado, Dzemaili y Hamsik juegan como interiores, y esto ha significado una mejoría en el ataque posicional. En primer lugar, porque Dzemaili está más suelto, es un apoyo de cara más cercano al área, y esta mejor posicionado para todos los balones que acaban ganando profundidad por fuera. Y en segundo lugar, el propio Hamsik, que aunque quizá se esté viendo limitado de cara a pisar área rival, agiliza la salida del equipo con un apoyo más cercano a la base, aprovechando su potencia para conducir para crear ventajas desde una posición más retrasada. En San Siro, otra vez, volvió a funcionar, y el Napoli fue capaz de crear situaciones de gol y empatar el partido antes de marchar al descanso.
Pese a la expulsión de Flamini, Mazzarri no arriesgó.
El segundo tiempo ya fue otra historia, sobre todo después de una entrada de Flamini que acabó con el francés en la calle. Aquí, el aficionado al Calcio tuvo que echar de menos inevitablemente esa cuarta plaza de Liga de Campeones. Una razón para soltarse, un motivo para mirar hacia arriba y no hacia abajo. Los dos equipos se mostraron bastante complacientes, y quizá la mayor muestra fue la decisión de Mazzarri de retirar a Marek Hamsik para dar entrada a Armero, una medida que más tenía que ver con la capacidad de recuperar posiciones y proteger un resultado que al Napoli no le molestaba en absoluto, a pesar de que ganar hubiera significado crear cierta incertidumbre en una Juve que tiene dos partidos complicados en los próximos días. Quizá hubiera sido un gran partido, pero la sombra del ranking UEFA es demasiado alargada, y, viendo el panorama, recuperar la condición de tercera liga en Europa va a ser un trabajo largo y complicado.
@DavidLeonRon 15 abril, 2013
Al Napoli se le ¿acusa? de no dar nunca ese paso adelante cuando está en disposición de pelear la liga. Leyendo el texto, parece que se refuerza un poco más esa idea, aunque bueno, creo que el Scudetto se borró de la mente de esa plantilla tras no pasar del empate con la Juventus hace unas semanas…