El fútbol es de los futbolistas y de Sir Alex Ferguson. Old Trafford presenció ayer la puesta en escena más extraordinaria y significativa que la Champions League ha vivido en veinte ediciones. La más valiente, la más genuina, la más poderosa. Ferguson nació en Escocia, cambió Manchester, lidera Inglaterra, sentó a Rooney y todos le creyeron. Y eso es lo fascinante, que todos le creyeron. Prescindió de su mejor hombre, del líder natural que define el estilo y el sistema, pero sus 11 discípulos saltaron al campo con el convencimiento de un campeón de Europa. El 05-03-2013 vio jugar a un equipo de título, de fe en la imaginación de un portento de 71 años que, inspirado, venció a José Mourinho por juventud, por atreverse a reír como un niño. Hasta que el balón le exigió reflejos. Tenía 1 minuto; necesitó emplear 15. Le despidieron.
El Real Madrid está en cuartos de final. Durmió muerto en el Teatro de los Sueños, como quien nunca más despertará, pero el destino le tendió una mano inesperada y supo aprovecharla. La tarjeta roja a Luis Nani no fue producto del juego. El Real no aceleró la noche como para desbordar al Manchester United, no ganó área en posición de ventaja para provocar un gesto instintivo, no trazó una carrera virtuosa que exigiese contundencia de más… Pero esas cosas del fútbol decidieron que el club de las 9 Copas de Europa debía tener una oportunidad tras aquel gol de Zidane, que bien pudo ser maldito, visto con perspectiva. El mérito blanco residió en su rápida reacción, pues el portal mágico no iba a quedarse abierto toda la noche, y ellos no dudaron en entrar tras el primer rayo de luz. También contó que los mejores jugadores sobre el césped eran los de Mourinho. Varane, Sergio Ramos y Modric, con ayuda de muchos, recuperaron al Real Madrid.
El marcaje al hombre de Welbeck sobre Xabi Alonso definió el marco táctico del duelo.
Sí, el Real Madrid tenía a los jugadores más dotados. Tanto es así que el respeto a Xabi Alonso provocó la suplencia del, para muchos, tercer mejor futbolista del mundo. El pánico a un gran encuentro del vasco era total, pues Ferguson conocía la debilidad de su equipo entre líneas, y sintió que para ser superior requería tres cosas: encerrarse en pos de minimizar espacios atrás, un trabajo específico sobre el pasador rival de más talento y un delantero rápido en punta que pudiese correr el contraataque con esperanzas de triunfo ante los gamos que escoltaban a López. El Manchester United cerró dos fieras líneas de cuatro cerca de De Gea, propuso un marcaje al hombre de Welbeck sobre Alonso, como los que sufrían Maradona y Platini en los 80, y voló tras robar el cuero como alma que lleva el diablo. Rojo. Manchado por sangre Real. Sir Alex no encontró lugar a Rooney en este plan. Lo más lógico era repetir en banda derecha, pero prefirió la zurda de Giggs a la diestra de Wayne. El galés milenario tenía tiempo y espacio para lanzar cada contra hacia el pie de Nani, el pecho de RVP o la ruptura de Welbeck. La espalda de Cristiano sigue siendo un problema defensivo no resuelto. Allí se corre o se está, a gusto del oponente. Es un espacio fácil en días difíciles.
Ryan Giggs aprovechó que C. Ronaldo nunca bajaba a cubrirle para lanzar buenas contrasNo obstante, la traba principal para el Real Madrid fue su ataque estático. Condenado a tener un 65% de posesión y a intentar desbordar a 9 defensas bien puestos, el fracaso fue evidente. Para Xabi era imposible recibir la pelota, y, con la masificación de hombres que había en la zona de Ronaldo y Özil, les era muy complicado encontrar una posición que les dejase tres segundos solos, que es lo que necesitan tipos como Coentrao, Ramos o Khedira para poder filtrar un pase de calidad. Faltó iniciativa, excepto en Di María e Higuaín. El extremo bajó al primer escalón creativo, a donde viven Sami y Alonso, recibió pese al acoso de Evra, giró a veces y, tras desbordar a su marca, aclaró algo el horizonte. Gonzalo, con sus desmarques hacia las bandas, le ofrecía líneas de pase. La conexión argentina ganó metros y córners para el Madrid. Si a esto se le hubieran sumado un par de cambios de orientación de Ronaldo, tres conducciones de Varane y Ramos hasta campo contrario y cuatro trucos de Özil, el Madrid hubiera resistido mejor. No fue el caso, perdió la pelota con regularidad ante un United muy entero y exigió a los épicos Varane y Sergio Ramos defender situaciones de 1 x 1 cada 3 minutos. Nunca tenían superioridad numérica. Uno iba contra Van Persie al apoyo y el otro contra Welbeck, que siempre les pillaba a contrapié, al espacio. Perdieron algunos duelos, cómo no, pero fueron los héroes de una resistencia casi milagrosa.
