Muy poca gente lo recuerda ya. Corría el año 2004. Real Madrid y Bayern Munich iban a encontrarse por enésima vez en que llevábamos de siglo. Con ambos ciclos tocando a su fin, la noticia de la eliminatoria fue la irrupción de un volcánico “extremo” cuyo nombre, por gramática y juego, iba a ser forzosamente recordado. Un jovencísimo Bastian Schweinsteiger (1 de agosto 1984) hacía su primera gran aparición en la Copa de Europa ni más ni menos que en el Bernabéu, frente al gran enemigo. En un duelo disputado siempre a golpe de cuchillo, Bastian supo hacerse notar. Quedó claro que ahí había un chico al que seguir. A partir de ahí, el rubio se convirtió en futbolista de verano: cada dos años, Schweini salía de su (decepcionante) letargo para romperla en los torneos internacionales con la mannschaft. No fallaba: Mundial o Eurocopa; golazos por la escuadra del medio bávaro. Así, con algún que otro éxito aislado (más colectivo que individual), fue pasando el tiempo. El Bayern abandonaba la Champions League 2009 tras ser arrasado por el Barcelona en los Cuartos de final de aquella edición. Ese día, Bastian actuó como mediapunta por detrás de Luca Toni, con la clara misión de recoger las dejadas del gigante italiano. Como la mayoría de sus compañeros, el “31” no la tocó. En Munich aterrizó el miedo, pues el Bayern volvía a sentirse muy lejos de las semifinales de la Copa de Europa. Entonces llegó Van Gaal y el Bayern regresó. El entrenador holandés se quedó a una victoria del triplete, una proeza considerable pero no la mayor: de la mano de Louis, Schweinsteiger completó una de las transformaciones más asombrosas que se hayan visto. Aquel centrocampista de gran presencia física y terrible disparo dio paso a un organizador cadencioso y pausado, un pivote de buenas decisiones y pisaditas de balón que incluso sonreía jugando. De patito feo a cisne. Sobre él, Alemania edificó su reinado del último trienio. Reinado sin copas, sí… pero reinado.
La explosión de Bastian Schweinsteiger en 2010, una de las más increíbles que se recuerdan
Schweinsteiger no es un mediocentro. Tampoco un interior, y mucho menos un mediapunta. Tras este confuso pero necesario rodeo, llegamos a la pregunta que tanto nos mola: ¿Qué es Schweinsteiger? Aunque los absolutismos y las etiquetas solo conducen al error, la plenitud del jugador nos hace ser osados: con Bastian estamos ante el centrocampista más largo del mundo, el medio que más metros abarca. Partiendo de esta premisa, al segundo capitán del Bayern no hay que entenderlo desde una ubicación fija sino desde un rol global y cambiante.
Schweinsteiger, por supuesto, es elaboración. Desde la mencionada mutación con Van Gaal en 2010, el alemán la toca mucho y pronto. Como si de un “cinco” puro se tratara, es común verle recibir de sus centrales (foto de la derecha) para iniciar, llegando incluso a meterse entre ellos buscando una salida más cómoda (Foto). Para que quede clara la constancia del futbolista en este apartado, dejaremos unos datos: Bastian promedia unos 70 pases intentados por partido. Esta cifra es superior a la de un mediocentro puro como Andrea Pirlo y casi idéntica a la de Xabi Alonso, otra gran referencia en la posición. Solo el modelo de juego del Barcelona supera sus cifras con claridad. Técnicamente no le falta de nada en estas situaciones: sabe soltarla bajo presión (foto de abajo a la derecha), dominando el “uno-dos” a la hora de controlar y pasar. Si detecta que una zona está muy cargada, varía de inmediato el sentido del ataque (Foto) gracias a una notable capacidad de giro con la pelota en los pies (Foto) y a un preciso y veloz cambio de orientación. Schweinsteiger, cuya movilidad abordaremos a continuación, tiene en el costado izquierdo su rinconcito predilecto; allí encuentra la total comodidad, entre otras cosas porque permite la relación directa con Lahm (foto de abajo a la izquierda). El lateral es prodigioso haciendo valer su posición, ya sea en estático o apareciendo por sorpresa (Foto). Esta conexión es vital para el Bayern, aire fresco permanente. Por último, Bastian es muy inteligente y siempre ofrece una solución al compañero cuando este se encuentra en problemas; se acerca al esférico, la pide y resuelve el jaleo (Foto).
