La imagen dio la vuelta al mundo, pero si aquella noche de mayo tuvo tal impacto visual fue solo por eso, por la escena. Fue una viñeta, una pintura. Lo que significaba, realmente, lo íbamos a conocer después. Marco Materazzi buscó su sitio durante muchos años, hasta que un fantástico curso 2000-2001 en el Perugia (donde además de mostrar argumentos en la retaguardia, marcó 12 goles, récord para un defensa en Serie A), le sirvió para ganarse el fichaje por el Inter. Pasó 10 años en el lado neroazzurri de Milán, jugando más de 200 partidos con la elástica interista y siendo campeón del mundo con la Nazionale en el transcurso. Ídolo de los tifosi, su mayor éxito defendiendo Il Biscione acababa de producirse aquella tarde de mayo y apoyado frente al autobús del equipo, lo disfrutaba. El Inter era campeón de Europa 45 años después. Jose Mourinho abandonaba el Bernabéu, pero hizo detener el coche que le llevaba al hotel. Abrió la puerta, se acercó a Materazzi, le abrazó, y rompió a llorar. Muchos interistas lloraron entonces, por la viñeta, por la pintura. Pero el vacío, después, iba a ser aún más doloroso.
Mourinho dejaba el Inter de Milan tras hacerlo campeón de Europa 45 años después.
Ese verano Moratti se abrazaba a los trofeos. Con fuerza, a la anhelada orejona, mientras miraba sonriente al Scudetto y a la Coppa. Pero se abrazaba a ellos como el que se abraza a las fotos. Y no a cualquier fotoRafa Benítez parecía que podría rellenar el vacío dejado por Mou, sino a las que están en lugar del calor. Las que son bonitos recuerdos, pero tristes realidades. Quizá por eso Benítez, nada más aterrizar, y según contó Materazzi, ordenó retirar las fotos de Mourinho, porque no quería que el club viviera de esos recuerdos. La llegada de Benítez al Inter, en aquel momento, fue mirada con respeto. Llegaba, a la vista de la crítica, uno de los pocos entrenadores capaces de llenar el vacío dejado por Mourinho. Al fin y al cabo, Benítez había demostrado ser competitivo al máximo, y llegaba a una plantilla que contaba con algunos de los mejores jugadores del mundo. Julio Cesar, Maicon, Sneijder, Eto’o o Milito como estrellas mundiales, y complementos de plenas garantías como Lucio, Cambiasso, Zanetti o Samuel.
Benítez fracasó. Sus declaraciones tras el mundial de clubes, diciendo que no se sentía respaldado, fueron un detonante clave en su destitución, pero el clima que encontró, en líneas generales, fue desfavorable. Criticar la planificación física de Mourinho durante el año del triplete para justificar las numerosas lesiones que sufrió el equipo le restaron credibilidad. Bien es cierto que durante los 25 partidos oficiales que disputó el técnico madrileño con el equipo, en tan sólo cinco de ellos pudo hacer coincidir en el campo a Julio Cesar, Maicon, Sneijder, Eto’o y Milito, pero las sensaciones iban más allá de la mera mala suerte en ese sentido. El vacío que había dejado Mourinho era más emocional que físico. Las declaraciones de los pesos pesados del vestuario, las sensaciones al escuchar hablar a la directiva, todas, eran la de echar de menos al mejor jefe posible. Benítez trató de ofrecer soluciones, le dio minutos a gente de futuro como Biabiany o Coutinho, pero el clima fue insostenible y acabó con él en la calle. Y fue el principio de la decadencia.