El clarividente Luka Modric estuvo muy por encima del resto de atacantes del Real Madrid.
La segunda parte comenzó con Kaká (Di María se había lesionado) asentado y un cambio de sistema en el Real Madrid: del 4-2-3-1 a un 4-4-2 con Özil de interior derecho y Kaká de interior izquierdo. En banda se recibe más fácil, y Mourinho confiaba en que Mesut y Ricardo pudieran ganar metros. En que acercasen al Madrid a la meta rival. Pero sin tiempo a nada, una jugada desgraciada de Ramos teñía de pura coherencia el marcador del partido. 1-0. El United estaba clasificado. Se atisbó una ligera reacción blanca, que jamás sabremos si era de verdad o de mentira. La roja de Luis Nani cambió el devenir de los acontecimientos. Mourinho quitó a Arbeloa, puso a Khedira de lateral derecho y completó a Xabi Alonso en el doble pivote con Luka Modric, el centrocampista que el Madrid pidió y no tuvo en muchos compases de la semifinal del año pasado. Lo del genio croata fue una exhibición de mérito. La Champions afirma año tras año que remontar contra 10 hombres es un reto para grandes, y el Real no sólo lo consiguió, sino que lo hizo de manera consecuente. Welbeck pasó a la izquierda y liberó a Xabi Alonso, Van Persie no fue capaz de marcarlo con la misma intensidad y Modric resultó indefendible, y nadie le defendía. Para colmo, con el Madrid instalado en la frontal y el United aculado, descubrimos cuál era la apuesta de Mourinho para atacar en posicional: cancha dividida en izquierda y derecha e intercambios de posición constantes entre Kaká y Ronaldo allí y Özil e Higuaín aquí. Ferguson debió reaccionar mucho antes. La sacudida estaba siendo brutal e incesante.
Si los primeros 55 minutos del Real hablaron de mal juego, los últimos 20 desnudaron su nerviosismo.
Anotado el 1-2 tras centro de un, en banda derecha, sobresaliente Higuaín, el Real Madrid demostró que no sólo le falta juego para competir esta Copa de Europa hasta el final, sino también empaque. Mourinho cambió a Özil por Pepe, el portugués hizo de Arbeloa, Khedira recuperó su puesto en la medular y Modric fue alejado del balón. ¿Por qué no 4-3-3 con Modric de interior en vez de 4-2-3-1 con Luka de mediapunta, cuando el croata era el más seguro y claro con la posesión en su poder? No es que ésta fuera la causa del descalabro, pero tomar dicha decisión táctica podría haber sido una ayuda extra para los blancos, que perdieron el control del encuentro pese a la superioridad numérica. Por supuesto tuvieron ocasiones y no hicieron el 1-3 por casualidad, pero la Champions no es eso, sino evitar, por todos los medios, que el rival tenga la opción de hacer el 2-2. Aun considerando que el Real Madrid no jugaba solo, que enfrente estaba un Manchester United que es puro orgullo y que bajo el aliento de Old Trafford ha protagonizado más remontadas que ningún otro en el último lustro, el sabor de boca que dejó el Real en ese final fue amargo. No obstante, hoy caben pocas lecturas negativas. Los resultados sacaron a los blancos de la temporada en noviembre, y una semana impresionante (victorias en el Camp Nou, en el Clásico de las rotaciones y en Old Trafford) recuperan el año. El vestuario se ilusionará y se marcará objetivos. Mourinho vuelve a estar en disposición de mejorar el equipo. Tiene trabajo. Le sobran recursos. Si triunfa, se lo dedicará a Ferguson.
@MarcosVaquero 6 marzo, 2013
Al descanso, mi sensación fue que creer en el pase del Madrid era un acto de fe. Nada de lo visto sobre el campo invitaba a pensar en ello. Entre la roja a Nani y el 1-2 está la definición de la Champions, la competición de los detalles.
Ahora mismo el RM no es favorito para la Champions, veremos si para la próxima ronda siquiera, pero la segunda parte de Old Trafford deja un apunte para el optimismo: Higuaín, Modric, Kaká y Diego López sumaron, y sumaron bien; en el Madrid no decidían los secundarios un drama así desde no sabría decir cuándo…
Mourinho se ha encontrado con el mayor compromiso de la plantilla justo en la semana crítica. Hoy el vaso está medio lleno.