Sin ser solo mediocentro, Bastian Schweinsteiger realiza tantos pases como Andrea Pirlo o Xabi Alonso
Pero lo que de verdad convierte a Schweinsteiger en un jugador singular y realmente completo es lo que aporta cuando se descuelga por delante del balón. Es decir, hay futbolistas que hacen todo lo de Bastian en temas de organizar el juego. Otros son mejores que él recibiendo entre líneas, revoloteando cerca del gol. Sin embargo, llegado el momento de sumar nos damos cuenta de que su caso es algo casi único. En un mismo partido, el internacional por Alemania pisa las dos áreas… y las dos bandas.
No hay duda: Schweinsteiger sabe moverse sin el cuero. Su facilidad para crear líneas de pase agiliza la circulación del Bayern (foto de la izquierda). No obstante, lo que resulta alucinante en Bastian es lo que solemos denominar como “lateralidad”, esto es, su talento para ubicarse en los lados del terreno de juego. Aquí el alemán es increíble. Si a la hora de elaborar suele caer sobre más la izquierda, sin la bola no tiene preferencias. A la derecha se junta con Lahm (foto de abajo a la izquierda); a la izquierda libera a Ribery para que el francés pueda meterse al medio cuando lo desee (Foto). Además, si los extremos abandonan sus posiciones, Schweinsteiger sorprende a menudo con una diagonal muy potente (foto de abajo a la derecha). Todas estas cualidades son herencia de sus años como extremo. Una vez que llega a línea de fondo su centro es excelente, también con la zurda (Foto). En general no va corto de condiciones para sobrevivir más arriba, aunque la lógica falta de espacios se hace notar. Su conducción corta (otra herencia de sus tiempos en banda) le da segunditos para pensar (Foto) y sus primeros toques son muy imaginativos, incluso de espaldas (Foto). Hay que puntualizar una cosa: todo este arsenal se da cuando Schweinsteiger parte de más atrás. Él decide hacia dónde ir, cómo y cuándo. Ser mediapunta fijo no es lo suyo; se ahoga y se desperdicia el desconcierto que provoca su movilidad. En cualquier caso, rara es la vez que Heynckes lo coloca por delante de los dos pivotes.
Cuando el pasado mes de septiembre escribimos “Un equipazo imaginario” lo hicimos animados por lo visto en el Bayern-Stuttgart de la jornada 2 de la Bundesliga. Aquel choque tuvo la peculiaridad de contar con las bajas de Arjen Robben y Mario Gómez en el once de los locales. La presencia de un recién fichado Mandzukic y la del dinámico Toni Kroos fueron claves para que el Bayern alcanzase una armonía inédita en su juego. La tendencia de Kroos a bajar a la base a participar ha sido fundamental para el fútbol total de Schweinsteiger. Con Toni, Bastian puede volar (Foto) por donde le apetezca, incluyendo una mayor cantidad de visitas al área rival (Secuencia Completa). Con Arjen Robben (y sin Toni Kroos) la película es otra. El extremo holandés tiene sus limitaciones sin balón y le cuesta escapar de su guarida en la derecha. Con él, las posiciones tienden ser más fijas (Foto), lo que reduce la agilidad del sistema. A título individual, Schweinsteiger ve reducidas sus llegadas a gol, pues el Bayern carece de ese segundo “cerebro” que organice y el mediapunta (Muller) no cede su espacio para la embestida desde atrás.