Su sustituto fue Leonardo, en una decisión absolutamente sorprendente porque, aunque su labor al frente del Milan antes de que llegase Allegri no fue del todo mala, era un entrenador sin demasiada experienciaLa inestabilidad invadió Milan tras verse fuera de competición europea, y que, precisamente, había sido en el gran rival de la ciudad. Mantener un rumbo decente con esa plantilla no iba a ser demasiado difícil, y el equipo fue segundo en Serie A, por detrás del Milan y en una temporada en la que la Juventus estuvo muy lejos de competir. Sin embargo, el golpe clave a la plantilla fue la durísima derrota sufrida en el Giuseppe Meazza frente al Schalke 04 en la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones por 2 goles a 5. La prensa se preguntó qué le faltaba al equipo, porqué los Eto’o, Milito, Sneijder, Maicon, etcétera, no rendían como lo hicieron unos meses antes, y la prensa se llenó de rumores de ventas y de compras. De repente, la estabilidad institucional que pareció haber alcanzado el Inter con el trabajo de Mourinho, se desvaneció como un castillo de naipes. El Inter, poco después, iba a volver a las andadas. A las extrañas decisiones en los despachos, y aquella potentísima plantilla iba a empezar a desintegrarse, poco a poco, en el siguiente verano.
Leonardo aceptó formar parte del ambicioso proyecto del PSG, y Moratti creyó que el indicado para reconducir el Inter era Gian Piero Gasperini. El trabajo de Gasperini en el Genoa fue destacable, eso es indiscutble. Consiguió, en su primer año, ascender al club a la Serie A, y en la máxima categoría mantener una línea de buen nivel, llegando incluso a disputar la Copa de la UEFA. Aquel equipo jugaba siempre con línea de tres defensas, formando en muchas ocasiones un 3-4-3 donde había dos hombres de ataque que escoltaban a un 9 fijo produciendo mucho juego exterior. La crítica coincidía en señalar a aquel Genoa como uno de los equipos más vistosos de la Serie A, y quizá, motivado por ello, un hombre impulsivo y, porqué no decirlo, caprichoso como Moratti, pensó en el técnico turinés para que dirigiera al Inter. Y lo de impulsivo, aunque quizá tuviera motivos para ello, se vio completamente reflejado cuando tras llevar cinco partidos al frente, Gasperini acabó siendo despedido.
Ya el mercado de fichajes de ese verano de 2011 dejó algunas mermas importantes. Eto’o, futbolista decisivo en el éxito de la época de Mourinho, fue vendido al Anzhi ruso, y Goran Pandev, otro de los hombres mejor exprimidos por el de Setúbal, se marchó rumbo a Nápoles. A la pérdida de esos jugadores clave, se juntó el problema de que Gasperini llegaba con unas ideas preconcebidas que chocaban radicalmente con el estilo que venía practicando el Inter, tanto con Mourinho, como con Benítez, como con Leonardo. Una defensa de tres centrales, carrileros, pocas opciones de que Sneijder luciera y sobre todo, mucha indeterminación en los nombres que formaban las alineaciones. Gasperini no tuvo tiempo para trabajar y la solución de urgencia fue Ranieri. La socorrida expresión de “la noche y el día”, es bastante recurrente para explicar la decisión.
La llegada de Ranieri tuvo un impacto inmediato muy positivo -algo que no era difícil viendo los terribles resultados de Gasperini en el inicio de campaña-, basándose en un estilo práctico y equilibrado.El pragmatismo típico de Ranieri comenzó bien… aún sin Wesley Sneijder El problema es que coincidió con una lesión que la estrella -por aclamación popular en ese momento después de que poco a poco el rendimiento de los hombres clave del triplete fuese decayendo- del equipo, Wesley Sneijder, se hizo con la selección holandesa. Entonces, Ranieri propuso un 4-4-2 contragolpeador, con dos líneas de cuatro hombres muy juntas y poco concesivas, y con Pazzini – Milito en punta, simplificando las transiciones y verticalizando los ataques. Sin Sneijder el equipo ganó 7 partidos de 8, y esto fue un punto clave para entender su desencanto con la camiseta neroazzurri, hasta acabar siendo traspasado un año después al fútbol turco. En su momento, y en mi opinión, el hecho de que coincidiera un bajón en el rendimiento con la vuelta de Sneijder, tuvo más que ver con la salida -incomprensible- de uno de los hombres claves para Ranieri: Thiago Motta.
Con Stramaccioni son cinco los técnicos que han dirigido al Inter en tres años.