Sin Toni Kroos, Schweinsteiger es un futbolista más posicional, menos ambicioso en su fútbol
En un futbolista tan reflexivo, el aspecto defensivo difícilmente acabará siendo una carencia pronunciada. Sin ser un portento, Schweinsteiger está más cerca de ser un activo que otra cosa. Desde luego no resta. Su colocación defensiva nunca es incorrecta, siempre atento al futbolista que le toca vigilar (Foto). El escolta que tenga al lado determinará en gran medida la altura a la que presionará. Con Javi Martínez el Bayern ha terminado optando por cerrar más en doble pivote, alineando a sus dos futbolistas en paralelo (Foto). Con Luiz Gustavo, el mayor experto defensivo de la plantilla, Bastian tiende a encimar un poco más arriba (Foto), pues se confía en la corrección que ofrece el brasileño. Schweinsteiger achica bien en zonas adelantadas (foto de abajo a la izquierda), característica ideal para un Bayern que pretende recuperar la pelota muy rápido. El alemán reúne varias aptitudes para el robo: corriendo hacia atrás es intenso en distancias cortas (no tanto en grandes espacios). Yendo abajo es contundente y eficaz (foto de abajo a la derecha), “rebaña” con asiduidad. Como en todo lo que tiene que ver con movimientos a banda, el teutón va sobrado de acierto. Tapando lateralmente rara vez se equivoca (foto de arriba a la derecha). Por último, sus coberturas a los laterales son fantásticas; más de una vez ha salvado goles cerrando el segundo palo (Foto).
Las lesiones son el puntito amargo de este sensacional futbolista. Desde que pasó a jugar en el centro del campo (o sea, a correr más), diferentes contratiempos han ido mermando la continuidad del germano. El asunto adquiere una especial trascendencia al tratarse de un deportista al que le lleva meses agarrar su pico de forma. Tras un parón forzoso, Bastian nunca es el mismo. La dependencia de su físico es máxima, pues como vimos en el análisis, Schweinsteiger no para quieto. Por ello hemos de admirarle. Su fútbol es una excitante mezcla del viejo todoterreno alemán y el tiki-taka más nuestro. Su condena es no haber levantado metal tras numerosos intentos frustrados. Ojalá el fútbol le premie con algo, lo que sea. Bien merecido lo tiene.
@SharkGutierrez 23 abril, 2013
La misma transformación que ha sufrido Bastian, la sufrió Cristiano de otra manera. Quien verdaderamente transforma a Schweinsteiger es Van Gaal, para dar entrada a Müller. Sus herencias del exterior, las aplica en el interior con mucha facilidad; no pierde fuerza, gana talento y el Bayern lo agradece.
Al ser un futbolista cuya lateralidad (también herencia de su época en banda como bien apuntas) y ayudas son bastante frecuentes, nunca resta. Pero ¡ojo! siempre bastante arriba. Si él ha de mojarse, se empapa, pero el general prefiere que pise charcos y barro para su batallón. El elemento presión del Bayern, pasa por la liberación de Bastián delante de Luiz Gustavo y Javi Martinez. Se adivina pues, un equipo rápido, vertiginoso con fase de pausa y menor riesgo con balón. La incidencia que puede tener Bastian con Sergio Busquets, puede ser de órdago. La ida es en Múnich, su casa y ahí, siempre se multiplica. Kroos apareció para sustituir a Scheinsteiger y ahora "el criador de cerdos" le toca "sustituir" a Kroos en el espacio posicional del esquema. Su despliegue ayudará a Robben sin balón y a Ribéry con él. Gómez es el caballero andante que retiene y permite que Bastian se sume.
Schweinsteiger marca un poco lo que es el Bayern: un equipo competitivo al máximo pero sin la suerte del campeón. No solo un "todoterreno tikitakero" sino que es un símbolo. Como lo es Lahm. 28 años asoman en su horizonte, su momento álgido; su hora de la verdad. Bastian hace daño y el Barça le teme. Motivos tiene para ello, de sobra.