Motta se marchó al PSG en el mercado invernal y el equipo perdió, probablemente, al hombre clave para equilibrar la propuesta. Lo de Motta es un ejemplo más de incompetencia en planificación, y no porque hablemos de uno de los jugadores más dotados del mundo, sino, simplemente, porque era importante en la plantilla. El equipo fue perdiendo el norte y la moda en aquel momento era confiar en gente de la casa. El éxito de Guardiola en el Barcelona era el ejemplo a imitar, y Moratti decidió darle las riendas del equipo a Andrea Stramaccioni, cuyo palmarés era haber ganado la primera edición de la Next Gen Series con el equipo Primavera. Stramaccioni llegó con buenas ideas, intentó siempre todo tipo de soluciones, e incluso realizó un primer tramo de temporada 2012-2013 realmente bueno, alcanzando su punto álgido tras la victoria del Inter en el Juventus Stadium, donde se consideró al conjunto neroazzurri candidato al Scudetto.
No fue fácil. Maicon, Julio Cesar o Lucio se sumaron a las salidas de Eto’o y Pandev, a lo que hay que añadir que Stramaccioni ha tenido que lidiar con las ventas de Sneijder y Coutinho en el mercado invernal. Muchos apuntan que Kovacic, Schelotto o Kuzmanovic han sido llegadas para intentar contrarrestar emocionalmente el fichaje de Balotelli por el Milan, y esto dice muy poco a favor de la planificación deportiva del club. Eliminado de la Europa League por el Tottenham, y cuyo objetivo prioritario al final de este curso es jugar la próxima edición de la UEFA Champions League, el aficionado neroazzurro ha visto cómo en apenas tres años, una plantilla que dominó Europa se ha desintegrado a pasos agigantados. El último rumor tiene que ver con Mourinho, Materazzi y aquella viñeta. La prensa asegura que el sueño de Moratti es que el de Setúbal se siente en el banquillo con Matrix como segundo. Probablemente un sueño demasiado lejano, pero la añoranza de aquellas fotos, pesa demasiado.
@DavidLeonRon 26 marzo, 2013
"Marco Materazzi buscó su sitio durante muchos años, hasta que un fantástico curso 2000-2001 en el Perugia (donde además de mostrar argumentos en la retaguardia, marcó 12 goles, récord para un defensa en Serie A)"
Siempre recordaré un amistoso de aquellos de verano en Telecinco, de cuando había anuncios en medio de los partidos… un Madrid-Perugia, que un tal Materazzi marcó un cabezazo precioso a la salida de un corner. Al loro, goleador en la final de un Mundial. Y después de suplir a Nesta todo el torneo.
"La llegada de Benítez al Inter, en aquel momento, fue mirada con respeto. Llegaba, a la vista de la crítica, uno de los pocos entrenadores capaces de llenar el vacío dejado por Mourinho"
De hecho, fue el entrenador que más y mejor le compitió a Mou en la Champions. Le sacó de dos torneos, y yo creo que siempre con peor plantilla. En 2005 indiscutiblemente vaya, por mucho.
"el clima que encontró, en líneas generales, fue desfavorable"
En defensa de Benítez, hay que decir que hasta el propio Mourinho hubiera sufrido para mantener ese proyecto vivo. Es que no, murió con gloria en el Bernabéu, y el primero que lo sabía debía ser Mou.
"el aficionado neroazzurro ha visto cómo en apenas tres años, una plantilla que dominó Europa"
Bueno, dominar lo veo pelín excesivo. Para mí el Inter ganó con plena justicia la Champions, pero no es menos cierto que la forma en que lo consiguió, como dije antes, difícilmente era prolongable en el tiempo. Madrid, Bayern y por supuesto el Barça han aplicado un modelo que puede darles una Champions, dos o ninguna, pero ahí están, peleando año atras año hasta el final de las competencias. Eso para mí es dominar, aunque la pelota te pegue en el palo de tarde en tarde. El Inter no tenía un modelo para alargar su reinado.